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“Prudencia Ayala: inmortal, amores de loca”

Tania Primavera,

Periodista y escritora 

 

Era la mañana del 16 de agosto de 1930. Una mujer morena, vestida de azul, caminó hacia el Palacio Nacional, solicitó audiencia. Ninguno de los múltiples periodistas quiso abordarla para hacerle una entrevista. No fue atendida. Pero al salir, “la candidato” se retiró sonriente. Contemplando las gradas del palacio y pensando para sí: “Aquí mandaré yo”.

¿Quién es ella? Una modista, una lectora de cartas y quiromancia, una madre soltera, una indígena, una …mujer. Su nombre: Prudencia Ayala.

Nunca escuché de ella en la escuela, era invisible. No importó su lucha que fue opacada. En los libros de historia no aparecía. A finales de los noventas, fue que escuché sobre las investigaciones que comenzaba a hacer Santiago, director del Museo de la Palabra y la Imagen (MUPI).

Abro carpetas en el Archivo Histórico del MUPI. Leo sus pensamientos, hay artículos publicados sobre ella en periódicos y revistas, me hacen sentir en el año 1930. Ante ella, una sociedad que no reconocía el derecho al voto a las mujeres salvadoreñas. Como ciudadana si, pero sin derecho para elegir, siempre estaba a la sombra. Las largas melenas de las mujeres en la ciudad San Salvador, fueron reemplazadas por nuevos cortes radicales, como el famoso Bob. Las cintas en la cabeza, vestidos holgados, escuchar jazz, etc. La opulencia y la pobreza juntas, el silencio ante un derecho, una realidad.

Prudencia Ayala nace en una noche de tormenta, el 28 de abril de 1885. Según cuenta ella en sus memorias, su madre Aurelia Ayala venía cabalgando embarazada por los caminos clandestinos que de Guatemala conducen a Sonsonate. Y de repente, un rayo cae cerca de Aurelia, causando la muerte de tres campesinos. Da a luz a su hija, en una cabaña de paja en Sonzacate, departamento de Sonsonate.

De su padre, el mexicano  Vicente Chilel no se sabe mucho, pero también era de origen indígena como su madre. Veo la foto de Aurelia, se nota una fuerza muy especial. A los meses de nacida, se trasladan madre e hija hacia la ciudad de Santa Ana, lugar que conozco perfectamente, ahí crecí, en esa época habitaban muchos pudientes, abundaban cafetaleros, calles empedradas, un lugar de cultura y sociedad. Un lugar de miles de trabajadores en las fincas de café que llegaban hasta los alrededores de esa ciudad. Descalzos, con sus cotones blancos, con sus sombreros de paja.

Ella caminó por esas aceras, observó, leyó, creyó en su ideal inmortal, amores de loca, como ella misma decía. Le dijeron loca muchas veces.

Según relata en una biografía, publicada en el Diario del Salvador, y pedida de la Prensa Unida de Nueva York por medio de su representante don Francisco Espinoza, dice: “de diez años estudié solamente un año en el colegio de la colombiana María Luisa de Cristofine de Santa Ana”.

Debido a inconvenientes económicos de su madre, ya no pudo seguir estudiando. Pero eso bastó para poder aprender a leer y escribir, y promover sus dones e ideas libertarias y justas para las mujeres de la época. A la vez ganándose la vida de costurera.

Aunque parecería una más de sus locuras, Prudencia Ayala sentía que tenía un don psíquico de predecir cosas, y desde muy joven comienza a escuchar voces que le hablan del futuro, y esas cosas comenzó a publicarlas en el Diario de Occidente de Santa Ana.  En 1914, predijo la caída del Káiser de Alemania.

Su inclinación a la literatura, el arte de adivinar el futuro y la lucha por los derechos de la mujer continuó. Al comenzar a publicar esas predicciones, y acertar,  don Rosendo Díaz Galeano, quien le corregía sus escritos, la bautizó con el sobrenombre de “La Sibila Santaneca”. El nombre “sibila”, proviene de un personaje de la mitología griega y romana. Se trata de una profetisa,  capaz de conocer el futuro. Le quedo ese “apodo” al final.

En muchos de los artículos que leo, percibo el menosprecio, le nombran como “La Prudencia”. La Prudencia aquí, La Prudencia allá… Como una forma despectiva de ver que una mujer pensante, y políticamente incorrecta para su tiempo.

