Mirna Jiménez
Diario Co Latino
Como lo experimentó Monseñor Oscar Arnulfo Romero hace 35 años, cure «el odio a la fe de parte de ciertos sectores oligárquicos del país, sigue como en el pasado y hay que denunciarlo porque produce exclusión y pobreza a las personas mas desposeídas», aseguró ayer el ex presidente de la República, Mauricio Funes, en su programa Sin Censura.
Funes dijo estar convencido que el proyecto oligárquico de ese entonces, es el mismo de hoy. Probablemente no con las mismas familias o las mismas plumas pagadas de antes, pero al final (es) un plan vigente, aseguró el ex mandatario.
«Quizás ya no recurran a los antiguos métodos de exterminio como cuando asesinaron a Monseñor Romero o al padre Rutilio Grande, y a decenas de dirigentes políticos y sindicales, pero sí persiste el mismo espíritu de persecución y eliminación de los adversarios que amenacen o pongan en riesgo su estabilidad y el estatus quo», insistió Funes.
El ex jefe de Estado aseguró que hace 35 años, medios de comunicación como El Diario de Hoy y algunos empresarios, que celebraron en secreto y justificaron el asesinato de Romero, ahora conmemoran su beatificación. «Y probablemente los vamos a ver sentados en el estrado en la Plaza de las Américas», cuestionó.
Para Funes, este sector oligárquico tiene doble moral, pues en aquellos años el sacerdote fue asesinado «porque a estos grupos de poder del país la prédica de Romero les incomodaba, de ahí que le quitaron la vida por odio a la fe», como lo ha establecido las autoridades eclesiásticas.
Monseñor Romero amó por fe a los pobres y se volvió la voz de aquellos que no eran escuchados y eso le costó la vida. En ese sentido Funes considera que el pensamiento del sacerdote mártir debe de servir para seguir con las transformaciones que El Salvador necesita.
Advirtió que aún en la iglesia católica hay sectores que intentan desnaturalizar el significado de la beatificación y adulterar el significado del martirio de Monseñor Romero, pero que no hay donde perderse, pues quienes lo asesinaron lo hicieron porque odiaban sus prédicas, sus mensajes pastorales, porque le tuvieron temor a lo que él decía porque afectaba sus intereses.
«Sus homilías desde Catedral Metropolitana constituían una clara amenaza a la derecha oligárquica en nuestro país. Monseñor Romero no solo defendió mejores condiciones de vida para los excluidos a los que llamaba los sin voz, también denunciaba la corrupción gubernamental, la represión de los aparatos de seguridad pública, también llamó a que no cumplieran órdenes ilegítimas, también denunció mentiras disfrazadas de verdad como las del Diario de Hoy…», afirmó.