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FMLN: 39 años y ante nuevos desafíos

Licenciada Norma Fidelia Guevara de Ramirios

Muchos se atribuyen la libertad de explicar porque el FMLN no ganó un tercer gobierno el 3 de febrero de 2019. Se respetan las opiniones. Como dice el refrán, las victorias son fruto del trabajo de todos, pero las derrotas tienen nombres personales. La anterior Comisión Política y el Consejo Nacional asumieron su responsabilidad; propiciaron la elección de una nueva dirección; a sabiendas que eso solo, no basta para reposicionar al partido como fuerza alternativa de poder.

Independientemente de las explicaciones que se tengan, la militancia del FMLN y su dirección actual tienen el deber de resolver una estrategia que permita mantener su naturaleza de partido democrático, revolucionario y socialista en la sociedad salvadoreña de hoy; con lo bueno y lo malo de haber sido Gobierno, y preservando lo que históricamente ha sido su fortaleza: la unidad.

Como se explicó antes, el FMLN ha vivido momentos de reveses, ha enfrentado riesgos y ataques; supo siempre levantarse y seguir adelante, porque es más que autor de resultados electorales, es autor de transformaciones profundas: derrotar la dictadura y con ello abrió espacio a la democracia y a la respetable reforma política producto de los Acuerdos de Paz; impulsó una política social con alto contenido de justicia social desarrollada en los últimos diez años.

Ahora toca interpretar las críticas que se hacen desde una perspectiva de querer que el FMLN se rearme, distinguiendo las que se originan en el eterno deseo de destruirlo; así como interpretar  las aspiraciones populares que de modo natural cambian con el tiempo; sin olvidar las que otros por entreguismo apartan de sus agendas. Soñar desde la izquierda con ese nuevo amanecer para nuestra patria y para la humanidad.

Se debe luchar junto al pueblo y como parte del pueblo en defensa de la soberanía, los derechos humanos, revolucionar la democracia, defender las conquistas sociales y políticas; promover la igualdad, la solidaridad, la integración centroamericana, la autodeterminación de los pueblos, la cooperación entre las naciones; eso requiere darse cuenta que como durante el conflicto y en todos los años que siguieron después de la firma de la paz, el imperialismo y las oligarquías jamás abandonarán su objetivo de eliminar al sujeto político de los cambios, mucho menos en un momento  de revés político.

Ahora hay que darse cuenta que el presidente Bukele, su gobierno y sus partidos pretenden y proclaman que podrán borrar esa huella progresista del FMLN, negando los logros, atacándolos y denigrando a sus liderazgos; que mantienen la estrategia de engaño a la población que les permitió ganar votos, y esperan que ese voto se traduzca en dominio  institucional a partir de una mayoría legislativa.

Darse cuenta de esas cosas fundamentales, es obligado para dirigir adecuadamente la lucha social y política; por supuesto también la lucha electoral.

Entre las críticas esta la debilidad organizativa y educativa en las filas de nuestro FMLN, se debe discutir cómo ponerse al día en estos campos; entre las aspiraciones de nuestro pueblo más humilde encontramos:  la defensa del trabajo digno, seguridad, pensiones públicas, agua al acceso de todos y con tarifas justas; el respeto a la organización laboral, mejores oportunidades laborales para los jóvenes, acceso a la educación y la salud con calidad, igualdad salarial para hombres y mujeres que realizan el mismo trabajo, paridad entre hombres y mujeres en los espacios políticos; defensa de la población migrante, de los adultos mayores, cumplimiento de obligaciones con las víctimas del conflicto y los veteranos de guerra; despenalización del aborto que se realice con consentimiento de la mujer para salvar su vida y muchas otras.

En los años 70s, el Partido Comunista enarboló un lema: “hay tres motivos para luchar unidos: “detener el fascismo, derrotar la dictadura y construir un gobierno democrático”. Hoy hay más de tres motivos para luchar unidos y manteniendo el rumbo revolucionario, con lealtad al pueblo y a una historia de lucha heroica, para que como parte del pueblo esclarecido y combativo, se alcancen nuevas conquistas.

Postergar el rol de fuerza política en oposición alternativa al sistema, con sueños de alcanzar un día sea El Salvador un país con prosperidad compartida, solidario, justo y humano; sería igual que permitir el retorno al pasado de dictadura que tanto sacrificio se ha pagado para dejar atrás.

Levantar el espíritu combativo dormido, es una obligación para retomar el camino y afirmar que  nuestros héroes y mártires viven y vivirán en las nuevas victorias.

Esta reflexión la dedico a ellos y a ellas, especialmente al forjador de la unidad del FMLN; compañero Schafik Hándal.

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