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Nayib Saca o Tony Bukele

Iosu Perales

No debe ser casualidad que prensa europea presente a Nayib Bukele como el candidato derechista de Gana. Es el punto de vista de quienes tienen una visión libre, no atada a ningún compromiso con ningún candidato.

Pienso que semejante calificativo de derechista algo tiene que ver con el vínculo que une a Bukele con el expresidente Tony Saca, imputado por haber sustraído fondos del Estado, y a quien la Fiscalía pide 10 años de cárcel. Cerca de 300 millones de dólares fue el botín de Saca, quien tuvo en su primo Herbert Saca al hombre que movía los hilos de la corrupción. Hacía el trabajo sucio para favorecer al Gobierno y a un grupo de funcionarios. Este mismo hombre es el operador político más importante del partido Gana, verdadero arquitecto” del apoyo a Bukele y de la cercanía de este último con su primo Tony.

Como es natural “las sociedades políticas”, en este caso entre Tony y Nayib, no son gratuitas y están selladas por compromisos que antes o después deben cumplirse. Sería bueno que la ciudadanía conociera los detalles de esta relación. De paso estaría asimismo bien que Bukele explicara su turbia presencia en el caso Troll Center, que le llevó a pedir al incansable Herbert Saca que intercediera ante el fiscal Luis Martínez para que le dejara fuera del caso. Demasiado enredo para cosa buena.

Por cierto, recuerdo haber leído en el Faro, hace unos años, que una camioneta en la que la policía encontró 24 kilos de cocaína, destinada a un narco, era propiedad de Herbert Saca. Ciertamente da miedo pensar que tramas de corrupción y delincuencia pueden estar dando su apoyo directo o indirecto a un candidato que tiene por delante un futuro poco deseable: si cuenta con el apoyo de Gana y sus mentores puede terminar cautivo de una fuerza política contaminada por prácticas oscuras; si rompe ese vínculo quedaría colgado de un alambre de apoyos virtuales, apenas con un equipo de apoyo y sin fuerza parlamentaria alguna.

Pero, además, Nayib Bukele está atrapado por graves indicios de corrupción. Al parecer tiene un millón de dólares comprometidos por falsedad en la declaración patrimonial. No lo digo yo, lo afirma Salvador Samayoa, una voz ponderada y respetada.

Estoy describiendo un escenario lleno de peligros. Tantos que no sería bueno decidir qué votar, de manera alegre, sin sopesar quién es quién. Si consideramos en su conjunto la candidatura de Bukele, la realidad es muy alarmante. Su plagio a la hora de confeccionar un llamado programa de gobierno es gravísimo. El corta y pega no puede sustituir a lo que tiene que ser un trabajo de equipos que de manera precisa eligen prioridades y el modo de financiarlas. Un programa de gobierno no se construye buscando en internet investigaciones de estudiantes. Pero si al plagio se le une ahora las relaciones de Bukele con los primos Saca, sus oscuras cuentas fiscales, y lo que haya podido pactar con los primos, la resultante es una bomba de relojería. Y con semejante bomba no hay país seguro.

A Nayib Bukele le encanta repetir “son los mismos de siempre”, pero el caso es que él es el candidato de los mismos de siempre. Fíjense en lo siguiente: el equipo electoral de Nayib Bukele es el mismo que tuvo Tony Saca, estamos hablando de Andrés Rovira, Gallegos, Merlin Barrera, etc. También está Ernesto Sanabria, lanzador de rumores y falsedades en las redes sociales. ¿No son los mismos de siempre? Es increíble proclamar una nueva política yendo de la mano de estos personajes. Claro que tal vez se trate de hacer antipolítica, y para eso vale cualquiera.

Bukele ha pretendido utilizar la técnica de la victimización, pero lo cierto es que él ha hecho de todo el país su víctima, pues ha creado una burbuja de noticias falsas tratando a la población de público infantil, fácil de engañar, sin ser capaz de presentar otra cosa que frivolidades como la de copiar el aeropuerto faraónico de uno de los países más ricos del mundo, como si de un juguete nuevo se tratara. No queremos un presidente al que le estorba la legalidad y le molesta la democracia. El país no necesita ser gobernado a golpe de caprichos y ocurrencias, sino tener un presidente que aplique la Constitución de la República que ampara la justicia social, la libertad, la igualdad y la democracia.

¿A cuántas y cuántos salvadoreños se les ocurriría votar a Tony Saca el próximo 3 de febrero? A muy pocos. El mismo error sería votar a Nayib Saca o a Tony Bukele.

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