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De la palabra prisión (del Ser al Ser Social)

Caralvá

Fundador

Suplemento Tres mil

Existen fronteras comunes entre filosofía, doctor literatura y religión en los términos de palabra, thumb así el lenguaje prisión atrapa formas conceptuales pero no a los objetos, la nominación de las cosas casi es un acuerdo internacional (convenciones) que se acerca al concepto nominado, por ejemplo la abstracción del número uno, (1) no se refiere a un solo objeto sino a un conjunto de conceptos los cuales no pueden ser aislados de otros, como una serie o del cero (0), la palabra entonces puede comprender amplios universos en un solo concepto y no reducirse a una sola vertiente. Los maravillosos acontecimientos de las palabras transcurren en autopistas paralelas al lector, el cual interpreta a su manera los signos impresos, cuando se ejerce el método socrático se nos invita a elevar un nivel más allá de la pasión humana, condición muy difícil por las interpretaciones históricas: las relaciones sociales del poder y los ciudadanos, las creencias, es similar a pedir pensar a: esclavos, siervos, vasallos, escuderos, soldados, asalariados, oligarcas sobre su modelo humano en su tiempo, que usualmente está dominado por el modelo histórico y no por las categorías filosóficas; de la misma forma los dogmas religiosos son irrenunciables (para muchos), de ahí las enormes fronteras entre Alá y Dios cristiano; mientras en literatura: las metáforas son las reinas, incluso en la Biblia del Nuevo Testamento: “no he venido a traer la paz sino la espada Mateo 10:34”…etc., connotan otras prisiones en muchos casos asumidas como leyes terrestres, pero aun así son esferas abstractas.  En lugar de quedarnos en la prisión de las palabras, el viejo antídoto de convertir todo en humano es la mejor respuesta a tantos laberintos extraviados, la simple vida terrestre nos orienta a nuestras posibilidades las cuales son cada vez más próximas al momento liberador cotidiano que a la vida más allá de nuestra existencia. Debemos entonces proponer eliminar los elementos metafísicos (del platonismo clásico) y convertirlos en acciones necesarias, de tal manera que un esclavo (Ser) despertaría su vocación individual u organizada (Ser Social) para combatir al amo esclavista, un siervo convertido en burgués contra el señor feudal, la pobreza material capitalista destruida por los valores anti-consumistas y la lucha por una sociedad más incluyente democrática sin oligarquías, parece que a pesar de todo somos de nuevo prisioneros conceptuales, pero la diferencia reside en tres niveles: ¿Cómo nos observamos?, ¿Cómo nos observa la sociedad? ¿Cómo nuestra actitud es diferente a las multitudes?, así somos dueños del Ser, no una palabra, ni siquiera una ideología… de pronto renunciamos a la ontología griega, -la cual parece ser la dominante aún en el  siglo XXI-, por lo tanto nos acercamos al momento irrenunciable de las posibilidades humanas, muy parecido al modelo del Jesús Histórico (Ser), “un hombre contra un Imperio” (Ser Social). En las palabras reside el universo, la prisión es aparente, la falsedad de la realidad es el laberinto impuesto, con mucha razón: filosofía, religión y literatura nos llaman a recordar, esa autoconsciencia liberadora de la caverna capitalista, para dar paso al Ser Social.

 

 

Ver también

«Orquídea». Fotografía de Gabriel Quintanilla. Suplemento Cultural TresMil, 20 abril 2024.