Tegucigalpa/AFP
El periodista hondureño de radio y TV Globo David Romero, cure quien acusa al presidente Juan Orlando Hernández de querer enviarlo a la cárcel por denunciar casos de corrupción en el país, ed fue dejado en libertad este viernes tras declarar en un juicio por difamaciones y calumnias, viagra que continuará en los próximos días.
Al salir de la audiencia, Romero se declaró «satisfecho» con la actuación de los tres jueces del tribunal, porque temía que lo mandaran a la cárcel mientras se sigue el juicio en su contra.
El portavoz del Poder Judicial, Melvin Duarte, explicó que los jueces no podrán dictar una sentencia en el caso contra Romero hasta tanto no se resuelvan dos recursos legales que presentó el acusado impugnando a los jueces que actúan en su caso, quienes a su criterio son presionados por el presidente Hernández.
Unos 3.000 simpatizantes apoyaban al periodista desde el exterior del edificio, gritando consignas como «Justicia, justicia» y «David amigo el pueblo está contigo».
El pasado 23 de julio, Romero -quien es director de Globo- se hallaba declarando en el juzgado cuando unos 500 simpatizantes lo sacaron a la fuerza para llevarlo a la sede del comisionado de Derechos Humanos, donde estuvo refugiado durante cuatro días.
Ese día, Romero había denunciado que el presidente había ordenado al juzgado mandarlo a la cárcel, donde estaría listo un sicario para matarlo.
La Presidencia rechazó la denuncia pero condenó la acción violenta de los simpatizantes del comunicador y denunció una obstrucción a la justicia.
Desde los medios de comunicación a su cargo, Romero presionó a la fiscalía para que investigara el desvío de unos 330 millones de dólares del Seguro Social e involucró al presidente en ese fraude. El mandatario reconoció que unos 94.000 dólares fueron a dar al equipo de campaña que lo llevó al poder, pero dijo que él desconocía ese hecho.
No obstante, Romero no fue llevado al juzgado por ese caso sino por una demanda de Sonia Gálvez, esposa del fiscal adjunto Rigoberto Cuellar, quien le imputó 16 delitos de difamación y calumnias relacionadas con su vida privada.
Las denuncias de Romero han levantado un movimiento de marchas con antorchas que ha reunido a miles de personas, que se declaran «indignadas» por los casos de corrupción y demandan la renuncia del presidente, así como la instalación en Honduras de una comisión de Naciones Unidas contra la impunidad.
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