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Las etimologías y sus misterios

Wilfredo Arriola, 

Poeta y escritor

Las etimologías siempre traen verdades ocultas y no solo ocultas sino también reveladoras. Citaré algunas que me han dejado haciendo un par de preguntas por la calidad de su contenido: La palabra “misericordia” viene del latín miser (miseria) y cordis (corazón). Es la capacidad de sentir la miseria y el dolor del otro, en el propio corazón. La palabra etimología según la RAE, es el origen o la procedencia de las palabras, que explica su significado o forma. Cuantas veces hay palabras que al mencionarlas en cualquier conversación o en un escrito nos quieren decir algo más, y por nuestra desinformación o por pasarlas inadvertidas no reparamos en su contenido, o al querer indagar en ellas nos pudieran enseñar más y entender mejor las emociones que queremos transmitir. La palabra “recordar” viene del latín “recordari”, formado de re (de nuevo) y cordis (corazón). Volver a pasar por el corazón. Cita que Eduardo Galeano hace hincapié en El Libro de los días. Los recuerdos tienen esa forma de hacernos ignorar un poco el presente y sumergirnos en aguas viejas, volviendo a pasar por el corazón, como su raíz lo indica.

No solamente palabras con forma poética, la palabra “arpía” en la actualidad más conocida por “harpía” su nacimiento es por un monstruo con rostro de mujer y complexión de ave de rapiña. Proviene del latín Harpya, y este de Hárpuia, una mujer mala y despiadada. La palabra esta documentada del castellano en la primera mitad del siglo XV. El vocablo “entusiasmo” proviene del latín moderno enthusiasmus, y este del griego enthousiasmós, “inspiración o posesión divina” derivado de enthousiázō “estoy inspirado por la divinidad”, que a su vez deriva de éntheos, “inspirado por los dioses” (de theos, “dios). Ahora cuando digamos que tenemos entusiasmo podremos entender que es una derivación de lo antes mencionado, no es común tener este tipo de incremento emocional, pero ahora podemos descifrar un poco más su génesis.

El termino “estúpido” “tonto, de corto entendimiento” es uno de los improperios más utilizados en nuestro idioma, con la intención de poner en evidencia la poca aceptación de indicaciones o falta de ingenio. Deriva del verbo latino stupēre, “estar aturdido, paralizado, estupefacto”.  La voz al decir “fulano” me pareció interesante ya que es muy utilizada en nuestra cultura, ¿pero será que la sabremos con exactitud? El sustantivo fulano (del árabe fulān, y este del egipcio pw rn, “este hombre” y “mengano” (del árabe man kān, ‘quien sea’). Se ocupa para referirse a personas desconocidas o ficticias, en muchos diccionarios el termino Fulano se dice que es el complemento de Mengano, penosamente quién sea… también ocupado para mencionar a alguien de manera despectiva en plena presencia de ironía.

El vocablo “intuición” este designa una compresión o percepción global de las cosas sin necesidad de razonar, este precede del latín intuitio intuitionis, a partir del verbo latino intueri (tener la vista sobre algo, contemplarlo con y verlo con claridad) compuesto del verbo in (hacia el interior) del verbo tueri (contemplar, mirar con detenimiento). Cuantas veces lo hemos tenido, incluso lo podríamos llamar sexto sentido, pero la realidad siempre lo más aconsejable es aprender a dudar y a esperar acerca de la realidad de las cosas. No siempre la intuición cumple sus promesas premonitorias.

Y por último en esta breve selección de palabra con fundamento etimológico, nombraré la palabra “melancolía” tristeza o abatimiento vago y profundo, procede del latín tardío melancholĭa y este del griego melancholía, propiamente “atribilis, bilis negra”, compuesta por mélas, “negro” y kholé “billis” que, de acuerdo a las teorías hipocráticas, uno de los cuatro humores del organismo (amarillo). Y ya que siempre es inevitable querer más, la palabra “perdón” por poner una más de las que había contemplado, “perdón” viene del prefijo per – (una indicación completa) y donare (regalar). Una completa generosidad o regalo por parte del que perdona, entre otras palabras “regalar definitivamente un acreedor al deudor aquello que estaba pendiente o debía”.

Las etimologías nos enseñan que el bello significado de las palabras siempre trae una sorpresa adjunta, descifrarlo es un bello ejercicio para tener solvencia de lo que se dice, a lo mejor en ese trayecto decimos más de lo que pensamos, o lo decimos de una forma equivocada. La duda siempre nos lleva hacía un paso más en este bello idioma con el cual nos comunicamos. A indagar diferente, para entender desde otra perspectiva, con seguridad saldremos con un conocimiento enriquecido del que teníamos con anterioridad.

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