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PREPARANDO LA CREACIÓN

 

Por Mauricio Vallejo Márquez

Entre los principios de disciplina japonesa se asume que debe haber orden y limpieza. Quizá por eso a veces cuesta hacer algunas cosas, ya no se diga cuando el entorno es un caos de desorden y suciedad. La limpieza es fundamental porque el espacio debe estar aseado. Claro que esto no es del todo cierto, y es evidente cuando recuerdo el estudio o el taller de algunos amigos escritores y pintores. Sin embargo, para mí sí.

No voy a negar que el arte me encanta y me he aficionado a lo largo de mi vida en varias disciplinas. No todas las he seguido o les he dado continuidad, sin embargo las disfruto. Las comparo con los juegos que tenía cuando era un niño (si es que acaso en algún momento he dejado de serlo) y podía pasar horas y horas armando historias con mis juguetes que modificaba con tirro, plastilina, chicle, clips o con lo que encajara en el momento.

Es muy posible que ese pasado de juegos me motive tanto a seguir armando historias que disfruté tanto jugar con mi hijo cuando los muñecos tuvieron su tiempo, que es uno de mis mejores recuerdos. Nos inventamos personajes e historias que me hicieron revivir esos años.

El detalle es que para ello no sé por qué ahora requiero un espacio, que sea ordenado y limpio. Tener la sensación de que mis libros se encuentran a la mano y puedo disponer de ellos cuando los necesite, además de una mesa en la que pueda sentarme a dibujar y escribir (las dos cosas me siguen cautivando). Eso no quiere decir que si me encuentra el deseo no pueda hacerlo en cualquier parte, pero me siento más productivo cuando tengo plena disposición del tiempo y el ambiente.

Por eso estoy en una cruzada. Ordeno de pies a cabeza mi casa, para encontrar los tiempos perdidos y dejar de sentir que me hundo en algún aullido. Eso ha implicado deshacerme de libros, devolver ejemplares que me prestaron y olvidé devolverlos (aunque no lo crean así fue). Y en todos estos procesos he llegado a sentir el deseo de sentarme y comenzar a escribir, dedicarme a eso, terminar las novelas que he dejado en corrección o a medio taco. Además de otros pendientes que la cotidianidad me ha impedido.

Así que estamos procurando desarrollar el ciclo de Deming: planificar, actuar, verificar y ajustar. Definitivamente me da pie a hacer mejor las cosas y a sentirme mejor al final del día. Ahora siento que al limpiar y al ordenar comienzo de nuevo a crear. Así que, también limpiar y ordenar puede ser el principio de un proceso creativo.

Ver también

«Orquídea». Fotografía de Gabriel Quintanilla. Suplemento Cultural TresMil, 20 abril 2024.