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DECISIÓN 2019: ¿seguir, o detenerse?

Francisco Herrera

Ayer cerrabamos con “ni yo ni usted somos juristas”

¿Y el candidato de GANA, igual? Sí, y además ególatra. ¿Ególatra, por qué ególatra? 

La egolatría, literalmente es creerse figura de adoración; culto de sí mismo. Ahora bien, hay que decir que todos, en la sociedad, somos un tantito ególatras, nos halaga que se nos reconozca algún mérito. Es bueno ser un tantito ególatras en el ámbito social donde nos desempeñamos. El alumno estudioso, por ejemplo, buscando la mejor nota entre sus compañeritos; el funcionario dedicado, celoso por cumplir su labor a tiempo; el mecánico que se comprometió con usted a dejarle “como nuevo” el motor de su vehículo, y así. Somos ego, todos. Son los excesos que debemos aprender a controlar. Es, como le decía, el exceso de ego la amenaza, cuando lo ingénito normal se nos transforma en enfermedad: ego-ísmo, ego-tismo, ego-centrismo, ego-manía …

Bien, le entiendo. Entonces ¿el candidato de GANA, en qué ve usted que ese rasgo pasa a ser “enfermedad”?

Le voy a responder con gusto pero antes permítame lo siguiente, siendo que estamos refiriéndonos a alguien que aspira a alcanzar la cabeza del Estado. 

Para mí es la egolatría que pone (que puede poner) a este señor al borde del fascismo. Es éste mi punto, el fascismo de este candidato; y que deseo compartir con usted. Le doy un ejemplo, creo que es con un ejemplo de la actual campaña que puedo ilustrar mi punto de vista: todos los días, alrededor 15 horas por día, los salvadoreños escuchamos la cuña siguiente (de alrededor 50 segundos), que para usted aquí transcribo: 

“Estamos a poco tiempo del triunfo del pueblo sobre treinta años de falsas promesas y corrupción. Los mismos de siempre, esos que nunca se pusieron de acuerdo para mejorar nuestro país, por primera vez en la historia se han unido; pero es para atacar a Nayib Bukele. ¿Por qué le tienen tanto miedo? Perderán todos sus privilegios… decenas enteras de saqueo e incapacidad. Esta campaña ha servido para quitarles la máscara con la que han intentado engañar al pueblo por tanto tiempo.

Nos dimos cuenta que todos esos pleitos eran tan solo una mentira. En su miedo y desesperación se han unido y nos han demostrado que son lo mismo.

Hagamos historia diciéndoles ¡Ya basta! ¡En primera vuelta!

Nayib es el único de los candidatos que ha cumplido sus promesas y demostrado con obras que el dinero alcanza cuando nadie roba.

Ellos no podrán detener el triunfo de todo un pueblo que exige una nueva forma de gobernar El Salvador. ¡Vota por las nuevas ideas de Nayib Bukele marcando la bandera de la golondrina!”

Para no alargar el examen de este mensaje le propongo poner atención solamente en las siguientes frases: 

“Treinta años de falsas promesas y corrupción”. Inexacto. ¿Falsas promesas?, ¿cuáles? Con una sola que hubiera mencionado hubiera hecho prueba de un poquito de honestidad intelectual. ¿Por qué no lo hizo? Porque para hacerlo hubiera necesitado ser preciso, refiriéndose por ejemplo a la pobreza. 

Fue promesa (del Frente) trabajar por reducir la pobreza. Hoy (enero 2019), el Frente levanta la cabeza en América Latina cuando los organismos internacionales reportan resultados sobre ese mal social. 

¿Por qué esa falacia? ¿Por propaganda, y porque en propaganda todo se vale? Alguien respodería: es que Bukele lo que busca con esa frase es ser coherente con el eje central de sus ataques, y que es “los mismos de siempre”, y por eso también lo de “treinta años”. 

Bien, lo que pasa es que hay números y datos, en el BCR, en Hacienda, en el Minsal, en Educación, etc. sobre los beneficiarios de los programas sociales, menciono solo dos: más de 600 000 personas están fuera de la pobreza. 400 000 están fuera del hambre. Claro que es una vergüenza el hambre, aquí y en cualquier parte del mundo; y si un charlatán se lo encara al gobierno actual del Frente, bien, ése es su “oficio”; pero si usted pretende alcanzar la presidencia del país despuecito de este gobierno y efectivamente la alcanza ¿qué va a hacer con esos datos, los va a borrar de la webb del Minsal?, ¿le va a informar (oficialmente, por supuesto) al organismo responsable de la lucha contra el hambre de la ONU que esos números eran falsos? ¿Usted, presidente de la República?

Déjeme decirle lo mío, es sobre la frase “los mismos de siempre”. Falso también. Sabemos cuál es el significado de esa frase; pero yo lo que veo es que ahí está la explicación de no haber querido ir al interior del país, a algún municipio de San Vicente, por ejemplo. Y que ahí, en ese municipio, la gente le dijese que están orgullosos (todos, jóvenes y menos jóvenes) de tener cero analfabetismo en su municipio. O sea, usted puede decir falacias en un video, pero… vaya a decírselas en su cara a la gente, a ver si los muchachos no lo sacan chipustiado con buscaniguas.

Otra frase: “(…) el dinero alcanza cuando nadie roba”. Veamos. Primero, esa frase tiene autor: Gerson Martínez, el más célebre de los ministros del Frente por haberse erigido (ante cámaras y micrófonos) paladín de la honradez y por haber denunciado, con bolsadas de documentos, la corrupción de funcionarios de ARENA. ¿No lo sabe Bukele, especialista de comunicaciones, no lo sabe? Sí lo sabe. O sea, le ha robado a Gerson su frase. ¿Es un sinvergüenza Bukele? Sí es un sinvergüenza comunicacional. 

Segundo, ¿Está limpio Bukele? Habría que hacerle esta pregunta al actual alcalde de San Salvador. Sobre, por ejemplo, si aún quedan deudas contraídas por Bukele (o quien fuere alguno de sus funcionarios) en la remodelación del Centro Histórico. O al abogado que ha presentado demandas ante la Fiscalía sobre la manera nada clara, según este abogado, en que fue negociada la compra-arrendamiento del edificio del mercado Cuscatlán, por Bukele en persona.

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