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Comentario post electoral, se confirmó el presagio

Francisco Martínez

Confirmados los resultados de la elección presidencial del pasado 3 de febrero, el cuál dejó como ganador y Presidente electo a Nayib Bukele, es importante reflexionar lo sucedido y poner la mirada en los grandes retos que deberá afrontar el nuevo gobierno y en las tareas de la transición, que deben crear confianza y seguridad en el pueblo de que la decisión tomada con el voto, ha sido la decisión correcta.

La gran noticia del 3 de febrero no es que ganó Nayib Bukele, ese era un hecho anunciado y esperado, no es que desmerezca ni empequeñezca ese extraordinario resultado; pero, es que la noticia es que el país, los grupos de poder y sus fuerzas políticas principales, aceptaron el resultado y reconocieron a Nayib, como el candidato ganador. Esa es la mejor y gran noticia, ya que, evidencia el avance de la democracia inaugurada con el Acuerdo de Paz de 1992. La gran tarea nacional ahora es, mejorar, perfeccionar y consolidar la institucionalidad democrática. Poner al Estado y sus instituciones, en favor del desarrollo y bienestar de la gente, que los funcionarios y el aparato público se conviertan en factor de desarrollo y progreso para el interés de la nación y sus ciudadanos.

Es de rescatar que lo sucedido el pasado 3 de febrero, es un llamado de atención a todos, uno de cada cuatro electores con derecho, votó por el nuevo presidente, dos se abstuvieron; y uno de cada cuatro votó por cualquiera de las otras dos opciones.

La elección se desarrolló en un contexto en el que ARENA y FMLN se presentaron como las peores opciones. El “ARENA nunca más” se convirtió en: “ARENA y FMLN nunca más” y junto “al devuelvan lo robado”, fueron el “top of mind” de la campaña. Este mensaje simple, sencillo, claro y sintetizador del hartazgo social era reforzado sistemáticamente por las acciones de los funcionarios del gobierno y de las campañas de ARENA y del FMLN. Nayib, jugó a la sombra, ganó sin exponerse, no lo necesitó, otros hicieron su trabajo en cada segmento identificado desde el big data. El resentimiento se impuso al razonamiento, razonar era incorrecto.

El hartazgo nacional frente a 30 años de promesas incumplidas, corrupción y desgobiernos, presagiaba lo que sucedería en esta elección y las encuestas lo identificaron en diferentes momentos, para algunos, me incluyo, el escenario sería de segunda vuelta Callejas-Nayib. Quizá voluntariamente, aspirando a generar acuerdos y compromisos para la gobernabilidad y menos triunfalismos. Pero se resolvió en primera vuelta, los que votaron por el frente en elecciones anteriores, votaron mayoritariamente por Nayib, y los que votaban por ARENA, optaron por no ir a votar y en menor porcentaje, votaron también por Nayib.

Nayib ganó la elección, porque estaba en el momento oportuno, en el momento de la debacle de estos proyectos políticos.

Hay que celebrar lo sucedido, es un mensaje claro, ganaste, pero, no tienes cheque en blanco, perdieron, pero pueden recomponerse y realinearse. Los ojos de la acción ciudadana están observando. Es un error señalar que la gente se equivocó y más grave es referirse a que el pueblo de desagradecido, por no reconocer los programas sociales, eso es justamente por lo que perdieron. No entienden el nuevo escenario del quehacer político. Necesitan refundarse, reinventándose y regresando a la esencia de: política es servicio.

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