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Poesía de Silvia Favaretto

Magdalena

Non mi parlare.

Non mi parlare perché

le parole, buy cialis assassine

tacciono le emozioni.

Parole criminali, pharmacy

testimoni della morte del tempo, nurse

parole che ci sbattono in faccia

il nostro limite di creature mortali.

Astio verso le parole,

suoni ridicoli

che balbetto per dirti quello che sento

che non ha forma e

non si può scrivere se non con

fredda schiuma d’onda

su sabbia calda di sole,

e non si può scrivere se non con

la mia bocca che lecca la tua pelle

e non si può scrivere se non con

pioggia che cade

sul nostro patio,

il patio che conobbe i tuoi baci e il mio collo.

Parole inutili,

scritte in libri ingialliti,

fogli macchiati

da una penna secca e senza inchiostro già,

idee disegnate nell’aria

da qualche pittore che, grazie a Dio,

si é dimenticato l’alfabeto.

Parole frustranti

che si consumano come sigarette

e il fumo scrive nell’aria la tua assenza e

la mancanza che sentono i miei occhi

che anelano il tuo sorriso,

le mie braccia che anelano il tuo calore,

le mie gambe che anelano le tue mani,

la mia anima che anela il tuo inferno,

l’inferno che mi hai iniettato e che

porto dentro per la maledizione

di averti amato.

Quando ti incontrai le stimmate comin ciarono a sanguinarmi.

I miei passi scrivono gocciolando

il tuo nome sul cammino.

Riuscirà il vento a cancellare

il sangue secco della mia storia?

Serviranno queste parole vuote a ridarmi

l’icona del nostro mutuo martirio o

sarà il silenzio la croce che mi merito

e che accetto come mio unico bagaglio in questo viaggio

fra la maledetta colpa del sacrificio?

E tuttavia queste continuano ad essere parole

che non sono grida

e non sono canto

e che non ti comunicano

le spine che sento,

conficcate nelle mie tempie,

conficcate nei miei sogni,

stanchi già dell’incubo del tuo tradimento,

lo stesso tradimento puro delle parole

che non servono non servono non servono

perché non c’è miracolo

ma carezze conservate per troppo tempo in

una mano che è divenuta pugno,

non c’è miracolo

ma ferite schiuse nel costato che

non sanguinano più sotto il supplizio del tuo oblio,

non c’è miracolo

ma piedi sporchi per il lungo cammino che mi porto addosso,

e che dovrai pulirmi con i tuoi capelli,

Magdalena.

Magdalena

No me hables.

No me hables porque

las palabras, asesinas,

callan las emociones.

Palabras verdugos,

testigos de la muerte del tiempo,

palabras que nos echan en cara

nuestro límite de criaturas mortales.

Hastío de las palabras,

sonidos ridículos

que tartamudeo para decirte lo que siento

que no tiene forma y

no se puede escribir sino

con fría espuma de ola

sobre arena caliente de sol,

y no se puede escribir sino

con mi boca lamiendo tu piel

y no se puede escribir sino

con lluvia que cae

sobre nuestro patio,

el patio que conoció tus besos y mi cuello.

Palabras inútiles,

escritas en libros amarillentos,

hojas manchadas

por un lapicero seco y sin tinta ya,

ideas pintadas en el aire

por algún pintor que, gracias a Dios,

olvidó el alfabeto.

Palabras frustrantes

que se gastan como cigarrillos

y el humo escribe en el aire tu ausencia y

la falta que le haces a mis ojos

que extrañan tu sonrisa,

a mis brazos que extrañan tu calor,

a mis piernas que extrañan tus manos,

a mi alma que extraña tu infierno,

el infierno que me inyectaste y que

llevo dentro por la maldición

de haberte amado.

 

Al encontrarte mis estigmas empezaron a sangrar.

Mis pasos escriben chorreando

tu nombre en el camino.

¿Logrará el viento borrar

la sangre seca de mi historia?

¿Podrán estas palabras vacías devolverme

el icono de nuestro mutuo martirio o

será el silencio la cruz que merezco

y que asumo como mi única maleta en este viaje

entre la maldita culpa del sacrificio?

Y sin embargo estas siguen siendo palabras

que no son gritos

y no son canto

y que no te comunican

las espinas que siento,

clavadas en mis sienes,

clavadas en mis sueños,

hartos ya de la pesadilla de tu traición,

la misma traición pura de las palabras

que no sirven no sirven no sirven

porque no hay milagro

sino caricias guardadas demasiado tiempo en

una mano que se hizo puño,

no hay milagro

sino heridas entreabiertas en el costado que

ya no sangran bajo el suplicio de tu olvido,

no hay milagro

sino pies sucios del largo camino que llevo,

y que tendrás que limpiarme con tu pelo,

Magdalena.

