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Un crimen y una equivocación: Chivo expiatorio

Caralvá

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Suplemento Tres mil

 

En el libro Memorias de Fouché 1759-1820 se relata el siguiente evento durante la consolidación del imperio napoleónico (fragmentos): “es preciso aterrorizar o perecer” –Napoleón Bonaparte-… “Supe al día siguiente que después de mi partida se había celebrado consejo, viagra y que durante la noche Savary había procedido a la ejecución del desgraciado príncipe. Se hablaba de circunstancias atroces. Savary se había resarcido, cialis según decían, sale de que se le hubiese escapado su presa en Normandía, donde tuvo la ilusión de atraer al cepo, mediante los hilos de la conspiración de Cadoubal, al duque de Berry y al conde de Artois, a quienes hubiese sacrificado de más buena gana que al duque de Enghien. Réal me aseguró que él lo cogió tan de sorpresa la ejecución nocturna, que a la mañana siguiente había ido a Vincennes, esperando llevar al príncipe a la Malmasion, imaginándose que el primer cónsul acabaría este gran negocio de un modo magnánimo. Pero a Bonaparte le pareció indispensable aquel golpe de Estado para atemorizar Europa y destruir todos los gérmenes de conspiración contra su persona. La indignación que yo había previsto estalló del modo más sangriento. No fui yo, por cierto, quién expresó con menos paliativos sobre este atentado, que atropellaba el derecho de las naciones y de la humanidad. “¡Es doble mal, porque es un crimen y una equivocación!” Memorias de Foché / Joseph Fouché España: Desván de Hanta, 2015 pág 175

El relato nos recuerda la guerra civil de los años ochenta en nuestra nación, con tal fuerza que el asesinato de los sacerdotes jesuitas parece reproducir aquellas escenas del imperio napoleónico, ese evento trágico continuará por generaciones, como un símbolo de “un crimen y una equivocación” como lo afirmó Foché. Durante la historia de la humanidad existen acciones similares que fácilmente se pueden encontrar con un poco de voluntad e investigación histórica.

Los académicos actuales usan el concepto de “Chivo expiatorio” así: “se utiliza la expresión para denominar a aquél que ha pagado las culpas de otra persona o grupo, librando a estos de represalias. También es posible que la persona víctima de éste fenómeno termine mintiendo su efectiva responsabilidad para aliviar la situación pidiendo una especie de perdón o porque recibió una amenaza coactiva, lo que a veces la empeora y hace difícil encontrar la verdad confundiéndose a la víctima como victimario. En Sociología, el término se utiliza para designar a una persona o grupo por el cual los más afectados por la frustración redirigen su agresión. Un chivo expiatorio también es conocido como Cabeza de turco” –wikipedia-.

El proceso contra los militares salvadoreños involucrados en ese procedimiento, no escapa al juicio de la historia, algunos libros incluso parecen develar esa situación: “nuestro buen nombre y reputación dependen más de lo que ocultamos que de lo que revelamos. Todo el mundo comete errores, pero quienes son realmente hábiles y sagaces se las arreglan para ocultarlos y hacer que otros carguen con la culpa. En tales momentos, siempre se debiera tener a mano un oportuno chivo expiatorio”. Poder /Robert Greene. Buenos Aires: Atlántida, 1999. – pág 259

 

Fe de errata:

El sábado anterior se tituló esta columna por error: “Histeria de amor árabe-cristiano”, siendo lo correcto: “Historia de amor árabe-cristiano”. Solicitamos favor de tomar nota.

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