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Obediencia ciega de Alemania nos recuerda El Salvador

César Ramírez

@caralvasalvador

Debemos leer historia, nuestra realidad no es ninguna novedad en la cultura de la humanidad, es muy preocupante la destrucción de instituciones: Justicia, Constitución, Derechos Humanos, etc. situaciones que tienden a prolongarse en “tiempo real” con la reelección presidencial, así vivimos un bucle con los viejos argumentos de 1932.

En realidad, leer “nos salva” de la vida ingenua, esa que solo observa la apariencia de acontecimientos con muchas acciones promocionadas y repetidas miles de veces en los medios de comunicación, por ello el libro: Los verdugos voluntarios de Hitler, los alemanes corrientes y el holocausto / Daniel Jonah Goldhagen – México: Ed. Santillana, 2005. Pág 752 debe ser de lectura vital.

La crítica a la obediencia ciega ha pasado del estamento militar a todas las estructuras de seguridad en estos tiempos, la obediencia ciega es un elemento que inicia una cadena de errores en distintos niveles administrativos y de dirección, origina abusos en mandos intermedios y muchos han sido relatados en detalle por muchos privados de libertad.

La obediencia en Alemania contra los judíos del personal administrativo y jerarquías de esas estructuras en el proceso de: búsqueda, captura, prisión y muerte debe observarse -según Goldhagen- como “voluntariado”, pero esa condición de los custodios, investigadores, ejecutores del genocidio caracteriza su opción no jurídica, sino su modelo de vida, esa obediencia ciega se debe: “ La primera explicación (la coacción) dice que los asesinos no podían negarse. La segunda (obediencia) y la tercera (presión del entorno)  sostiene que los alemanes eran psicológicamente incapaces de negarse. La cuarta explicación (interés propio) afirma que los alemanes tenían suficientes incentivos personales para matar, por lo que no querían negarse a hacerlo. La quinta explicación (miopía burocrática) afirma que a los ejecutores ni se les ocurría la posibilidad de negarse a realizar la actividad recomendada, de la que eran responsables” pág 32 Idem.

¿Por qué en el modelo de seguridad el tema de la obediencia es tabú? Recordemos las palabras de Monseñor Romero: Hermanos son de nuestro mismo pueblo, matas a sus mismos hermanos campesinos y, ante una orden de matar que dé un hombre, debe prevalecer la Ley de Dios que dice: “no matar”… esa sentencia tiene sinónimos: torturas, violación, desaparición forzada, golpizas y otras que ocurren en el sistema penitenciario nacional.

Para los voluntarios alemanes de crímenes en aquellos tiempos el autor afirma: (…) las acciones de los perpetuadores exigen tomar en serio su realidad fenomenológica. Debemos intentar la difícil empresa de imaginarnos en su lugar, realizando sus actos, actuando como lo hicieron, viendo como lo contemplaron. Para ello siempre debemos tener en cuenta la naturaleza esencial de sus acciones genocidas: mataban a hombres, mujeres y niños indefensos, personas que con toda evidencia no constituían ninguna amenaza militar para ellos, a menudo extenuadas y débiles, con una inequívoca angustia física y emocional, y que a veces suplicaban por sus vidas o las de sus hijos. Demasiados intérpretes de este período, en especial cuando llevan interpretaciones psicológicas, hablan de las acciones de los alemanes como si estuvieran hablando de actos mundanos, como si tuvieran que explicar poco más que el hecho de que un hombre honrado cometa en ocasiones un pequeño hurto. Pierden de vista el carácter fundamentalmente distinto, extraordinario y penoso de esos actos” pág. 43

Si leemos nuestra realidad en aquella guerra civil o las actuales prisiones el retrato nos ubica en sitios similares que limitan con el exterminio de inocentes.

Inocentes son todos los que no tienen debido proceso: venezolanos, salvadoreños, inmigrantes deportados de Guantánamo, muchos innominados y calificados de terroristas sin una sentencia en tribunales…

El tema de la obediencia ciega es muy peligroso, ya lo sabemos desde tiempos bíblicos con Juan “El Bautista” que clamó en el desierto a favor de la justicia, sufrió cárcel por Herodes que obedeció ciegamente a su hija Herodías, también el testimonio de Monseñor Romero, en consecuencia, debemos devolver la vista a los ciegos, operarles sus ojos para que vean con claridad: “el respeto a la vida de sus hermanos inocentes”. amazon.com/author/csarcaralv

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