Alma Vilches
@AlmaCoLatino
La noche de este Sábado Santo la feligresía católica participa con alegría de la Vigilia Pascual, que es la más importante de todas las celebraciones cristianas, porque conmemora la resurrección de Jesucristo. Esta vigilia es considerada como la “madre de todas las vigilias”, inicia con la bendición del fuego y encendido el cirio pascual, en este momento se entona el Pregón Pascual, un poema escrito cerca del año 300 que proclama a Jesús como el fuego nuevo.
El segundo momento de la vigilia es la Liturgia de la Palabra, donde se leen siete lecturas, desde la creación hasta la resurrección, la lectura del libro del Éxodo es la más importante, porque narra el paso de los israelitas por el Mar Rojo, cuando huían de las tropas egipcias y fueron salvados por Dios. De la misma manera recuerda que Dios esta noche salva a la humanidad por medio de su hijo.
El último momento es la renovación de las promesas bautismales, renunciando a satanás, sus seducciones y obras, se bendice la pila bautismal y recitan las letanías de los santos, que se une en oración con la iglesia militante y triunfante.
La noche de Pascua es cuando más sentido tiene celebrar los sacramentos de la iniciación cristiana, es decir, bautizo, primera comunión y confirmación, esto después de una catequesis o preparación personal.
El Papa Francisco dijo durante la Vigilia Pascual que es necesario llevar a Jesucristo a la vida cotidiana, con gestos de paz en este tiempo marcado por los horrores de la guerra; con obras de reconciliación en las relaciones rotas y de compasión hacia los necesitados; con acciones de justicia en medio de las desigualdades y de verdad en medio de las mentiras, pero sobre todo, con obras de amor y de fraternidad.
Reiteró que con Jesús el mal no tiene más poder, el fracaso no puede impedir empezar de nuevo, la muerte se convierte en un paso para el inicio de una nueva vida, porque con el resucitado, ninguna noche es infinita, y aún en la oscuridad más densa, brilla la estrella de la mañana.