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La Asociación Salvadoreña de Ayuda Humanitaria cumplió 37 años de fundación, luego que un 17 de octubre de 1984, en medio del conflicto armado, se constituyera para servir a los salvadoreños durante esa lucha por la paz.
Dicha organización fue fundada por parteras, promotores, personal médico, enfermeras, que inclusive muchas de ellos ofrendaron su vida durante el conflicto armado por su decisión de ayudar a los salvadoreños.
Desde entonces, han transcurrido más de tres décadas de lucha, venciendo obstáculos en la construcción colectiva de la justicia social junto a las comunidades más excluidas, y entre aciertos y desaciertos continúan de la mano con las poblaciones que acompañan, que día a día enfrentan los desafíos que genera la evidente brecha de desigualdad social en el país, reflejada en la acumulación de la riqueza en pocas manos en detrimento de la mayoría de la población que enfrenta hambre, desnutrición y la pobreza, señalaron las autoridades de PRO-VIDA, a través de un pronunciamiento.
Indicaron que en la actualidad, las comunidades enfrentan las consecuencias de la pandemia COVID-19, con la pérdida de seres queridos y la profundización de la pobreza. “En la medida de lo posible junto a la cooperación nacional e internacional tratamos de dar respuesta humanitaria para aliviar el sufrimiento”, señalaron.
Comentaron que, a través de los años de trayectoria, han permitido acompañar a las comunidades más vulnerables en los impactos de fenómenos que han ocasionado desastres, como los golpes que sufren las comunidades cercanas a los ríos o comunidades al borde de un abismo que han sido excluidas por un presunto modelo capitalista, que cada vez deja al descubierto las brechas de desigualdad social en El Salvador.
Por ello, han elaborado un plan estratégico 2019 – 2024 en el cual han apostado a la transformación institucional para dar respuesta y acompañamiento a las comunidades por medio de cuatro programas: “desarrollo territorial”, el cual contempla el poder trabajar de la mano con poblaciones organizadas y promoción de derechos humanos, gestión ambiental, equidad de género, soberanía alimentaria y nutricional, y emprendimiento territorial.
El segundo programa es la “salud integral”, en el cual se dedica a la organización y educación en salud, atención primaria en salud, derechos sexuales y reproductivos, salud mental, salud ambiental, intercambio de saberes con pueblos indígenas e incidencia en políticas públicas.
Mientras que el tercer programa es la “gestión de riesgos y resiliencia al cambio climático”, en la que se trabaja en organización y gestión del conocimiento, incidencia y auditoría social, acción humanitaria y reducción de vulnerabilidades, resiliencia al cambio climático y equidad de género. Y el cuarto programa es el “fortalecimiento institucional”, en el que le apuestan a la gestión de medios y recursos financieros, de conocimiento humano, gestión de alianzas, seguridad y protección y equidad de género.
En el marco de sus 37 años de aniversario, señalaron que seguirán mantenimiento el acompañamiento a las comunidades más vulnerables en la promoción y defensa de los derechos humanos, en la denuncia de políticas antipopulares que amenazan con el retroceso de la poca democracia conquistada con los Acuerdos de Paz.
Asimismo, “estamos comprometidos con la defensa del agua, la soberanía, que haya respeto a la independencia de los poderes del Estado Salvadoreño”, concluyeron.
