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Luis Arnoldo Colato Hernández
Educador
A apenas semanas de firmada el acta de independencia de las Provincias Centroamericanas, una serie de alzamientos dispersos y descoordinados en los territorios, reseñados en los anales de la época y que ahora podemos estudiar en los tomos 2 tanto de Historia de Centroamérica como el de Historia de El Salvador, develan que las nacientes repúblicas enfrentaron desde su fundación, una serie de problemáticas de origen promovidas desde la superestructura que las sustenta, y que tiene que ver con el modo en que se distribuiría la riqueza de entonces al presente.
Aquellos fueron rápidamente sometidos y los responsables juzgados y fusilados, así como expuestos en las principales ciudades para servir de “escarmiento y advertencia a los alborotadores”, pasando rápidamente de aquellos al siguiente episodio de violencia social organizada, que, para el caso de nuestro país se siguiera apenas 5 años luego de la fundación de la República.
El tan celebrado levantamiento de Anastasio Aquino, se concretó 12 años después de creada la República.
Las relaciones históricas oficiales dejan entrever que aquella inestabilidad política fue siempre promovida por ingredientes íntimamente relacionados entre sí, y que son causales directas de los alzamientos organizados que se ocurren en períodos que van de los 7 a los 40 años, siempre por las mismas razones: la injusticia, la marginación y la exclusión social.
Con matices y dependiendo en buena medida del autor, las diferentes fuentes históricas evidencian crudamente como la generación y distribución de la riqueza constituyen la clave para comprender la fenomenología de la violencia estructural en el seno de la sociedad salvadoreña, que, para ejemplo, es responsable de la expulsión en el presente de virtualmente la mitad de nuestra población, misma que ha abandonado el suelo patrio para buscar bajo otro cielo condiciones laborales que le permitan algún nivel de vida que raye en lo que conocemos como digno.
¿Porque ha sido imposible resolver esta vertiente causal de la violencia cuando esta es tan evidente?
Un ex director de la PNC, un cierto personaje de nombre Mauricio Sandoval durante la administración Flores, aseguró que la razón detrás de la violencia social salvadoreña es la herencia indígena dominante, así nada más.
Aquello debió ser suficiente para procesarlo judicialmente por promover desde la gestión, el racismo y la violencia inter étnica, pero eso es pedir demasiado, en particular porque la xenofobia es otro de los males estructurales que padecemos, constituyendo el vertebrado sobre el que descansa la exclusión y la marginación señaladas arriba.
En ello descubrimos porque la violencia institucional reprime la violencia social en las comunidades pobres, en particular dirigiéndola contra el estamento juvenil, pues se presume que es ahí donde repta la serpiente malvada que provoca todos los males nacionales, negándose así y por principio al abordaje de las causales estructurales, mientras se ceba contra la pobreza a la que confiere toda culpa.
De paso, las élites financieras se fortalecen acumulando más riqueza mientras el estado salvadoreño se vuelve inviable y dependiente.
Y así mientras se concreta la siguiente ola de violencia social.
