El pueblo salvadoreño se da cuenta perfectamente que mientras gobiernos e instituciones internacionales le dan un claro respaldo y apoyo al Gobierno de la República, view por su buena gestión, sovaldi sectores nacionales a quienes no les simpatiza, prescription le hacen la guerra total e injusta, boicoteándole y torpedeándole todas las iniciativas que adopta para llevar auténtico beneficio a la mayoría de la población.
Desgracia y vergonzosamente, combatientes de primera fila en esa guerra, son funcionarios del gobierno que juraron solemnemente defender los intereses de la Patria, como son los cuatro nefastos magistrados de la sala de lo constitucional (que no vale la pena mencionarlos por sus nombres por ser ya harto reconocidos y porque ofenden sus nombres), que pasarán a nuestra historia como seres despreciables; también está en la misma condición el actual fiscal general de la República (así con minúscula, todos ellos) que ha batido récord por sus éxitos, dando cátedra, entre todos los defensores de los peores delincuentes comunes, contra el Estado y contra los intereses del pueblo salvadoreño. “Caso Flores”, ENEL-CEL…
La guerra se centra en pintar de negro la situación del país, las condiciones en que se desenvuelve la vida de los habitantes, resaltando, magnificando, los hechos delictivos, principalmente. Y, miren, es sumamente curioso que no le achaquen al Gobierno la grave sequía que abate a nuestro país y a la región.
Como ya lo han señalado y denunciado otros colaboradores de este periódico patriótico, parte de la guerra es ignorar y minimizar las acciones y obras positivas y constructivas que lleva a cabo la actual administración gubernamental. La atención prioritaria a la salud y la educación, eso, para los enemigos, no existen, son cosa sin valor ni importancia. Lo avances, mejoras, expansión del proyecto magnífico de Ciudad Mujer, tampoco existen ni merecen el menor comentario en los principales medios.
Los gobernantes actuales han tendido la mano a todos los sectores para unir esfuerzos y trabajar unidos por la paz, el progreso y la felicidad del pueblo. Tal gesto ha sido ignorado.
Hay un hecho, una realidad inocultable. La guerra contra el Gobierno no es por otra cosa sino porque el grueso de sus esfuerzos está concentrado a atender las necesidades de aquellos sectores que por tradición han sido ignorados, abandonados, marginados. Por eso, la guerra es contra el pueblo. Es similar a lo que le ocurre al gobierno de Nicolás Maduro, en Venezuela, que está gobernando ejemplarmente para los venezolanos. Como aquí. Sin duda.
Le están haciendo la guerra por la valentía que ha tenido el Ministerio de Hacienda –amparado en la ley—de exhibir públicamente a los grandes deudores de impuestos fiscales al Estado, no de ahora, sino de años atrás. En vez de recurrir a su niñera, la sala constitucional, les sería más fácil cancelar sus deudas. Con eso el Gobierno no tendría necesidad de emitir bonos para atender urgencias en seguridad, en salud, educación y demás.
Desgraciadamente, como también ya se ha denunciado, manos extranjeras se inmiscuyen en asuntos propios y exclusivos de los salvadoreños, inclinando la balanza en favor de delincuentes y de los críticos y enemigos del Gobierno. Desgraciadamente.
Los enemigos del Gobierno han blandido la bandera de que tenemos o vamos en camino de tener un “Estado fallido”, listo para los funerales, como muy acertadamente lo calificara Monseñor Rosa Chávez.
Los sectores críticos y enemigos de la actual Administración de Gobierno, como en la anterior, miden el progreso o crecimiento de nuestro país por los índices económicos, jamás por las mejorías que ha tenido y está teniendo la población.
Sería interesante preguntar a los miles y miles de mujeres ahora pequeñas empresarias que se han beneficiado de los créditos fáciles que obtienen de las líneas especiales que el Gobierno ha creado; también a los miles y miles de señoras que reciben los servicios integrales de salud en las seis sedes de Ciudad Mujer en lugares estratégicos del país, miles de quienes también han recibido capacitación para laborar en una diversidad de actividades productivas para beneficio de sus familias y, por extensión, para apuntalar el desarrollo económico nacional.
Sí, es injusta, censurable y condenable la guerra que le hacen al actual Gobierno los sectores de oposición –que, por cierto, en el pasado, marginaron a los sectores poblacionales que hoy son la prioridad del administración de Sánchez Cerén.
Y, no defiendo al Gobierno, ni a Sánchez Cerén; defiendo la justicia y la verdad. Defiendo a mi Patria, representados por ellos legítimamente.