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LAS TRES CRUCES, UN ESPACIO DE HISTORIA Y DE ESPERANZA VIROLEÑA

Wilfredo Mármol Amaya Psicólogo y Escritor viroleño. 

Las Tres Cruces, salve es el nombre de un lugar provisto de una historia de religiosidad popular al norte del barrio San Sebastián Analco,  Zacatecoluca. Lo que fuera una ermita de adoración ancestral, iniciada quizá allá por los años finales del siglo IXX, por el año de 1885.  Un espacio abierto al centro del terreno que se logra divisar desde la  6° avenida y 16 calle poniente, formado por  una “media agua” y sin paredes donde logran observarse las Tres Cruces, la de en medio de mayor tamaño y las laterales más pequeñas,  en alusión a los últimos minutos de vida del mesías, Jesús de Nazaret, según el Evangelio de Lucas, (23: 32-33) declara:   “Llevaban también con él a otros dos, que eran malhechores, para ser muertos.  Y cuando llegaron al lugar llamado de la Calavera, le crucificaron allí, y a los malhechores, uno a la derecha y otro a la izquierda.”

Las Tres Cruces es todo un marco referencial cultural y de ubicación geográfica para la gente de Zacatecoluca, pero a su vez un espacio que ha marcado el paso de la historia, parte del alma viroleña, porque cuando se verbaliza ese lugar, se hace desde el corazón. En ese lugar han convergido peregrinaciones, procesiones, manifestaciones de estudiantes en los años setenta del siglo recién pasado exigiendo mejores condiciones de vida y no al militarismo de la época, y ha sido el paso obligado de los campesinos cuando bajan y suben al volcán Chinchontepec, y porque no decirlo, cuando la muchedumbre se dirigía a ovacionar a su equipo en la liga mayor A, Platense, otrora campeón en seguidilla desde la Liga B, Liga de Ascenso, Liga Mayor A y  campeón de la gran Fraternidad Centroamericana, marcando 4 años de gloria al futbol de Zacatecoluca, único en la historia salvadoreña, allá por los años de 1971-1974, cuando los Rengifo Núñez eran los auspiciadores del equipo.

Pero hay héroes y heroínas anónimas detrás de la historia particular de Las Tres Cruces y está referida a la Familia de Don Rafael de Jesús Hernández, cariñosamente conocido como “Pimpollo”, cuyo oficio fue la albañilería,   quien falleciera en el 2005 de derrame cerebral. Su nieto de nombre Jeovanny Juárez Ventura de 40 años de edad, quien ha heredado el oficio de su abuelo, la albañilería  con alegría, orgullo de familia  y entusiasmo comenta  que desde que recuerda siempre la  casa estuvo llena de alegría, por las celebraciones alrededor de Las Tres Cruces. De igual manera su tío, Rafael Antonio Ventura de 59 años de edad, hijo de Rafael de Jesús Hernández, también de oficio albañilería, se regocija del parecido físico a su señor padre, Don Pimpollo;  a quien por cierto tuve la ocasión de conocer y forma parte de mis memorias de vida de cuando nos tocó ser niños, aún tengo la imagen de don Rafael de Jesús Hernández, de mediana estatura, moreno, pelo negro lacio, ojos agrandados y siempre bien abiertos, solía usar sombrero de palma y gustaba de la camisa blanca y de pantalón azul, hechos a la medida por los sastres viroleños; de modales corteses, buenas costumbres, laborioso, eso sí de cuando en vez se tomaba sus tragos, que  una vez probaba el primer trago era segura al menos una semana de entrega al dios Baco.

Sin embargo siempre fue una persona tranquila y respetuosa. Tengo un particular recuerdo de don Pimpollo: “Una madrugada, mientras me dirigía con el padre de mis hermanos menores, don Rigoberto Flores, apodado “Furia”,  don Pimpollo se le acercó y le dijo que si llevaba algo. La cosa es que en ayunas se tomaron la mitad de la pacha de “La viroleña”, justo hasta donde se leía “La Ilopania”, tomando como boca una pedazo de tamal pizque que salió de la nada.”

