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Después de dos años de estar suspendidas las procesiones de Semana Santa, feligreses participan la mañana del Viernes Santo, del Vía Crucis que salió del predio donde existió la iglesia San Esteban, rumbo a la parroquia El Calvario. Foto Diario Co Latino/Samuel Amaya.

Católicos expresan fervor y devoción en procesiones del centro capitalino

Alma Vilches
Samuel Amaya
@DiarioCoLatino

Después de dos años de estar suspendidas las procesiones debido a la pandemia del COVID-19, la feligresía católica expresó esta Semana Santa 2022 su fervor y devoción en los cortejos procesionales que recorrieron las principales calles del centro de San Salvador. Como medida de prevención por el nuevo coronavirus, todas las personas que asistieron portaron su mascarilla e hicieron uso del alcohol gel.

La mañana del Viernes Santo, el Vía Crucis salió del predio donde existió la iglesia San Esteban rumbo a la parroquia El Calvario, simboliza el trayecto que hizo Jesús rumbo a su crucifixión.

El sacerdote Armando Romero, vicario parroquial de El Calvario, sostuvo que año con año esta actividad se hace de manera popular para manifestar a Dios que camina con su pueblo, “a este Dios que sigue estando crucificado en medio de los pobres”.

“A lo largo de la vía dolorosa vemos diferentes expresiones que manifiestan la fe y la esperanza y sobre todo la manifestación que sigue creyendo, que sigue esperando y manteniendo su amor y devoción a la pasión y muerte de nuestro Señor. Es importante reconocer dichas manifestaciones y no solo como un patrimonio espiritual sino también cultural de la capital”, destacó Romero.

Tras llegar la procesión del vía crucis a la iglesia El Calvario, se procedió a recordar la crucifixión de Jesús, decenas de salvadoreños llegaron a este evento para presenciarlo, pues debido a la pandemia del COVID-19 en 2020 fue suspendido y el año pasado no se permitió el ingreso de fieles.

La imagen de Jesús fue llevada a la cruz que feligreses cargaron por toda la calle de la Amargura, lo acostaron y lo clavaron, tal y como  lo relata los textos bíblicos. Posteriormente, se elevó la cruz donde decenas de personas le rindieron homenaje a Jesús y elevaron sus oraciones.
Así se mantuvo hasta las 3 de la tarde, hora en que iniciaron los santos oficios donde fue descendida la imagen de Jesús, todo esto, como antesala al Santo Entierro, el cual comenzó en la parroquia El Calvario y recorrió las principales calles del centro capitalino.

Penitencia

Durante el Jueves y Viernes Santo decenas de feligreses asistieron al predio de la iglesia San Esteban para iniciar su penitencia ante el milagro que Jesús les ha hecho en su vida. Los penitentes vendados de los ojos y con la ayuda de sus familiares recorrieron por toda la calle de la amargura caminando o a gatas, hasta llegar a la parroquia El Calvario.

Claudia Lisseth Quijano, de 35 años, fue una de las personas que decidió hacer penitencia, aunque no es su primera vez, pues aseguró que lleva 10 años haciéndolo, “gracias a Dios estamos vivos en estos tiempos tan difíciles y también dándole gracias a Dios porque me proveyó un trabajo, por tener a mi hija y a mi familia con salud”, reiteró.

Otros religiosos se fueron gateando y con una venda en sus ojos por toda la calle, con el apoyo de pedazos de cartón en el suelo y por supuesto con el apoyo de su familia.

Elaboración de alfombras

En las afueras de Catedral Metropolitana de San Salvador la familia Fermán se dedicó a elaborar las tradicionales alfombras, acción que llevan a cabo cada Viernes Santos desde hace 50 años, sin embargo, en 2020 y 2021 les tocó suspender por la circulación del virus, además, que por la pandemia del COVID-19 no hubo procesiones durante la Semana Santa.

Salvador Fermán, de 82 años de edad, explicó que quienes iniciaron junto a él a elaborar las alfombras ya partieron al cielo, por ello, trata de inculcar esta tradición a sus nietos, para que sigan el legado; es así como tres nietos de Salvador estuvieron ayudándole a elaborar las alfombras, “prácticamente es una penitencia para uno, por el gesto que Diosito nos da (vida), y en agradecimiento al Señor”.

La alfombra que  año con año hacen normalmente es en la avenida Cuscatlán cerca de un banco, pero debido a la construcción de la Biblioteca Nacional, les tocó elaborarla entre la intersección de las tres plazas en el centro de San Salvador.

Para hacer la alfombra se compraron 10 sacos de sal y diferentes colores de pinturas, los precios de estos insumos han tenido un incremento bastante significativo, pues el saco de sal se conseguía en $5.50, pero hoy está a $11 el quintal, la pintura antes se conseguía a dos dólares, pero hoy, la roja vale $10, la azul y la amarilla oro a $8. Sin embargo, con los sobrantes de sal y pintura de años anteriores pudieron hacer esta alfombra.

Sábado Santo

Como ya es tradición el sábado de cada Semana Santa, los católicos participaron de la procesión de la Soledad o pésame, que representa el dolor y duelo de la madre de Jesús, ante la pérdida de su hijo. La jornada de ese día está marcada por el luto, el silencio y la reflexión de los cristianos por la muerte de Jesucristo, quienes están a la espera en la noche de la vigilia pascual.

Una de las procesiones salió de la iglesia El Calvario y recorrió las principales calles del centro capitalino, a lo largo del trayecto la feligresía reflexionó los siete dolores de la Virgen María y se pidió por todas las madres que han perdido a sus hijos a causa de la delincuencia, para que encuentren paz y consuelo en sus corazones.

El Sábado Santo, es el día de la espera, el cuerpo inerte de Jesús ha sido colocado en el sepulcro, un gran silencio envuelve la tierra, pero no muy lejos, María permanece en oración, acompañando a la iglesia, confía en las promesas de su hijo y conserva la esperanza en su interior. Ella está dolida por la muerte de Jesús, aunque mantiene viva la llama de la fe, cuando todos parecen dar la espalda, allí está la madre, de pie y con esperanza.

La noche del Sábado Santo la feligresía católica participó con alegría de la Vigilia Pascual, que es la más importante de todas las celebraciones cristianas, porque conmemora la resurrección de Jesucristo. Esta vigilia es considerada como la “madre de todas las vigilias”, inicia con la bendición del fuego y encendido el cirio pascual, en este momento se entona el Pregón Pascual, un poema escrito cerca del año 300 que proclama a Jesús como el fuego nuevo.

El segundo momento de la vigilia es la Liturgia de la Palabra, donde se leen siete lecturas, desde la creación hasta la resurrección, la lectura del libro del Éxodo es la más importante, porque narra el paso de los israelitas por el Mar Rojo, cuando huían de las tropas egipcias y fueron salvados por Dios. De la misma manera recuerda que Dios esta noche salva a la humanidad por medio de su hijo.

El último momento es la renovación de las promesas bautismales, renunciando a satanás, sus seducciones y obras, se bendice la pila bautismal y recitan las letanías de los santos, que se une en oración con la iglesia militante y triunfante. La noche de Pascua es cuando más sentido tiene celebrar los sacramentos de la iniciación cristiana, es decir, bautizo, primera comunión y confirmación, esto después de una catequesis o preparación personal.

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