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Con la piel de Neptuno

Salvador Marinero

Escritor joven

 

La salada brisa que rozaba su rostro susurraba su nombre, aquel hombre iba atado de manos y vendado daba sus últimos pasos por la borda, mientras escuchaba los gritos en coro de un puñado de piratas que tenían como paisaje un hermoso cielo color ámbar tropical. Decidido se vio, nunca titubeó, aquel hombre caminaba seguro, respiración en calma al llegar a la punta de la tabla que sostenía su delgado cuerpo quemado por el sol, se volteó y con fuerza se quitó la venda de los ojos. Miró directamente al capitán de aquel barco. Al abrir sus labios pegados por la sal una pregunta salió de su boca como últimas palabras: Y usted Capitán ¿por qué escribe?

De un salto, aquel hombre se perdió entre las olas dejando enmudecidos a los piratas con la mirada fija en su Capitán.

-¡Vamos piratas! ¡Icen velas! ¡Todos a sus lugares de combate!

Aquel hombre de más de dos metros de altura y una inmensa barba densa, caminó hacia el timón de aquella embarcación mientras todos volvían a tomar sus puestos. “Guardemos luto por el ahora sabio que se ha lanzado por la borda pero no perdamos la mirada en el horizonte inconquistable”. Fueron las palabras que dio a su tripulación. Luego, tomando las riendas con las manos firmes en el timón el Capitán se dirige a ti lector, mirándote directamente a los ojos:

-“Que por qué escribo me preguntan, lo hago porque todo me inspira, el pintor que toma un bus a las cuatro de la mañana para llegar a tiempo a su trabajo, porque lleva magia entre sus dedos pero la guarda como el secreto más preciado, el actor que se siente libre una vez al mes al quitarse los grilletes que lo separan de sus deseos de cambiar el mundo a través del arte y que debe reprimir por unas monedas para respirar, escribo porque descubrí que tengo tres cerebros que se unen para crear estando consiente todos los días, me inspiran las mujeres que callan la verdad de sus vidas tras sonrisas de cristal, las madres de mi país que lloran por la muerte de nuestra juventud, la impunidad de los recuerdos de nuestra historia que ahora son realidad e inestabilidad, lo hago por la guerra del día a día, por los que salen de sus casas y no vuelven, por vencer el miedo a la muerte, por las sonrisas de un  niño de diez años que no va a la escuela porque prefiere trabajar al lado de su padre y sus siete hermanos.

Me inspiran los que descubrieron una luz dentro de su ser y luchan por mantenerla viva aún a pesar de las tinieblas que generan la incertidumbre y el poder, escribo por las arriesgadas amistades que revolucionan mundos interiores, por mi hermana, su fortaleza y su descendencia, me inspiran las lágrimas de mi madre por las noches a la distancia, por el músico que camina horas para poder tocar canciones y llevar el pan a su mesa. Lo hago para darle sentido a mi realidad, para generar un cambio en mí que despierte el interés en ti, me inspiran los que lo intentaron una vez más y no se rindieron, los que tienen la valentía de materializar sus sueños porque su única alternativa es su desarrollo individual,escribo por los que se aferran a la vida al igual que a la puerta del último bus rumbo a su hogar, por las largas filas de desempleados que quieren casarse con nuestro fracasado modelo económico esperanzados a saciar su sed de justicia, por los jóvenes que vienen detrás de mi cegados por el rencor de no ser escuchados y sin oportunidades en su propia nación juegan a la ruleta rusa todos los días.

Me inspiran los que no alcanzaron a descubrir la belleza en este mundo y decidieron partir antes de tiempo dejando únicamente su silencio entre escenas de horror e incomprensión,lo hago porque quiero romper el velo del desinterés y el ego que gobierna en los corazones del que no puede ver que para aprender debemos desaprender, lo hago porque estoy desinformado y tengo hambre de paz, porque me enfrento todos los días a la peor versión de mí con una sonrisa como escudo y aún así a veces me rindo ante ella, por la voz que escucho al despertar y los brazos que me dan color en las noches de ruido. Lo hago por la mano que toma mi mano. Por los que al igual que yo han encontrado un refugio en su soledad, lo hago porque somos animales paridos dentro de un sistema y nos toca pararnos frente a una realidad que no es cruel pero que tampoco es dulce, lo hago por naturaleza al igual que el fruto le sigue a la hoja y la hoja a la rama. Sólo lo hago”.

En sus puestos de combate van, siempre aquellos piratas con la mirada fija en el horizonte,  listos al cambio, jamás se aferran a nada, pues nada en aquel lugar les pertenece, ni siquiera ellos. De vez en cuando uno que otro que descubre su propósito en el inmenso navío, deja su puesto de batalla, estrecha la mano del que tiene a la par y con una reverencia se despide en paz de su Capitán. Camina vendado por la borda, se lanza dejando un aroma a valentía y despertar. Allá se les puede ver nadando a sus anchas, ahora son color neón y tienen la piel de Neptuno.

Ver también

«Orquídea». Fotografía de Gabriel Quintanilla. Suplemento Cultural TresMil, 20 abril 2024.