Los lentes nuevos

LOS LENTES NUEVOS

Por: Mauricio Vallejo Márquez

Escritor y Editor Suplemento 3000

Cada visita al optometrista era un momento de incertidumbre. No veía bien, pero tampoco quería que me aumentara la miopía. No sé cuántas veces fallé en decir lo que sentía o veía. Pensaba que ver muy definido era ver bien, aunque eso implicara forzar una nueva graduación. A saber cuántas me podría descontar.

Lo que sí me deja buena sensación de esas visitas es cuando cesaban los días de ceguera parcial. Tener que acercar mi rostro al papel para leer o acercarme al plato para tener la certeza de qué cómo, dejaba de ser una tortura y volvía a ver. Un padrastro que tuve no tenía idea de lo que implica no ver. Había pasado una desgracia en la cancha de basquetbol, alguien me empujó y provocó que mis lentes se quebraran. Como pude llegué a la casa y expuse el problema. Mi padrastro consideró que había sido un descuido mío y que tenía que pagar pasando mis vacaciones escolares sin lentes. Fue una puñalada escuchar esa crueldad. Pero mi abuela Josefina, como mi buena redentora, le importó un comino la decisión del individuo. Pidió un taxi y me llevó a La Joya. Pidieron mis lentes como una urgencia. Conté los días como quién espera un corazón nuevo.

El día que me los entregaban me levanté más temprano que de costumbre. Mi abuela me llevó de nuevo. Cuando me los puse fue como si volviera a nacer y se me escapó: «hoy el mundo es mío». Solo alguien que tenga más de -9 de miopía puede entender esto.

Mi papá era miope, mi mamá igual. Mi hijo lo heredó de mí, pero con una graduación menor (gracias a Dios) y hoy lo llevamos a encargar un nuevo par de anteojos. Primero escogió sus aros, los que le gustaban porque es importante llevar puesto algo que nos agrade usar. Entré con él a su examen. Y cuando lo veía sonreír porque miraba bien, me acordé cuando era niño y sentía ese lujo de distinguir las cosas a lo lejos.

Ver bien es un lujo. Y no existe nada que nos haga más felices que poder seguir mirando.

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«Orquídea». Fotografía de Gabriel Quintanilla. Suplemento Cultural TresMil, 20 abril 2024.