La esposa de don Rafael de Jesús Hernández, fue doña Emma Ventura, quien falleció en 1987, y en familia heredaron la tradición de las Tres Cruces de manos de la creadora de esta importante tradición religiosa,  doña Felicita “Nanita Licha”,  raíz principal del árbol genealógico. “Nanita Licha”, fue madre de doña María Hernández, que con Margarito Vásquez fueron los progenitores de don Rafael de Jesús Hernández, “Pimpollo.” Otra de las hijas de doña Emma Ventura es doña Blanca Ofelia, esposa de Mario Urbina, un hombre echo del material con el que se hacen los santos, quien desde su taller de joyería y desde los estrados de la sociedad de los AA ha salvado cantidad de  vidas con su mensaje y fiel testimonio, luego de 50 años de bregar limpiamente con la enfermedad del alcoholismo. Por lo tanto doña Blanca Ofelia es hijastra de don Pimpollo.

Al inicio la tradición de Las Tres Cruces,  giraba en torno a la celebración “De la Flor” que se conmemoraba en el mes de mayo, siendo el día central el 3 de mayo, ocasión que en San Juan Nonualco, nuestro vecino y considerado hermano menor de Zacatecoluca, siendo el día especial de las fiestas del todo el mes de mayo, pues la población en su cosmovisión de mundo creyente dan gracias al Todopoderoso por la cosecha y es la ocasión para pasear las frutas de temporada en las llamadas “Paseo de las Palancas” que luego son distribuidas de manera gratuita entre los habitantes  y visitantes. Esta celebración en San Juan Nonualco va de la mano con los actos litúrgicos teniendo como figura central al Señor de la Caridad;  la Danza del tigre y el venado en todo su esplendor derrocha-desde la visión pagana- la algarabía proveniente de lo que dejara como legado la Familia De la O, cuando fuera salvado de morir en las garras de un tigre por la zona de la Zorra, cuando regresaba sobre sus espaldas con un hermoso venado la caza de ese día, según la historia era su entretenimiento  favorito. Cuenta la tradición, que el señor De la O le oró al señor de la Caridad y le prometió que si le hacia el milagro le celebraría año con año la proeza de su intervención divina a través de la reproducción animada, en la que participan los personajes El Viejo, La Vieja, El Venado y el famoso Tigre, acompañados por supuestos del ritmo de un rústico tambor, con una melodía y ritmo pegajoso que estimula los ánimos de la concurrencia. Esta danza concluye con la muerte del tigre en manos de la vieja y el viejo y son repartidas las partes  del cuerpo y vísceras haciendo coplas con los nombres y personalidades de la época en  la ciudad, “Los ojos para los patojos”, “Lo que le guinda, para la Hermelinda”, “El culo para Angulo”, “La rajadura para el señor cura”, “La cabeza para la Teresa”, entre otras.

En las Tres Cruces se cerraba la celebración del mes de mayo y el último domingo del mes tenia ocasión la Flor, ya que los barrios de Zacatecoluca los hacían en diferentes fechas, pero la culminación era en Las Tres Cruces, y vaya que se tiraba la casa por la ventanas, “se ponían frutas, gallardetes, había buen faje de tamales y café, previamente el santo rosario y se concluía con un baile.” Comenta Jeovanny Juárez Ventura, el bisnieto de la iniciadora de la tradición de las Tres Cruces en Zacatecoluca, “Nanita Licha”,  la madre de doña María Hernández y posteriormente madre de don Rafael de Jesús Hernández,  Don Pimpollo.

En la actualidad las Tres Cruces solo tiene actividad de religiosidad popular en la semana santa, el jueves santo por la noche es el punto de recibimiento de la Procesión del Silencio que sale de la Iglesia de Analco a las doce de la noche y llega a las Tres Cruces a las tres de la madrugada del viernes santo. Durante cinco horas la imagen de Jesús, el Mesías,  se mantiene en el lugar para nuevamente salir a las ocho de la mañana en la procesión solemne llamada El Vía crucis, que representa la pasión a la víspera del martirio  y asesinato del primogénito en manos del imperio romano a quien se le prefirió por el delincuente llamado Barrabas. La procesión del  vía crucis  de los viernes santo, es todo un reencuentro de la familia viroleña, en especial para los nacidos en el Barrio Analco. Todos estos años, durante la procesión del Vía Crucis bajo el cadente sol de todos los años del pleno verano  los niños viroleños se aglomeran alrededor de la figura de San juan, que según el nuevo testamento era considera el discípulo amado, y el más joven de todos los discípulos de Jesús, que acompañó a las mujeres como María, la madre de Jesús, Marta, Magdalena, ese grupo de mujeres que dieron la cara y que estuvieron a su lado hasta su muerte, mientras el resto de discípulos huían de la muerte.

