¡NO DESISTAS!

Álvaro Darío Lara

Escritor y docente

 

De esos inolvidables días colegiales, de primaria y de tercer ciclo de antaño, guardo, entre otros gratos recuerdos, los poemas que leía, y aquellos que los maestros tradicionales nos hacían memorizar y declamar con esos aires melodramáticos de voz impostada y de risible mímica. Siempre pensé, a pesar de mis escasos años de entonces, que la poesía era otra cosa, quizás muy distante de toda la parafernalia de las veladas, clausuras y efemérides, a las que tan devotos eran antes los colegios y escuelas.

Sin embargo, ¿quién de nosotros no conoció a José Santos Chocano, Amado Nervo, Alfredo Espino, Rubén Darío, Constancio C. Vigil, Gabriela Mistral, Claudia Lars y otros tantos iguales, mayores o terriblemente menores aedas, que a fuerza de declamaciones, llegaron por primera vez a nuestros iniciales asombros…?

Por supuesto, de esas prácticas, algunos despistados, llegaron a creer que la poesía era cuestión de teatro de poca monta, de ese teatro, tan dado a los malabares escénicos y verbales, histriónico en grado sumo.

¡Pobre poesía tan martirizada por aquellos gordos maestros de insurrectas cabelleras alisadas a fuerza de Glostora, colorados y sudorosos, cuando cantaban, sobre todo, el Himno Nacional; y por aquellas mentoras de medias, y altos peinados, que olían a polvos faciales, a talco, y a lechosas cremas de manos…! Eran, sin duda, otros tiempos. Algunos profesores comenzaban y terminaban sus clases, con “frases célebres”, que en lo particular, me gustaban y animaban a ir en búsqueda de libros y autores que desconocía.

También algunas radioemisoras, destinaban breves espacios para la difusión de poemas, pensamientos y palabras inspiradoras. Traigo a la memoria, a propósito de este especie de poemas, uno del poeta británico, nacido en la India, Rudyard Kipling (1865-1936), me refiero a “No desistas”, probablemente muy inferior literariamente al conjunto de su obra, pero sí, muy cargado de un especialísimo optimismo que hoy más que nunca los salvadoreños necesitamos, frente a nubarrones que por momentos parecieran atemorizarnos o defraudarnos, llenándonos de incertidumbre o escepticismo.

Por cierto, acerca de Kipling dice Borges “Rudyard Kipling nació en Bombay, a la que dedicó, hermosamente, su primer libro de poemas, The Seven Seans. Supo el hindi antes de saber el inglés y conservó, casi hasta el fin, la capacidad de pensar en ambos idiomas (…) Rodeado por la fama, Kipling, fue siempre un hombre distante y solitario”.

Para ustedes, entonces, de Kipling, “No desistas”: “Cuando vayas mal las cosas/ como a veces suelen ir,/cuando ofrezca tu camino/solo cuestas que subir,/ cuando tengas poco haber/ pero mucho que pagar,/y precises sonreír/ aun teniendo que llorar,/cuando ya el dolor te agobie/y no puedas ya sufrir,/ descansar acaso debes/¡pero nunca desistir!/Tras las sombras de la duda/ya plateadas, ya sombrías,/puede bien surgir el triunfo/no el fracaso que temías,/ y no es dable a tu ignorancia/figurarte cuán cercano/pueda estar el bien que anhelas/y que juzgas tan lejano./Lucha, pues por más que tengas/ en la brega que sufrir,/cuando todo esté peor,/más debemos insistir”.

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