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Las cifras de contagiados siguen subiendo, pero no todo está perdido

La cifra de contagiados por COVID-19 comenzó a subir desde el 10 de junio, cuando se reportaron 99 casos, y desde entonces la cifra ha venido al alza, a pesar de que aún estábamos en cuarentena.

El 11 de junio fueron confirmados 108; el 12 de junio, 122, que hasta ese día era el pico más alto diario de casos confirmados, que lo repite junto al 30 de mayo, el 13 de junio, cuando se confirmaron 117 casos y el 14 de junio, 106 casos nuevos.

En los primeros quince días de junio, el único día que se registró un descenso de los contagiados fue el 2 de junio, con 52 casos confirmados.

Esta pequeña muestra del comportamiento de la epidemia es suficiente para pensar que la pandemia ha entrado en su fase más compleja y, dado que ayer comenzó la reactivación de la economía del país, que también era necesaria, sino los muertos se iban a contar tanto por la enfermedad como por la hambruna que ya había comenzado a finales de mayo, y que quedó demostrado con las banderas blancas a lo largo y ancho del país, en señal de necesidad de alimentos.

Es decir, era necesario que el país abriera su vida productiva, pese a las cifras del contagio. De hecho, los 86 días de confinamiento y paralización de la economía del país generarán graves repercusiones económica al país en el presente y siguiente año, por lo que no era bueno que la vida productiva se mantuviera estancada.

Ahora bien, este es el momento, por el bien de la gente, por el bien del país, de que cada salvadoreño que han comenzado a laborar en esta primera fase de la reactivación económica demuestre disciplina y compromiso con su propia salud y la de los suyos.

El Salvador ha iniciado la etapa en la que debe demostrar que la educación y las buenas prácticas pueden hacer la diferencia entre el confinamiento y la actividad productiva con actuaciones correctas.

Hace unas dos semanas, el alcalde de San Salvador, Ernesto Muyshondt se reunió con los dirigentes de vendedores, para discutir medidas a tomar al iniciar la actividad productiva en el país, sobre todo en la capital.

Fue interesante escuchar a los vendedores proponer que se establecieran los puestos de venta tomando la distancia de dos metros, utilizar el tapabocas, el uso de alcohol gel, entre otros.

Es decir, los vendedores informarles tiene mucha claridad que de ellos depende no solo la reactivación económica, sino también la contribución a la salud.

Y si los vendedores informales lo tienen claro, no dudemos que los empresarios medios y grandes también lo tienen claro, y no solo van a ayudar a levantar la economía, sino también contribuir a detener la pandemia.

Es necesario que los trabajadores y los empresarios pongan todo su empeño en enfrentar también la epidemia, tomando todas las medidas que ya están establecida, no solo por la salud de sus trabajadores, de la gente, en general; sino, incluso, para que quienes quería que estuviéramos en cuarentena indefinida no salgan con el discurso de que el incremento de los casos de COVID-19 se deba a la apertura económica, y salgan a exigir nuevamente la cuarentena domiciliaria obligatoria.

Es necesario que la gente no olvide que los mayores lugares de contagio hasta hoy han sido y siguen siendo los hospitales, en la Policía, en el Ejército y en el asilo. Es decir, de gente con toda la información necesaria para no contagiarse, en caso de los primeros, y por no exponerse, en el caso de los últimos.

Por cierto, en la mayoría de las empresas que estuvieron trabajando, pese a la cuarentena, no han presentado casos de COVID-19 y, si los ha habido, ha sido escaso.

Es decir, si los empresarios y los empleados, así como los compradores, saben cómo evitar el contagio, pero, sobre todo, que lo deben evitar, actuarán de la forma correcta y disciplinada que el momento exige.

El pueblo, en general, debe demostrar que no es con el encierro y el miedo como se debe enfrentar esta pandemia, sino con las buenas prácticas y esta son en el marco de esta pandemia, tomar las medidas más básicas como el distanciamiento físico, usar el tapabocas, no tocarse los ojos, nariz ni boca, y lavarse continuamente las manos con agua y jabón, así como utilizar alcohol gel. A estas habrá que agregar las que deben estar establecidas en las diferentes empresas.

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