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Educación solidaria

José Roberto Osorio
Sociólogo

Las  sociedades, tadalafil here los países y sus  administraciones  educativas  han venido gestando opciones y enfoques en búsqueda de modalidades educativas de  mayor impacto en la liberación integral de los pueblos y en formar personas que puedan contribuir de  manera  efectiva al proceso de desarrollo de su propio país, no rx discount en un mundo globalizado. Varios de los enfoques  han enfatizado en aspectos cruciales  y menos en aspectos burocráticos o solamente de  gestión.

La educación solidaria es uno de  estos enfoques  y sus impulsores argumentan que: “El aprendizaje-servicio vincula la enseñanza a la vida misma, abriendo las puertas de la escuela a la comunidad, a la nación y al mundo. Es aprender ayudando. Es ayudar mientras se aprende. Así, cada estudiante podrá reconocer su potencial, confiar en su capacidad de acción solidaria y sentir la alegría de aplicar sus conocimientos en beneficio de la sociedad”.

El aprendizaje-servicio apunta a desarrollar proyectos de alta calidad, tanto en el servicio concreto brindado a la comunidad como a la educación de los estudiantes. Los protagonistas de las actividades de servicio deben ser los mismos alumnos. Si ellos no se apropian del proyecto, difícilmente les resulte una experiencia satisfactoria. Además,  se  sostiene que para hacer servicio no se necesita dinero ni recursos materiales, o por lo menos, no es  lo fundamental.

Las  experiencias  realizadas  demuestran que nadie es demasiado joven ni demasiado pobre para ayudar. Algunas de las mejores experiencias de aprendizaje-servicio han sido desarrolladas por niños pequeños, por estudiantes de escuelas especiales o en ámbitos de extrema pobreza.

El aprendizaje-servicio se propone estimular la iniciativa, creatividad y participación de todos los estudiantes. Además de aplicar valores humanos para el bien de todos: (verdad, rectitud, paz, amor, no violencia), este método busca alcanzar tres objetivos: Dar protagonismo a los estudiantes; Atender una necesidad real y sentida por la comunidad; Mejorar la calidad de los aprendizajes escolares y éticos: la puesta en práctica conduce a una profundización de los saberes.

Los  familiares  –incluso algunos directivos y docentes- temen que las “actividades sociales” distraigan a sus  hijos y aprendan menos matemática, menos lengua. Sin embargo, el aprendizaje-servicio justamente se propone superar esta suerte de antagonismo que a veces se establece entre lo “académico” y las actividades extraescolares.

El aprendizaje-servicio no es una actividad extra del programa escolar. Por el contrario, es un proyecto bien planificado que apunta a que los alumnos aprendan más contenidos científicos, desarrollen más competencias lingüísticas y comunicacionales y a que incorporen más conocimientos que por las vías tradicionales.

Se conoce  de bastantes proyectos implementados y sostenidos por escuelas de América Latina que han tenido un amplio alcance: alfabetización, promoción de la lectura, creación de bibliotecas, reforestación, protección del medio ambiente, capacitación en técnicas agropecuarias y entrega de materiales; talleres de educación para la salud, donde se abordan temas como lactancia, paternidad y maternidad responsable, higiene personal, primeros auxilios, nutrición, tabaquismo, alcoholismo y otros.

Para que estos proyectos se llevaran a cabo, los alumnos debieron aplicar y profundizar sus conocimientos en biología, lengua y comunicación, matemática, economía, manualidades, plástica, (dibujo), informática y psicología entre otros. Además, las actividades solidarias fortalecen la educación ética, columna vertebral del enfoque.

Los  docentes, que  como en todos los  sistemas  educativos ocupan una posición privilegiada,  deben contribuir  con una planificación adecuada, que  resulta fundamental para que el aprendizaje-servicio tenga éxito. “Una experiencia que pretenda ser solidaria y que esté mal planificada, o que resulte fallida, es frustrante y puede convertirse en algo contraproducente para los alumnos porque les deja la sensación de que no pueden concretar un cambio efectivo en el contexto social”,  explican los expertos  en esta iniciativa.

En todos los casos, ajustar el proyecto a las posibilidades concretas de realización es la prioridad número uno. En cualquier servicio que presten, es la calidad lo que cuenta, no la cantidad. Ningún acto de servicio debe considerarse trivial o degradante. Un acto de servicio en sí mismo puede ser algo pequeño, pero debe hacerse con entrega y voluntad. Cualquier clase de servicio hecho con una  actitud conveniente traerá como resultado un bien enorme. El propósito fundamental del aprendizaje-servicio es que los alumnos desarrollen autoconfianza y experimenten, desde pequeños, la  solidaridad en acción.

Es posible que   este  enfoque  tenga su mejor  aplicación en países que  disfrutan de un buen nivel de estabilidad y paz  social, en los que  no corra peligro la integridad física  y moral de los estudiantes y los docentes. Sin embargo, con buena  voluntad e  inteligencia se podría avanzar en ciertos  aspectos de la iniciativa, en procura de una  mejor educación para  todos los usuarios de los servicios de formación  en cada país.

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