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Las Memorias de Juan Adolfo Argumedo Belloso

 

Marlon Chicas – El Tecleño Memorioso

Continuando con el rescate de inolvidables personajes del ayer, dignos representantes de la cultura popular en la Ciudad de las Colinas, los cuales no era extraño verlos en el pasillo del extinto portal “Orellana” conocido como “Central”, traigo a su memoria al inolvidable Juan Adolfo Argumedo Belloso, alias “El Primo”.

Dicho personaje fue reconocido en nuestra niñez y adolescencia al igual que otros como: “Toñito dame cinco”, “Paco Churria”, “Neto el Escobero o Coca Cola”, “Carlitos”, “La Cabra”, “La Momia”, “Pablo Chicharrón”, “La Refugio” entre otros. Don Juan Adolfo, obtuvo el reconocimiento de las diferentes clases sociales de ese tiempo, así como de las autoridades civiles y militares. Nuestro protagonista solía permanecer en el portal Central costado norte del mercado tecleño, brindando sus servicios a las usuarias de este, logrando con ello su subsistencia.

Se caracterizó en vida por su inconfundible vestimenta y rasgos particulares: pantalón englobado, camisa negra de lana, con el pecho al descubierto, bajo de estatura, semblante árabe, un ralo bigote y encanecida barba, nariz pronunciada, tez morena, una calva con entradas acentuadas y pies descalzos, Se identificó siempre por su buen humor, salvo raras excepciones, respondiendo cortésmente a quienes lo veían, con un “Salú primito, que te vaya bien”.

Sus orígenes son un misterio, de acuerdo con escasos registros periodísticos de la época, en donde se afirmaba ser oriundo de Cojutepeque, departamento de Cuscatlán en 1917, primogénito de doña Juana Rivera, quien lo llevó a la Hacienda La Bermuda, jurisdicción de Suchitoto, donde vivió con su padre biológico Nemesio Mendoza Alvarado; en sus creaciones dijo ser sobrino de doña Elvira Bracamonte de Sánchez, esposa del comandante del destacamento militar de Coatepeque don Toribio Sánchez.

Con relación a su árbol genealógico, aseveraba ser sobrino del periodista Jorge Pinto Argumedo, nieto de Gustavo Magaña en Ahuachapán y pariente de Luis Alonso Chávez. Siempre le distinguió su relación con familias de abolengo, expresando estar comprometido con dos mujeres Blanca y Mercedes Duarte.

Una de sus aspiraciones en vida con la que siempre soñó, fue la de ser alcalde del municipio que, de acuerdo con el mismo, lo facultaría para asignar cargos públicos, de embajador, cónsul, ministro, gobernador y curules en la Asamblea Legislativa. Con respecto a su descendencia aseguraba tener tres hijos, no descartando ampliar la prole con los infantes que el Creador le concediera.

Aún recuerdo la navidad de 1978 en la que se subastó su retrato pintado al carboncillo (barritas de rama quemada), en la extinta Concha Acústica del Parque Daniel Hernández, la cual aún existe en una popular pizzería. Otra peculiaridad de nuestro amigo fue su costumbre todas las tardes, sentarse a hojear el periódico apoyado en la pared de algún negocio del portal en mención, con la pierna cruzada como todo un señorón de alcurnia. Poco se sabe del fallecimiento de nuestro peculiar personaje.

Seguiremos en próximas publicaciones conociendo a otros simpáticos personajes que marcaron nuestra niñez, adolescencia y juventud, a los que pintamos algunas canas. Gracias Juan Adolfo Argumedo, por tan bellos recuerdos vividos en nuestra Santa Tecla del ayer,

¡Salú Primo, que te vaya bien, descansa en paz!

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