Los niños corren “en desbandada”  a lado de la figura de Juan que corre de extremo a extremo, conferenciando con Jesús y luego con María.  Las niñas rodean a María, quien también es cargada por mujeres, pero con la diferencia que no corren, solo caminan diligentes esperando noticias de Juan sobre la pasión que vive Jesús en esos momentos de ultraje de los sacerdotes judíos y los políticos del imperio romano expresados en Herodes y su ejército.

Las diferentes generaciones de niños hemos tenidos nuestro propios cargadores de San Juan, para el caso el hijo mayor de doña Teresita Alfaro, un joven y gordito le cargó por muchos años, al igual que Juan Juárez conocido cariñosamente como “Juan Panchanga” o el “Cutillo Juan”, pues perdió unos dedos destrozados por un mortero en una fiesta decembrina. Juan es sobrino de Pedro  “Pachanga”, quien fuera mi compañero de la primaria en nuestra Escuela de Varones 15 de Septiembre, en la actualidad es un centro escolar para la niñez de Zacatecoluca y alberga tanto a varones como a señoritas.  La familia Juárez estaba conformada por los esposos Antonia López y don Magdaleno Juárez, padres de Pedro  “Pachanga”, ambos de grata recordación, y que por cierto hacían el pan de maíz más rico del mundo, al que llamaban Pan Panchanga, sobre la calle polvosa, camino al Rio de Ulapa Abajo.

Ya el día domingo de resurrección, al término de la semana santa,  de Las tres Cruces sale la última procesión a eso de las seis de la tarde y llega a la Iglesia de Analco a las seis y media de la tarde, es un recorrido bastante rápido, vale la pena agregar que antes de la guerra civil de la década de los ochenta, esta procesión llegaba a la media noche a la legendaria Iglesia de Analco.

Como decíamos, Las tres Cruces sigue ubicada al norte del Barrio de San Sebastián Analco, sobre la 6° avenida y 16 calle poniente,  en lo que anteriormente se llamaba Cantón Liévano,  en la actualidad alberga a las colonias 27 de Septiembre, San Franciscos y el Estadio Panorámico La Paz. Que nos hacen recordar el proverbio que señala “Para días grises, paraguas de colores”

Quedamos a la espera que a lo mejor el actual gobierno de Zacatecoluca que encabeza el Dr. Francisco Salvador Hirezi ponga en marcha un programa de una ruta turística por nuestra Zacatecoluca, que tome como puntos de referencia la estación del ferrocarril, Ichaminchen, el parque de la Alameda y la belleza ancestral de la legendaria Iglesia de Analco, visita por las panaderías artesanales del barrio Analco y de la familia Barrera en el barrio San José, culminando la ruta turística en Las Tres Cruces con el esplendor de toda su historia.

“Nanita Licha”,  es un ejemplo que los matriarcados siembran amor del bueno, pacífico y sin discriminaciones de ningún tipo,  impulsora de la tradición  de Las Tres Cruces, sus hijos e hijas, nietos y bisnietos, como es el caso de los albañiles, Rafael de Jesús Hernández, don Pimpollo (QDDG), Rafael Antonio Ventura  y Jeovanny Juárez Ventura,  frutos vivos del ejemplo de la tenacidad,  valores de amor a Dios y a la causa popular de las buenas nuevas,  nos indican que un mejor país en armonía y sana convivencia social, es posible, y  nos muestran el camino a una vida libre de violencia.

No hay que derrumbar nuestros sueños, sino lo que hay que derrumbar son las barreras que nos impiden cumplirlos y que en nuestra historia siguen vigentes los andamios del entendimiento,  de ahí la necesidad de escribirlas y leerlas, como muy bien lo ha señalado  Santa Teresa de Jesús: “Lee y conducirás, no leas y serás conducido.” Que así sea.

San Salvador, 25 de abril de 2016.

 

 

 

 

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