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Joaquín Salazar
@JoakinSalazar
Un trato digno y la realización de la prueba médica, es lo que piden algunos de los salvadoreños que permanecen en cuarentena en los centros de contención. Efraín Barraza (45 años) es uno de ellos, quién al querer ingresar a El Salvado el 11 de marzo pasado se llevó la sorpresa de que debía pasar cuarentena, por la emergencia nacional, para evitar el contagio de la Pandemia COVID-19.
Barraza viajó unos días antes a Guatemala, donde sostuvo una reunión como vicepresidente de la Asociación de Sociólogos, Sociólogas y Profesionales de Ciencias Sociales. A su ingreso fue retenido en la Frontera Las Chinamas por tres días, hasta que fue trasladado a la Villa Centroamericana, un Centro de Contención, en Ayutuxtepeque. Este retraso se debió a su negativa de que fueran mezclados con los salvadoreños en el Centro de Retención de Jiquilisco, donde se encontraban los que provenían de Europa y Estados Unidos.
“Estuvimos ahí (Villa Centroamericana) hasta hace cuatro días, que nos trasladaron. Los primero días fueron bastante difíciles porque no había organización, fueron dos días en las que ellos se organizaban con prueba y error. Pero las cosas fueron mejorando. Pero ya cuando todo había mejorado, ellos deciden cerrar ese centro de contención”, explica Barraza.
Todos los que estaban en la Villa Centroamericana fueron trasladados a tres lugares: Costa del Sol, Sonsonate y Ayagualo. Barraza se encuentra hoy en el Hotel Agape de Sonsonate. Su llegada fue de madrugada al lugar, en medio de un desorden en el que la Policía Nacional Civil (PNC) fue partícipe, relata.
“Entramos al hotel a las cuatro de la mañana, de entrada la gente estaba desesperada, habíamos esperado más de una hora en los buses, cuando llegamos las disposiciones sanitarias es que no nos bajaran de los buses. La gente se les desesperó y los de Salud llamaron a la PNC, y estos desafortunadamente actuaron de manera prepotente y altanera. Parecía la de antes sin lo Civil”, relató Barraza.
Barraza asegura que en el hotel, la vida no ha sido fácil, ya que casi no hay insumos básicos como agua para ingerir. “Nos trajeron una botella de 500 ml y eso hemos tenido de agua en dos días”, afirmó este domingo, en una entrevista con Diario Co Latino.
Barraza agregó que el trato médico no ha sido bueno. Ya que “nos tratan con asco, de lejos, porque para ellos estamos en el periodo de incubación, podemos ser portadores del virus, pero no nos han hecho el examen en todos estos días, simplemente nos han acusado por estar entre todos”.
Barraza reconoce la labor de las autoridades, entre ellos los médicos, ya que ellos están en riesgo, pero asegura que a las mismas hay que aclararles, “prevención es una cosa y humillación es otra”. La intervención de la FAES ha mejorado la logística y la comunicación entre las personas que permanecen en cuarentena y las autoridades del MINSAL y la PNC.
El profesional asegura que los médicos no se acercan a las personas. Ya que solo envían a las enfermeras a tomar la temperatura y solo escuchan desde lejos la información.
Para Barraza existe la posibilidad que el trato sea debido a que mientras estuvieron en la Villa Centroamericana, estas personas se organizaron y reclamaron sus derechos para ser enviados a sus casas, noticia que llegó a medios de comunicación. Pese a ello, hoy pide un trato digno y que hagan lo más pronto posible los exámenes correspondientes para descartar o confirmar la portación del COVID-19.
