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El derecho a la ciudad y a la vivienda digna

José M. Tojeira

Las fundaciones TECHO y FUNDASAL han elaborado un comunicado sobre el derecho a la vivienda digna y los asentamientos precarios urbanos. TECHO es una organización joven, salvadoreña, perteneciente a una red del mismo nombre, originaria de Chile, con gran experiencia en América Latina en construcción de vivienda. Su fuerte en El Salvador ha sido el levantamiento solidario del voluntariado en el campo de la vivienda, incluyendo a muchos jóvenes universitarios, así como a trabajadores de diversas empresas e instituciones. La construcción de viviendas de emergencia y los proyectos de habilitación social han dado experiencia y capacidad técnica a esta asociación, y la ha validado incluso para cooperar en investigaciones del PNUD. FUNDASAL es la más antigua de las ONG dedicadas al tema de vivienda, la que ha acumulado más experiencia no solo en construcción de vivienda digna, sino en organización comunitaria e incluso en reforma de barriadas de asentamientos precarios. Los premios internacionales por el trabajo realizado han sido muchos. Y por la dirección de la organización han pasado arquitectos y profesionales especializados en urbanismo y convivencia comunitaria.

El comunicado conjunto está dirigido en realidad a toda la ciudadanía salvadoreña, pero en particular, y dado que estamos en tiempos electorales, a los candidatos a la presidencia del país. Una nueva y mejor elaborada política de vivienda es indispensable para poder hablar con seriedad de desarrollo en El Salvador. Lamentablemente al hablar de desarrollo tendemos a concentrarnos en la idea de posibilitar con algunas pocas medidas que la gente mejore sus ingresos. Y pensamos que con eso se arreglarán todos los problemas. Este pensamiento ingenuo en el mejor de los casos es irresponsable y embustero cuando lo emiten los políticos, lastra e impide el desarrollo equitativo de nuestro país.

El documento revisa con datos y respaldo documental la situación de la vivienda en El Salvador y muestra los efectos de una situación deplorable para casi un cincuenta por ciento de la población que amenaza incluso el derecho a la vida y la salud. Solo por poner un ejemplo cabe señalar que el inadecuado servicio de agua potable en los asentamientos urbanos es uno de los principales causantes de que más de 10,000 niños mueran anualmente de infecciones gastrointestinales. La exclusión en diversos aspectos del desarrollo humano que sufren los habitantes de estos asentamientos es una forma de violencia que acaba generando una alta proporción de la violencia delictiva y homicida que sigue afectando a nuestro país.

Frente a una situación que ni es digna ni nos lleva al desarrollo, al contrario, lo frena, el comunicado insiste en la elaboración de una política que supera la situación. En particular es interesante la propuesta de comprometer para desarrollo urbano un porcentaje alto de un nuevo impuesto como el predial, que urge se implemente en el país. El Salvador tendrá pronto un nuevo gobierno. Y como suele acontecer se prometerán muchas cosas e incluso se hablará de nuevos dinamismos institucionales en diversos campos del desarrollo. Tener alianzas con TECHO y FUNDASAL sería una de las mejores ideas que pueda tener un nuevo gobierno, sea del color que sea. Son las instituciones (con alguna otra como HÁBITAT) que más saben en la práctica del tema de construcción de vivienda popular digna. Son las que tienen mejor relación con el mundo académico, tanto en el campo de la arquitectura como en el terreno del desarrollo social. Muchas veces colaboran incluso en labores de investigación técnica con universidades que después implementan en sus construcciones. Son las que movilizan mayores porcentajes de solidaridad joven, y las que saben también solidarizarse mejor con los sin techo. Tienen además la experiencia de la habilitación social, la convivencia con quienes viven en la marginalidad y la capacidad de romper los muros de exclusión que con frecuencia impone la pobreza del asentamiento precario. Y no tienen más objetivo que el desarrollo solidario, inclusivo, pacífico y digno de nuestra sociedad. No tenerlos en cuenta sería optar por el fracaso social y político, así como por mantener una situación como la actual que cada vez se torna más difícil e insostenible para muchos salvadoreños.

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