En 1918 publica en Santa Ana “Aguinaldo a las Naciones” donde habla que ese escrito “fue una visión que la tuve en el año de 1912. El interés que pongo de mi parte en obsequiar Aguinaldo a las Naciones, es para que penetrados en el sentimiento de igualdad podamos formar una cadena de verdadera fraternidad universal en la práctica de la justicia”…

Por sus ideas políticas fue prisionera, por feminista, y por hacer conciencia en la mujer en pro de los derechos ciudadanos, para que la mujer pueda desempeñar puestos públicos.  Es así que 1919, es encarcelada en Atiquizaya por criticar al alcalde. Después marcha a Guatemala, donde es procesada y encarcelada acusada de participar en la planificación de un golpe de Estado contra el presidente Estrada Cabrera. En Guatemala tenía amistades vanguardistas, que posiblemente le dieron ánimo en sus luchas. Posteriormente, es expulsada a El Salvador. Es por ello, que publica “Escible. Aventuras de un viaje a Guatemala”. Escible, quiere decir “que puede o merece saberse”. Esas vivencias marcaron su vida política y rebelde por una causa moderna y ciudadana.

A todo eso, en medio de sus ideales. También ocurre un suceso, María Solano de Guillén, quien inspirada en los movimientos de mujeres en el mundo y asesorada por la Liga de Mujeres Neoyorquinas funda, el 19 de abril de 1922, la “Sociedad Confraternidad de Señoras de la República de El Salvador”. El 25 de diciembre de 1922, marcharon de azul en apoyo a la candidatura para presidente de Tomás Medina, por primera vez por las principales calles capitalinas exigiendo el derecho femenino al sufragio, hasta ese momento un derecho exclusivo de los hombres. La respuesta del gobierno fue que la Guardia Nacional disparara contra ellas; murieron personas ahí.  La manifestacion de mujeres fue dispersada a tiros y machetazos frente a la entrada de la iglesia el Calvario. Se dice que Prudencia pudo acompañar esta marcha y librarse de la muerte.

Sin dejar su trabajo de modista, o de lectora de cartas,  Prudencia Ayala ahorra todo lo que puede para poder publicar sus notas, sus pensamientos.

En 1925, publica en San Salvador  “Inmortal, amores de loca”, con la Imprenta Arévalo. Contiene una serie de temáticas, algunos publicados en periódicos de la época años atrás.

Esta compilación, según ella, era “un libro libre y huérfano en apoyo. La fortuna o la desgracia, es ser hijo u obra de una mujer la más humilde que ha producido la Nación de Centro América”.

Expresa ampliamente su pensamiento tildado de locura, es por eso que irónicamente desafiante e impetuosa escribe “todos los seres dotados del uso de razón, por lo que sienten y piensan, tienen derechos que reclamar y defender recíprocamente entre los dos sexos que componen el complemento del hogar, de las sociedades y del Estado”.

Es un libro que está conformado por múltiples pensamientos, temáticas, y vivencias. Sobre el amor, tristeza, el mar, los árboles, la inspiración, la batalla, la soledad, el hipnotismo, el espíritu,  entre otros. Por ejemplo, en uno de esos apartados llamado “Quince de septiembre” dice:  “¡Oh! La dicha que ejercen los pueblos cuando están gobernados  por la equidad de esas antorchas luminosas, que destruyen la ignorancia con la instrucción para llevar a la nación por el camino del progreso… ¡Oh! Desgracia fatal, cuando se apodera del rebaño de la Patria, el murciélago que busca oscuridad”.

Confiesa aquí, que “Inmortal, amores de loca”, también es germen que produce bien, porque es aquí, donde se refleja el árbol de su vida en flor de ideales y amores.

La vida social y política del país continuaba como si nada, las mujeres sin derechos, obligadas a obedecer a callar, a posar en la sociedad, a trabajar y servir. Pero ella no se conformó. ¡Porque el hombre y la mujer son parte de la sociedad!

Es así como en 1928 publica un nuevo libro, “Payaso literario en combate” en la misma imprenta Arévalo. Una historia que claramente habla de los derechos y la equidad, y también compila varias notas publicadas sobre ella en diversos periódicos o revistas, y donde se le llama “Nuestra Sibila”.  Menciona la historia de su madre Aurelia y su padre el mexicano Vicente Chilel: “En el año de 1915 mi padre me visitaba desde Sonsonate hasta Santa Ana”.

Se sentía orgullosa de ser una indígena, nacida en ese pueblito de Sonzacate. Entre ese trópico y donde abundaba el agua.

Ya para finales de la década de 1920, El Salvador estaba sumergido en una crisis económica. Ya existían indicios de reuniones secretas entre los cafetales por parte de los campesinos organizados. En 1929 cayó la bolsa de Nueva York, que también hizo venir abajo la economía nuestra. Con esa excusa, las personas más pobres, la mayoría, sintieron ese golpe, en un país de un millón y medio de habitantes.

