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LECCIONES DE CHILE

Luis Arnoldo Colato Hernández

Educador

El pasado domingo 4 del mes en curso, el pueblo chileno fue convocado por su actual gobierno a un plebiscito cuyo propósito único era el consultar a la población si desea cambiar la constitución vigente desde la dictadura, de corte neoliberal, conservadora y por definición, excluyente.

La alternativa propuesta por el actual gobierno era una de carácter integral, que contempla como ninguna en nuestra América latina, el tema de género, el desmontaje de las privatizaciones que hoy por hoy excluye a las mayorías, por ejemplo, de una pensión digna, acceso a la vivienda, salud y sustentabilidad del medio ambiente.

Por otro lado, también se abre a la legalización del aborto, a la neurodiversidad y a la plurinacionalidad, los cuales son temas que esta visto, constituyen un verdadero desafío para la mayoría de chilenos, quienes han vivido o crecido dentro de un marco político de doble moral que reprime las libertades de cualquier tipo, manipulando el concepto como si este es el derecho exclusivo y particular de las elites, de parasitar desde el estado para por su vía enriquecerse sin límites.

Esto porque las demandas desde la sociedad civil expresadas en las masivas manifestaciones de hace tres años, en las que el régimen conservador se vació violentando a la ciudadanía con toda suerte de excesos de parte de la fuerza pública para dispersarla y silenciarla, negándose a atender sus reclamos de apertura y desmontaje del régimen pinochetista asfixiante y represor, en el que la llamada libertad es ausente desde el 11 de septiembre de 1973 cuando se asaltó la Moneda y se procuró la muerte del legítimo presidente chileno, Salvador Allende.

Y es que a pesar de que la mayoría de chilenos tienen clara la necesidad de superar los límites de clase impuestos desde en la constitución vigente, simplemente no hacen la conexión entre esta y su particular situación, que puede atribuirse en alguna medida a la masiva campaña por el NO que la oposición conservadora adelantó y que se basó en bulos y falsedades sustentados en la cultura racista que el chileno promedio padece como consecuencia y en concordancia con el régimen dictatorial impuesto desde los años 70’s.

Pero además podemos inferir que este resultado es coherente con el statu quo establecido y fomentado desde el golpe, y que se alienta desde el aparato mismo de educación, el cual refuerza permanentemente la asociación entre el ciudadano promedio y el modelo que lo excluye y margina, reduciéndolo a una suerte de vecino de segunda clase.

La conservación de este esquema de separación social en el que los privilegiados se enriquecen cada vez más, mientras los demás apenas sobreviven es mayor en la medida que es la propia población expoliada la que en su mayoría defiende el modelo [61,2%], sustentándolo políticamente, validando la narrativa derechista que es solo una suerte de falsedades y fraudes sin sustento.

Podemos entonces temer que las transformaciones urgidas esperen aún, de no superar el temor que aliena a los propios pueblos a andar su propio camino.

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