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Redacción Nacionales
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La madrugada de este viernes, cientos de pandilleros fueron trasladados al Centro de Confinamiento del Terrorismo (CECOT), donde se prevé que los pandilleros guardarán prisión, así fue anunciado por el presidente de la República, Nayib Bukele.
“Hoy (ayer) en la madrugada, en un solo operativo, trasladamos a los primeros 2,000 pandilleros al Centro de Confinamiento del Terrorismo (CECOT)”, informó el mandatario a través de sus redes sociales.
El CECOT tiene la capacidad para albergar a más de 40 mil personas. Este Centro de Confinamiento fue construido e inaugurado durante el régimen de excepción, medida estatal que inició el 27 de marzo de 2022 sin fecha de caducidad. A la fecha, se han capturado a más de 64 mil presuntos pandilleros, pero entre ellos a casi 4 mil inocentes, según versiones del mismo Gobierno.
“Esta será su nueva casa, donde vivirán por décadas, mezclados, sin poder hacerle más daño a la población”, agregó el presidente Bukele.
La megacárcel está ubicada en Tecoluca, San Vicente, está construido en 33 manzanas, sin embargo, el GOES adquirió 236, donde incluyen perímetros de seguridad con 600 agentes de la Fuerza Armada y 250 de la Policía Nacional Civil. Cabe destacar que el monto para la construcción de dicha cárcel no ha sido revelado por el Gobierno, pues se considera información “reservada”.
La Secretaria de Prensa de la Presidencia informó que al CECOT fueron trasladados pandilleros del penal de Izalco, Sonsonate, bajo un riguroso operativo de seguridad en autobuses.
Los diputados de Nuevas Ideas reaccionaron sobre el traslado, por ejemplo, el diputado y jefe de fracción de Nuevas Ideas, Christian Guevara, dijo que para los pandilleros habrá “cero pollito, cero colchones, cero llamadas, cero fiestas, cero lujos, cero posibilidades de daño a los buenos salvadoreños”.
El legislador Giovanny Zaldaña comentó que los pandilleros “ahora tienen lo que merecen”, una condena que deben pagar en una cárcel de máxima seguridad. “Así el ciclo de la política de seguridad continúa con una fase importante, que mantendrá las calles con menos delincuentes y mayor seguridad”.
Esta acción va encaminada en el contexto del régimen de excepción, medida estatal que ha violentado los derechos humanos de miles de salvadoreños que nada tienen que ver con pandillas.
El estado de excepción también ha servido para la persecución política y para frenar las luchas sindicales.
De momento, las autoridades de seguridad y diputados oficialistas han asegurado que “la guerra contra las pandillas” se acabará cuando el último pandillero sea capturado.