En las fotografias de Prudencia, se le puede ver con atuendos elegantes, aunque sobrios, que ella de confeccionaba. Hacía todo lo posible de verse bien, a pesar que no tenía un peso, que no pertenecía a la alta sociedad “pensante”, y a pesar de ser mujer.

El 24 de abril de 1930, Prudencia Ayala envía una carta desde Ciudad de  Guatemala, a Casa Presidencial, al presidente Dr. Pío Romero Bosque, donde dice: “no queriendo que el sexo femenino permanezca fuera de la ley restringida de los derechos ciudadanos, lanzo mi candidatura para Presidente de la República, inspirada en la justicia de un gobierno mixto que identifique la soberanía de la nación en los dos sexos, en la política cívico social que instruya al ciudadano”.

Los periódicos en El Salvador, comienzan a dar a conocer, la posibilidad de una candidato “mujer”.

Desde Guatemala, Prudencia lanzó su candidatura y programa de gobierno en “Redención Femenina”, un periódico que fundó y publicó tres números. El primer número, fechado en junio de 1930.

Fue ella, la pionera en América Latina, quien irrumpió y se atrevió naturalmente en dar ese paso para la candidatura a la Presidencia cuando la legislación salvadoreña aún no reconocía a la mujer para ejercer el voto, menos para optar a un cargo político.

 

Y es en Redención Femenina que escribe en el editorial: “La mujer ha gobernado en Europa en el sistema monárquico. ¿Qué de extraño tiene que gobierne en las Repúblicas del Continente indo-latino-hispanoamericano en el sistema democrático?…Es razón, puesto que el hombre y la mujer forman el cauce del mundo: los dos forman el hogar, los dos forman la sociedad, los dos deben formar el concepto ciudadano y construir las leyes democráticas contra la esclavitud, los dos deben formar el gobierno”.

Muchas burlas surgieron, durante el año 1930, caricaturas muy ofensivas mostrándola como  “la fea”, “la marimacha”, “la loca” “la Prudencia”… Ella creía que las mujeres debían apoyar su candidatura.

Por honor, porque no era posible pensar que esas mujeres quisieran seguir bajo el oscurantismo político, sin derechos, sin potestad de su individualismo como seres humanos y ciudadanas. Estaba segura que tendría apoyo de las mujeres.

En Santa Ana, el 7 de julio de 1930, en el vespertino Diario La Época, fue publicada una breve entrevista que le fueron a hacer al lugar donde se hospedaba en la Pensión San Francisco, ella mantiene el optimismo para su candidatura, se lee.

También el Diario El Espectador, del martes 15 de julio de ese año, titula “Estudiantes universitarios ovacionaron hoy a Prudencia Ayala”, ahí mencionan que fue al pasar frente al edificio de la Universidad, y que le aplaudieron lanzándole vivas, y se detuvo a conversar sobre los derechos femeninos.

Portando un bastón en su mano, símbolo de la intelectualidad y por rebeldía, se presentó ante el congreso.

 

En 1930, La plataforma de Prudencia Ayala, promovía los derechos de las mujeres, el respaldo a los sindicatos y el reconocimiento de los llamados “hijos ilegítimos”, entre otros.  Su acción implicó un triple desafío ya que era indígena, mujer y madre soltera.   Además no tenía estudios universitarios, apenas había ido a la escuela.

El debate sobre su derecho a ser candidata a la presidencia llegó a la Corte Suprema de Justicia de El Salvador. Los magistrados fallaron en su contra.  Los jueces determinaron que las leyes no concedían el derecho ciudadano a la mujer, como consecuencia, no podía ser candidata.

Pero Prudencia no entendía eso. ¿Cómo? Si según la ley, era una ciudadana de la nación, y no quería entender porqué no era razonable que las mujeres no son ciudadanas en el pleno sentido de la palabra: de elegir y ser electa.

La auto-postulación presidencial de Prudencia Ayala la convirtió en la primera mujer en El Salvador en tratar de optar a esa investidura.  Aunque posiblemente ella sabía que su aspiración a la presidencia era algo irrealizable, su acción sentó un precedente histórico que abrió el sendero hacia la conquista de los derechos civiles y políticos de las mujeres salvadoreñas.  No tuvo oportunidad de participar. Si hubiera ganado esas elecciones, hubiera sido Presidenta. La primera en serlo en América Latina.

