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Lana y el viaje doble a Guazapa

 

 

Tania Primavera

 

 

Un día fueron invitados

a una casa familiar en Guazapa

era en las afueras del pueblo

un aniversario de un hombre mayor

 

Era sábado y salieron en rumbo

con regalos, con hamacas nuevas

parecía que no era lejos

por la carretera Troncal del Norte

 

La brisa de verano, el cielo azul

iban a visitar una casa que aún no conocían

siempre fue invitado, pero nunca había ido

en la familia a visitar, cuidaban muchos perros

 

Sobre la carretera, el tráfico se detuvo

parecía que sería rápido

no le tomaron importancia

se veía una fila de carros

 

Escuchaban música, en la radio

detenido el tráfico, el tocó sus manos,

él tocó su cabello castaño, tocó sus labios

su mirada era eterna en ese momento

 

Pero de repente, pasaba el tiempo

y el tráfico no se movía

seguían en el mismo lugar

una llamada, les alertó que el tráfico no pasaría

 

Dieron la vuelta, era un grave accidente

y mejor se fueron de regreso a San Salvador

«entonces, mejor regresaremos mañana,

cuando ya no haya tráfico»

 

Al siguiente día, regresaron por la misma carretera

Troncal del Norte, ya todo estaba libre, era más fácil

El cerro de Guazapa con forma de mujer dormida

se asomaba, sobre el horizonte

 

Iban rumbo a la casa del padre

del pintor Dagoberto Nolasco

eran dos casas, llegaron a la primera

mujeres hacia tortillas, los perros salieron a saludar

 

En una mesa, con vista al cerro de Guazapa

estaba un hombre mayor y tenía un platito

lleno de mango verde y con él, un licor desconocido

contenido en unas botellitas de color ocre

 

Con muchos ánimos de contar historias

que las escucharon, los peligros en la guerra,

las salidas de juventud, las risas, la amistad

mientras veían el cerro tomaron de esas botellitas

 

En un momento, vamos a la otra casa

dijeron. Ella se sentía algo mareada por el licor.

Vamos pues, a ver a los otros perros.

Fueron, pero no entraron

 

caminaron por las calles de barro

la tarde asomaba destellos del crepúsculo.

Les mostraron dos perritas blancas hermanas

también estaba su madre y padre,

«llévesela». Se llama Lilo. Dijeron.

 

Aun sin nombre definitivo, la “chucha” ojos claros

dulce y amorosa, dejó a su madre

y hermana clara

en esa casa de campo en Guazapa

 

Una de esas perras blancas aguacateras,

se iba con ellos dos. El, abrió la puerta del carro

Tini entro con la perra, se sentía con euforia quizás con los tragos

Él le dijo, “creo que tomaste de más”

Ella la llevó en sus piernas,

la chucha se durmió en camino

 

En la casa, le esperaban

dos perros más. Al llegar a San Salvador,

Lilo entró con Giri a la casa de Tini,

platicaron un rato.

Después, se despidieron

y al llegar a la casa,

él le mando un video de

aceptación por parte de los chuchos

 

Muchas veces se vieron, jugaron, recogieron orines,

la vio dormir, y durmió a su lado, la pensó como su familia

la vio correr entre las máquinas de hacer lona

le dio amor, recibió amor, como solo los perros pueden dar

 

Hoy y siempre la recuerda en incertidumbre

no sabe de ella, no sabe si tuvo perritos,

la pensó como familia, costó un viaje doble a Guazapa

tenía un nombre, se llama Lana.

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Ver también

«Orquídea». Fotografía de Gabriel Quintanilla. Suplemento Cultural TresMil, 20 abril 2024.