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¡Vamos al turno de la Iglesia del Carmen!

 

Marlon Chicas –

El Tecleño Memorioso

Santa Tecla, se caracteriza por su fervor a las advocaciones marianas, especialmente en aquellos santuarios en la que la Reina del Cielo ostenta la patronía de estas, para el caso en mención, las parroquias de Nuestra Señora de Guadalupe en Colonia Las Delicias, Inmaculada Concepción y la Cripta conocida como María Auxiliadora, contigua al Colegio Santa Cecilia, entre otros curatos de reciente fundación. En la presente crónica hago referencia a la fiesta de Nuestra Señora del Carmen, el 16 de julio de cada año, en la que se desarrolla el tradicional turno en su honor.

Parece que fue ayer, en la que junto a los recordados don Julio el jardinero, Sergio Cerna y otros feligreses, colaborábamos en la construcción de los puestos de venta, en las instalaciones del atrio del antiguo templo, convertido en ruinas a causa del terremoto de 2001. Con martillo en mano, clavos, laminas, cuartones, alambre de amarre, y otros materiales se elaboraban dichas infraestructuras hasta completar la misión asignada.

Recuerdo la suave voz de don Julio solicitando al suscrito alguna herramienta con estas palabras “Merlos pásame los clavos y el martillo”, a lo que raudo y veloz cumplía el requerimiento; todo este esfuerzo se compensaba el día del turno, cuando gallardetes de colores adornaban los puestos de venta; los juegos mecánicos provocaban la algarabía de chicos y grandes, filas de infantes esperaban ansiosos acceder a las sillas voladoras de don Manuel Martínez “El Colocho” (+); así como a la rueda de caballitos, avioncitos entre otras atracciones, a las que un servidor abordaba repetidamente.

Un delicioso olor a pupusas elaboradas en comal de barro, carne asada, panes con pollo, elotes locos entre otras exquisiteces, inundaban el ambiente, abriendo el apetito de los parroquianos, los cuales degustaban a placer suculentos manjares, entretanto los más pequeños saboreábamos dichos platillos, gracias a nuestros padres que nos proveían algunas monedas para tal efecto. La ilusión de ese tiempo era el adquirir un pollito de colores en el bazar de las hermanas Elvira (+) y Leonor Chacón, famosas por su refresco de cebada y panecillos en la Colonia Las Delicias, quienes alegraban las tardes con algún chascarrillo.

Cómo olvidar la misa patronal de 1978 presidida por San Óscar Arnulfo Romero y Galdámez, y concelebrada por varios sacerdotes, en la que el antiguo templo fue insuficiente para albergar a miles de feligreses, ávidos del mensaje del pastor; en lo personal la mejor experiencia de mi vida como monaguillo de dicho santuario, lo que marcó mi existencia, sin imaginarme en esa etapa de mi infancia, estar frente a un futuro santo salvadoreño.

El estruendo de los cuetes de vara en el azul del cielo anunciaban la llegada de los peregrinos de los cantones El Limón, Zacasil, Matazano, Granadillas, El Triunfo, Álvarez y El Progreso portando en sus manos sendos estandartes con la imagen de la Virgen del Carmelo, mientras entonaban himnos y oraciones, el olor a velas e incienso era característico en dicha romería, sin olvidar la imposición del santo escapulario de manos de los memorables padres Azcue (+), Garrido (+) y Martínez (+), como un signo de relación filial y confianza, entre la Madre del Cielo, y el devoto que se confía a ella con total entrega y convicción a su intercesión

Imposible no traer a cuenta la procesión de la Virgen del Carmen, recorriendo las principales calles de la ciudad, bajo bíblicos aguaceros, en compañía del padre Segundo Azcue, ataviado con su alba y estola, presidiendo dicho sacramental, el sonar de la pólvora anunciaba el paso de esta, escoltada por el jolgorio de la Banda Regimental.  Los años pasan y solo quedan bellas reminiscencias de una lejana infancia que no volverá; por todo ello ¡Vamos al turno de la Iglesia del Carmen, querido amigo!

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