Prudencia luchó y lo hizo en momentos álgidos de la historia política de El Salvador. Así es que Arturo Araujo ganó las elecciones en enero de 1931. Gobernando desde marzo. El 2 de diciembre de ese mismo año, su vicepresidente, el general Maximiliano Hernández Martínez, le da un golpe de Estado, y queda como presidente, postergando su dictadura con falsas elecciones antidemocráticas durante tres periodos hasta mayo  de 1944. Durante ese gobierno, estalla el 22 enero de 1932 el levantamiento indígena campesino, exigiendo mejores condiciones de vida y trabajo. No fueron escuchados. Esta rebelión, es sofocada violentamente ocurriendo “La Matanza”.

Desde el estallido insurreccional, día en que también hizo erupción el volcán de Izalco, como presagiando este suceso, muchos mueren fusilados, perseguidos, vejados, sin juicio. Las botas de los guardias, peinan los caminos rurales en busca de campesinos, para ejecutarlos. En ese panorama, las mujeres fueron sobrevivientes. Aunque apoyaron la causa, se reprimió sobre todo a los hombres de 12 años en adelante, aun no hay datos exactos pero es entre 10 mil a 30 mil muertes.

De esos años, hay un articulo que le dedica a Prudencia el general Presidente Hernández Martínez. Donde prácticamente la descalifica. En medio del revuelo político y opresión. En tensa calma. Desde San Salvador, Prudencia Ayala envía una carta al presidente Ubico de Guatemala, en marzo de 1932, donde le solicita poder entrar a ese país, ya que le obstaculizaron la entrada. No creo que recibiera respuesta Prudencia. Ubico era otro dictador. Y ella ya estaba fichada.

El Salvador vivía un momento difícil, donde con naturalidad queriendo cubrir la represión, se busca y requiere forjar las bases fundacionales de esa Nueva Nación, de “Lo Nuestro”, bajo los cimientos de miles de campesinos muertos. Muchos espacios culturales en la capital, alabaron las propuestas del general Martínez de promover su política de la cultura. A su manera.

Pero el terror y el silencio reinaba en los campos, en los cafetales, en los descalzos, en los pocos hombres que quedaban…

Fueron las mujeres las que guardaron el idioma Náhuat, en el seno del hogar, y se fue dejando de usar la vestimenta tradicional, el refajo. La gente con apellidos indígenas también los cambiaron para no ser identificados con la insurrección. Ya que todo el que pareciera indígena, o tenia apellido indígena, o era obrero o trabajador, o joven, era un atentado contra la patria, era comunista o era rebelde, y había que fusilarlo. Mucho silencio reinó durante décadas,  entre las poblaciones rurales, sobretodo en el occidente del país.

Prudencia vivió todo eso. Al parecer siguió viviendo aquí. Hay un anuncio de 1935, en los archivos del MUPI, donde se promueve como Sibila, para adivinar el futuro, atendiendo en el Hotel Regis, de Santa Tecla.

Prudencia Ayala murió el 11 de julio de 1936. Sus restos yacen en el Cementerio de Los Ilustres de San Salvador.

Las mujeres salvadoreñas obtuvieron por primera vez el derecho al voto  hasta el 5 de diciembre de 1938, cuando la Asamblea Constituyente aprobó, con 27 votos a favor y ocho en contra. Pero con objeciones, el artículo solo permitía votar a “mujeres casadas mayores de 25 años y a las mujeres solteras mayores de 30 con alto nivel de escolaridad”. Este hecho, nunca se llevó a la práctica, por la inestabilidad de la época en el régimen de Hernández Martínez, derrocado por la Huelga de Brazos Caídos en mayo de 1944.

Fue hasta en 1950, que se aprobó este derecho ciudadano a la mujer. Realizando ellas el sufragio por primera vez en marzo de 1950.

Prudencia dejó un camino alumbrado en esa oscuridad.

El Museo de la Palabra y la Imagen diseñó la exposición “Prudencia Ayala Presidenta”, publicó un folleto historieta, y también un audiovisual de diez minutos con dibujos animados.

En mayo de 2014, el Estado le entregó a la familia de Prudencia Ayala la medalla de la Orden Nacional José Matías Delgado en el grado Gran Cruz Plata con distinción especial. La medalla máxima distinción a una personalidad en El Salvador. La medalla estuvo expuesta en el MUPI un tiempo desde 2014 a 2016.

Prudencia inmortal, con sus amores de loca, con su ideal, camina erguida junto al bastón que la acompaña clareando el camino de libertad.

Contiene archivos del Museo de la Palabra y la Imagen.

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“Prudencia Ayala: Inmortal, amores de loca” por Tania Primavera

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Jueves 31 de enero de 2019.

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