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Luego de una investigación documental y una una prueba de ADN se pudo lograr constatar los lazos biológicos de Hilda Marisol y Gisela Yamileth, con su madre Ángel María Ramos. Foto Diario Co Latino/ Cortes APB.

Pro Búsqueda logra un nuevo reencuentro de niñez desaparecida

Desde sus inicios, Pro Búsqueda registra 475 casos resueltos, con 296 de personas reencontradas con sus familias biológicas, 87 casos en proceso de reencuentro, 92 casos de niños y niñas desaparecidos que fueron localizados fallecidos y 578 casos, en gestión, que siguen desaparecidos.

Gloria Silvia Orellana

@DiarioCoLatino

Fundidas en un abrazo que tardó 39 años en realizarse, entre una madre y sus dos hijas separadas por una adopción irregular ocurrida en la década de los años ochenta, en el contexto del conflicto armado. Un encuentro que da paso a la esperanza para otras familias de reencontrarse de nuevo con sus hijas e hijos desaparecidos forzosamente.

Margarita Zamora, de la Unidad de Investigación de la Asociación Pro Búsqueda, explicó que luego de una investigación documental y una una prueba de ADN (análisis genético), se pudo lograr constatar los lazos biológicos de Hilda Marisol Ramos Claros y su madre Ángel María Ramos, a la que se unió su hermana mayor Gisela Yamileth.

El caso comenzó con los datos proporcionados por Hilda Marisol Ramos Claros, quien nació el 27 de diciembre de 1986, en Ilopango, San Salvador, y fue adoptada 5 meses después de su nacimiento.

“Todos estos datos constan en la ficha de adopción, que indica que la niña fue llevada a la Unidad de Salud con 10 días de nacida, y luego fue adoptada cuando tenía 6 meses”, indicó Zamora.

La Asociación Pro-Búsqueda de Niñas y Niños Desaparecidos, fundada en 1994 por el sacerdote jesuita Jon Cortina, luego de la firma de los Acuerdos de Paz, trabajó junto a los padres y madres de familia para buscar a sus hijos e hijas que desaparecieron forzosamente durante el conflicto armado durante la década de los años ochenta.

Desde sus inicios, Pro Búsqueda registra 475 casos resueltos, con 296 de personas reencontradas con sus familias biológicas, 87 casos en proceso de reencuentro, 92 casos de niños y niñas desaparecidos que fueron localizados fallecidos y 578 casos, en gestión, que siguen desaparecidos.

El caso de “Hilda Marisol”, quien ahora tiene la identidad de Sarah Anne Jones Warren, inició el 2 de junio de 2021 cuando “Hilda” envió algunos datos personales y familiares a Pro Búsqueda que retomó su caso para iniciar el proceso investigativo para encontrar a su familia biológica, y específicamente a la madre Ángel María Ramos.

“Se hacen algunas investigaciones y se buscan contactos del lugar en donde ella residía, siempre en San Salvador. Y es el 21 de septiembre de 2021 que se logra el contacto con esta persona, y conocemos a doña Ángel María, se hacen trámites para que ella venga a nuestras oficinas para entrevistarla y realizar una toma de su ADN, para cotejarlo”, explicó.

“Ella se presentó en nuestra oficina y realizamos la entrevista y tomamos su muestra de ADN. En la entrevista afirmó que dio a su hija en adopción, y a su hermana Gisela Yamileth, quien tenía 2 años de edad”, relató Zamora.

Pobreza y engaños en adopciones

Ángel María Ramos, en la entrevista afirmó que era originaria del departamento de Usulután, y que a la edad de 9 años vino a trabajar a San Salvador, con una familiar de la familia de su madre. Y describió que “pasó mucha pobreza y le tocó trabajar siendo una niña”. Y fue a sus 20 años, que tuvo a su primera hija.

“La pariente le regaló una tijera (cama de lona), y ella con sus dos hijas, vivió en una champa, cuando conoció a una señora adinerada que la conocían como -Toyita-, aunque supuestamente el nombre era Antonia. Y es esta persona quien le habla por primera vez de una adopción”, relató.
“Ella le recomendó que diera sus hijas en adopción, porque iban a estar mejor que con Hilda, que ella no podría darles lo que necesitaban, y que estarían lejos de ella, entre 3 meses a 3 años, pero no se las devolvieron. Y no pasó de ser una promesa, sólo recibió una fotografía en donde sus hijas fueron adoptadas y no supo más de ellas”, acotó Zamora.

Para la investigadora de Pro Búsqueda, este impacto para Ángel María fue “duro” y provocó enfermedades que minaron su salud. Posteriormente, tuvo 2 hijos, con su pareja, quien falleció cuando sus niños tenían 4 y 7 años, respectivamente.

Inicio del Reencuentro

Cuando el equipo de investigación de Pro Búsqueda localiza a la madre de Hilda María, ya cuentan con los resultados del ADN, que eran determinantes para confirmar el parentesco por medio de esta prueba genética. Y es en abril de 2024 que se le notificó a la madre y la joven que inició el caso de búsqueda.

“El 18 de noviembre de 2024 se realiza el primer reencuentro virtual, entre Ángel María y sus dos hijas Hilda y Gisela, porque ellas mantenían contacto, luego de ingresar al Grupo de Jóvenes Adoptados de EL Salvador, que les permitió reencontrarse a ellas, y mantuvieron un vínculo y contacto, algo muy bueno para resolver la primera etapa de sus vidas”, expresó.

La Asociación Pro-Búsqueda de Niñas y Niños Desaparecidos, realiza un reencuentro de la familia Ramos Claros. Ángel María se reúne con Hilda Marisol y Gisela Yamilet. Foto Diario Co Latino/ Cortes APB.

“Incluso, ellas se tomaron pruebas de ADN para corroborar que eran hermanas realmente y fue positivo. Y este 22 de abril 2025 se realizó el reencuentro físico de las tres, a la fecha se están conociendo a otros familiares y ya conocen a sus dos hermanos José y Edwin López”, comentó Zamora.

Un Reencuentro que recuerda la deuda del Estado

Ana Julia Escalante, directora de Asociación Pro Búsqueda, indicó que un reencuentro es siempre una alegría para la organización, porque significa un “resultado positivo” a un esfuerzo de las familias que la integran y que vienen sosteniendo desde mucho tiempo atrás.

“Son personas que impulsan acciones en reconocimiento a los derechos de verdad y justicia para las familias que fueron afectadas por la guerra civil, que sufrieron la desaparición o separación de sus hijas o hijos por las condiciones de vulnerabilidad que se generaron a partir de las graves violaciones a los derechos humanos durante el conflicto armado”, expresó.

Un reencuentro es también un recordatorio de la deuda pendiente por parte del Estado salvadoreño hacia la niñez, que fue víctima durante los años de guerra, quienes sobrevivieron a la desaparición forzada y que a la fecha no cuentan con medidas de reparación acorde a los impactos sufridos, finalizó Escalante.

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