Federico A. Paredes Umaña
Doctor en Arqueología
Director del Proyecto Arqueológico Cabezas de Jaguar
“La Monalisa es un cuadro, help
pero no todos los cuadros
son la Monalisa”
Anónimo
Existen muchas representaciones naturalistas de jaguares en el arte prehispánico en todo el continente Americano, hospital pero no todas ellas pertenecen a la tradición Cabeza de Jaguar que nos ocupa. En la entrega anterior advertimos sobre el nombre engañoso que nos vemos forzados a usar para designar a un grupo de monumentos esculpidos originarios del actual territorio occidental de El Salvador. Si bien el nombre puede ser engañoso, la tradición existe, y constituye una unidad, con rasgos específicos, que hemos comenzado a describir como una forma de aproximarnos a su significado antiguo. En la primera parte describimos los componentes superiores del rostro, ahora veamos los elementos inferiores.
Fauces
En la mitad inferior del rostro se halla un volumen central con filas de dientes (no colmillos) que emergen del interior de un marco trilobulado, cuyo lóbulo superior presenta una forma de U invertida (ver ejemplos b y c). En algunos casos, la parte central de las fauces presenta motivos de formas escalonadas o líneas diagonales a modo de triángulos invertidos.
Existen ejemplos de fauces partidas a la mitad por una profunda hendidura vertical, o divididas por una protuberancia alargada como vemos en el monumento 53 (ver ejemplo a). En esos casos, es usual que ambos lados de las fauces presenten características formales distintas, mostrando dientes en un ala y motivos irregulares en la otra. De las 56 conocidas, siete ejemplares poseen una nariz humana dentro de la oquedad generada por el maxilar superior en forma de U invertida. Estas narices humanas ocurren dentro del motivo trilobulado.
El Contorno trilobulado de las fauces
Es un contorno con tres lóbulos, dos hacia los lados y uno apuntando hacia arriba, muy similar al motivo de cuatro lóbulos que se identifica como un portal entre diferentes realidades y que aparece como marco de la boca de la montaña en el Monumento 9 de Chalcatzingo, Morelos, (que publicamos a modo de comparación en la entrega anterior). En la zona de la costa del Pacífico este motivo se halla en varios monumentos de Izapa y en el Monumento 48 de Takalik Abaj (también publicado en la entrega anterior), de donde surge la figura humana de un gobernante sentado.
Narices zoomorfas
En la imagen que acompaña este texto vemos los ejemplos b y c, que presentan un elemento proyectado hacia el frente. Este motivo representa narices animales estilizadas, fusionadas parcialmente con la boca.
Rostro humano que emerge de las fauces
Aunque es único dentro del corpus de las Cabezas de jaguar, tenemos un rostro humano que surge desde el interior de las fauces del Monumento 12.
Las narices antropomorfas podrían ser indicadores de la presencia de un rostro humano subyacente. En ese caso, las composiciones parecerían representar máscaras utilizadas por seres humanos.
El M12 es comparable con otras escenas del arte mesoamericano que muestran a personajes humanos o dioses emergiendo de las fauces de criaturas zoomorfas. En la región de la costa del Pacífico durante el Preclásico tardío, los mejores ejemplos aparecen en Izapa (Tapachula) y Takalik Abaj (Retalhuleu).
Maxilares seccionados
De los 56 monumentos conocidos y pertenecientes a la tradición Cabeza de Jaguar, son diez los que presentan este rasgo. El monumento 53 (ver imagen ejemplo a) es bastante representativo, pues tiene una protuberancia vertical alargada que corre desde la parte superior de las fauces hasta la parte media de las fauces, donde se separa en elementos horizontales también prominentes. De un lado vemos hileras de dientes y un elemento con forma de espiral que recuerda la voluta del habla de otras representaciones mesoamericanas.
De esta manera hemos indicado ya cuáles son los materiales usados para tallar estos monumentos (basaltos, andesitas y escorias volcánicas), hemos dicho que su promedio de altura es de 60 cm, que están talladas en bulto con altos y bajo-relieves, y hemos enumerado y descrito los elementos que constituyen las partes esenciales de dicha tradición; es decir la cresta sobre la frente, las cejas arremolinadas, los ojos vacios y llenos, las narices protuberantes, las narices humanas y los rostros humanos asociados a ellas; también nos referimos a los dientes enmarcados por el marco trilobulado y las fauces partidas, entre otras características que las hacen particulares y reconocibles como parte de una tradición específica. Luego de esta descripción esperamos que nuestros lectores sean capaces de reconocer cuáles monumentos pertenecen a la Tradición Escultórica Cabeza de Jaguar del occidente de El Salvador, y cuáles, aun representando jaguares específicamente no pertenecen a la misma.
Hagamos la prueba
Lanzo la pregunta al lector y le pido me escriba con su respuesta a [email protected]:
El conocido disco jaguar de Cara Sucia que fue el logo de un banco salvadoreño ya desaparecido ¿pertenece a la tradición Cabeza de Jaguar que aquí hemos descrito?
En la siguiente entrega daremos cuenta de sus respuestas.