 

Rimescolo il mare dentro di me

Quando sarò angelo

vivrò nel faro…

Piangerò guardando le luci delle navi

allontanarsi nella notte…

Sentirò nostalgia

di emozioni mai avute…

Griderò imprecazioni al vento

(perché gli angeli non hanno genitori)

e strapperò una ad una

le piume delle mie ali,

disperata e sanguinaria

per la cattiva sorte

che mi ha dato

meravigliose ali leggere

e un corpo

troppo pesante per volare…

 

Agito el mar dentro de mí

Cuando sea ángel

viviré en el faro…

Lloraré mirando las luces de los barcos

alejarse en la noche…

Sentiré nostalgia

de emociones nunca tenidas…

Gritaré imprecaciones al viento

(porque los ángeles no tienen padres)

y arrancaré una a una

las plumas de mis alas,

desesperada y sanguinaria

por la mala suerte

que me ha dado

maravillosas alas ligeras

y un cuerpo

demasiado pesado para volar…

 

 

 

Pelle

 

Se questa specie di pelle

che mi divide dal mondo

non fosse così sottile,

potrei anche sopportare

il peso della tua vicinanza,

il freddo dell’inverno e

il mio muto destino di poeta.

 

 

 

Piel

 

Si esta especie de piel

que me divide del mundo

no fuera tan sutil,

podría aun soportar

el peso de tu cercanía,

el frío del invierno y

mi mudo destino de poeta.

 

 

Il dolore che mi abita non è più carne

(Ciudad de Guatemala, 2004)

 

Maledetta sia la pioggia

e la morte e l’infanzia

maledetto sia il sudore

le cosce e i fianchi

maledetta sia la parola

e tutti i sensi che si trascina

maledetta sia la mia felicità

e la mia arte se mai dovessi averne

maledetti siano mia madre

e mio padre che non mi hanno mai voluto così

e maledetti siano quelli che leggono queste parole

e che la mia penna

resti muta,

che la mia penna resti muta

e non gridi più.

 

 

 

El dolor que me habita ya no es carne

(Ciudad de Guatemala, 2004)

 

Maldita sea la lluvia

y la muerte y la infancia

maldito sea el sudor

los muslos y las caderas

maldita sea la palabra

y todos los sentidos que arrastra

maldita sea mi felicidad

y mi arte si es que lo tengo

malditos sean mi madre

y mi padre que así no me quisieron

y malditos sean quienes leen estas palabras

y que mi bolígrafo

se quede mudo,

que mi bolígrafo se quede mudo

y ya no grite

 

 

 

Morte della mia prima dimora

 

Nacqui viva e furiosa

mordendo il latte avvelenato

di seni che non volli

mai

lasciare

 

Nacqui feroce e macchiata

scacciata

ferendo tempie con occhi di bimbo

che ancora non si sanno

chiudere

 

E Tu

mi hai mandato a nascere morta

e senza riparo.

Ed era febbraio,

era febbraio.

 

 

 

Muerte de mi primera morada

 

Nací viva y furiosa

mordiendo la leche envenenada

de pezones que no quise

nunca

soltar

 

Nací feroz y manchada

desalojada

hiriendo sienes con ojitos de bebé

que todavía no se saben

cerrar

 

Y Vos

me mandaste a nacer muerta

y sin cobijo.

Y era febrero,

era febrero.

 

 

*Silvia Favaretto (Italia, 1977) obtuvo varios premios literarios italianos (INVES Palermo, 1998 – VALLE SENIO, 1999 – Malattia della Vallata, 2003 -Ibiskos 2006) y poemas suyos han sido incluidos en diversas revistas y antologías. Ha participado en festivales de literatura como el Festival Internacional de Poesía en Medellín, la Feria del libro de Bogotá, el Festival de poesía de Xela (Guatemala), así como en el Encuentro permanente de poetas de El Salvador y el Festival internacional de poesía de Rosario, Argentina y el Festival internacional de poesía en Costa Rica o el Festival internacional de poesía de occidente en Santa Ana, El Salvador. Como traductora ha publicado sus versiones al italiano de poetas suramericanos y alemanes. Ha editado los poemarios bilingüe La carne del tiempo, La Tetra santità e il variopinto orrore, Parole d’acqua – Palabras de agua, y el hipertexto bilingüe El sacrificio de la mar, el cd de poemas Veneziaires Multiverso, además del cuento infantil La mariposa Rossella. En 2008 se publicó en México una antología de toda su obra, Entre la carne y las palabras. En 2011 editaron en San José, Costa Rica, un poemario suyo que se titula Jardín Ardiente. De 2012 es Sacrobosco y en 2014 se edita en El Salvador La noche de los cuerpos y en 2015 el libro de cuentos Quiero tanto a Julio. Ha traducido y publicado en Italia una collecciòn de poemas de Leyla Quintana Marxcelly: Questo amore più forte del tuo silenzio (Gilgamesh, 2015). Ha cursado un doctorado en Letras Hispanoamericanas en la Universidad Ca’ Foscari y en esa misma facultad ha ejercido la docencia como becaria posdoctoral. Ha realizado investigaciones sobre historia política de América Latina y ha incursionado en el periodismo con artículos y reseñas. Es editora de “Progetto 7Lune” y trabaja como traductora y profesora en Venecia.

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