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Poemas rescatados del olvido

de Luis Chávez

 

Cuando naciste 

A Marlon Rubén, sovaldi “Pobrecitos, creían que libertad

mi hijo era tan sólo una palabra aguda”

-Mario Benedetti-

Cuando naciste

me vi reflejado en tu rostro

quise correr por el barrio

gritando a los cuatro vientos

que tu sangre prolongaba

mi existencia.

Ese día

me vi en tu mirada

más no imaginabas

que venía de rifarme el pellejo con la muerte

pues los esbirros almidonaron de pólvora el camino

echando plomo por delante del carro en que viajaba.

La culpa no era de ellos exactamente

sino de otros que veían en cada joven a un guerrillero

y no les culpo –en lo absoluto-

pues su mente estaba enferma por el odio

y nosotros, en el pleno uso de nuestras facultades,

sabíamos que jugábamos con la muerte

al “esconde el anillo escóndelo bien”.

Pasaban los días

y vos crecías con el galope que daba el tiempo

mientras yo me remiraba en tu mirada…

y cada vez que regresaba

veía tu franca sonrisa

allanando los minutos que me poblaban…

te veía sonriendo,

abriendo la ventana solaire

sólo para decirme:

“Adiós papá, que te vaya bien,

que te apache un carro y te arrastre el tren”.

Tú jugabas a armar rompecabezas

mientras yo me jugaba la vida,

más no sabías que en mis libros

había escrito epitafios

para saludar a la muerte

con tres lirios blancos

para festejar la vida.

1992

Pequeña epístola para un hermano

A Óscar Raúl, mi hermano

Residente en Ciudad Darío, Nicaragua

                y quien no veo desde 1990

He vuelto a recordarte

bajo la hoja del viento

que soportó el huracán del día

mientras las madrugadas

crecen y decrecen por tu ausencia…

¿Sabes?

Aún existen rasgos de una infancia

crecida entre máquinas de coser

y paredes en construcción…

De aquel entonces

guardo la caja de herramientas

que te heredó Francisco, nuestro padre,

para que ganaras el mendrugo cotidiano.

Me viene tu recuerdo, Óscar Raúl

tus manos llagadas a tempranas lunas

producto del ácido del cemento y la arena

con el fin de llevar el pan a nuestra casa

aunque el cansancio consumiera

tus escasos diez años de existencia

en esta vida cargada de incertidumbre…

¡Me niego a aceptar que hallan fronteras

entre el mar y el volcán de mis desvaríos!…

Sé que a veces la luna

baña heraldos fugitivos

en la voz de un ayer

donde fue preciso guarecerse

describiendo sinfonías.

Espero tu llegada Óscar Raúl

para contarte rasgos de la historia

tan nuestra y tan tuya

de alegrías semicumplidas

de voces perdidas en el tiempo

de la María del Puro,

la Rosa Transistor y la niña María Pleytez

del Borolas, el Negro Tambo y el Mudo Mata…

de una guerra que nos partió las vísceras en dos

de aquellos que partieron para el norte

de los nunca regresaron de la guerra…

¿Sabea?

ya no juego con carritos de madera ni cajas de fósforo

ni hago calles en el paredón del viejo molino de don Roberto

ni salgo a vender tortillas por el barrio donde crecimos a empellones

pues los pantalones chicos quedaron prendidos

en una percha del tiempo…

Hoy, aunque me cueste decirlo

es más dura la tarea, pues me hice papá

y tengo que hinchar el lomo

-como me dice mi mamá-

nada de andar “mami, aquí le traigo este vichito”

hoy acepto que se veló la cortina de mis ojos

y aunque a mis amigos se los llevó la guerra

y las tareas aumentaron

aún no doblo rodillas ni doy la otra mejilla…

porque hoy las faenas cotidianas y el cuido a mis hijos

son más importantes que perder el tiempo

viendo los noticieros…

Enero de 1992 

 

Reivindicación

A Francisco Israel

                        mi hermano

Si en algún recodo

observas que flaqueo

no pienses que claudico

toma mi mano

porque el camino es vasto

para conquistar los sueños…

1990

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