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Vocación por la cosmetología

 

Marlon Chicas – El Tecleño Memorioso

¿A quién no le gusta lucir impecables cortes o peinados, así como delicados maquillajes, brindados por expertas cosmetólogas en nuestro país? El rol de estas profesionales de la belleza juega un importante papel a través de la historia, en torno al cuido y aspecto de los seres humanos, que de acuerdo con registros data en Egipto donde inicia tal labor, en la que se desarrollaron técnicas propias en el arreglo de la apariencia y acicalamiento del cutis.

Esto se repitió en la alta sociedad de Grecia y Roma, aunque los romanos no tuvieron una regla exclusiva de belleza como los griegos y egipcios, ya que estos últimos eran aficionados al maquillaje y la peluquería; por lo que el uso de peinados diferenció a los romanos de su clase social y estado civil.

En la Edad Media se descuidó un poco la rutina ligada a la apariencia física en las mujeres, debido a los argumentos de que la mujer tenía que preocuparse por salvar su alma y no por cosas mundanas. Con el correr del tiempo la labor de la cosmetóloga se expandió en el mundo encaminada a brindar sus conocimientos en el análisis y diagnóstico de los diferentes tipos de piel, la aplicación de tratamientos para el cutis, el cuero cabelludo, uñas, etc. Así como proveer tratamientos de patologías dermatológicas leves, detección de posibles problemas cutáneos (acné, celulitis…) y prescribir productos adecuados para corregirlos.

En este contexto, Santa Tecla registra a una visionaria mujer considerada como una de las precursoras de esta profesión en la ciudad, doña Gilda Marlene Ortíz de Cisnado, hija de don Max Alfaro (+), y doña Tulia Ríos de Alfaro, quienes dedicaron su esfuerzo a la profesionalización de su primogénita por medio de una carrera universitaria, sin embargo, pudo más en ella, su vocación y amor por la cosmetología a la que sigue dedicada hoy en día.

Su formación académica la realizó en el Colegio Nuestra Señora de Fátima de esta localidad, seguidamente viajó a Estados Unidos donde se graduó de la High School; de vuelta en El Salvador estudio la profesión de cosmetóloga en las acreditadas academias Diana y Madame Roseteau que, de acuerdo con doña Marlene es esta última la pionera de la cosmetología en El Salvador.

A los 16 años inició su profesión de cosmetóloga de forma secreta para no desairar a sus padres, quienes al descubrirla deciden apoyarle en su función, por lo que en 1975 instituyó la Academia Marlene en Santa Tecla, ya que esta profesión era vista como oficio y no como carrera, lo que le llevó junto a otras expertas de la belleza a fundar la Asociación de Cosmetólogas de El Salvador ACES en 1980.

Para doña Marlene la cosmetóloga es una psicóloga que tiene como ministerio saber escuchar y ayudar con sus consejos a quienes les visitan en sus salas de belleza, con el fin de que estos superen la tristeza o problemas que les acongoja, por lo anterior, sirva este reconocimiento a todos las profesionales de la cosmetología en nuestra ciudad y el país en general

¡Felicidades!

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«Esperanza». Fotografía: Rob Escobar. Portada Suplemento TresMil