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Mario Ramón Mendoza Mendoza
Los delirios de la derecha recalcitrante colombiana no paran. Nos recuerdan su macabra alianza con el narcotráfico, sembrado este país de fosas comunes, masacres, asesinatos de líderes sociales y en una acción internacionalista hace menos de un año, que terminó con la vida del presidente de Haití, Jovenel Moïse. Hoy su enfermizo odio puede llevarlos a una locura que nos lance al más grande infierno, no conocido en la historia Nacional.
Ayer (el martes) se regó como pólvora, un supuesto trino del periodista Gonzalo Guillén en Twitter, alertando los riesgos que puede correr la vida, del nuevo presidente elegido por los colombianos, Gustavo Petro Urrego.
Ese rumor sin duda ha estado creciendo, desde que se confirmó el triunfo de Gustavo Petro el 19 de junio, en diferentes instancias del estado, en especial entre reservistas del Ejército Nacional, entonces, no es solo en la fiscalía de Medellín, como se afirma, palabras más palabras menos, se dice que Petro ganó, pero no sé sabe si se posesionará el 7 de agosto.
Debemos agregar a todo esto la acción que han venido adelantando, algunos ex oficiales de la reserva, con personal activo, para que no acepten la jefatura de Gustavo Petro, como lo ha afirmado el abogado Jorge Iván Reyes, de la Dirección de Asuntos Legales del Ministerio de Defensa: “Se han hecho reuniones de veteranos y de la reserva, algunas asociaciones de soldados en donde se están promoviendo demandas, tutelatones, marchas, protestas.
Además, para incitar a los comandantes de las Fuerzas Militares para que no le den parte a un guerrillero porque eso sería la máxima derrota de la historia”. Llevado a que el abogado, entable demanda contra algunos oficiales y reservistas.
Hay que señalar como otro complemento, el discurso trasnochado, de algunos medios de comunicación o dirigentes políticos, afirmando que el nuevo presidente se quedará por 30 años en el poder, o que desde su elección se creó un nerviosismo económico, o que nos van a convertir en una nueva Venezuela, a lo que no ha escapado el mismo Duque, quien recientemente dijo en Portugal: “sí sé leer a la Colombia, y tengo la plena certeza de que, esta Colombia que he narrado, no va a dejar que nada ni nadie le arrebate lo que ha consolidado en el tiempo”.
Ha lo logrado señor presidente: en los solos 175 días del año 2022: 87 líderes sociales asesinados, 22 firmantes de paz asesinados, 47 masacres con 164 víctimas, para no hablar de todas esas estadísticas en sus años de gobierno y la pobreza en que ha sumido a los hogares colombianos, y el gran desbarajuste social y económico en que deja el país.
Colombia, un país donde asesinaron a 5 candidatos presidenciales en el siglo pasado, ante esta situación, es para que el presidente tome cartas en el asunto, proteja la vida de Gustavo Petro, y desarticule los nidos de conspiradores, que se cocinan en la institución castrense, recuerde preside, en el asesinato del presidente de Haití, participaron personal que hicieron parte del Ejercito de Colombia.
Garantizar la posesión del nuevo Presidente, Gustavo Petro, y Francia Márquez, Vicepresidenta, en paz y transparencia, debe ser su mayor preocupación y no dar catedra en el extranjero de sus logros, que solo usted mismo se los cree.
La ciudadanía debe redoblar la vigilancia, para descubrir a los conspiradores y denunciarlos. Las organizaciones internacionales de derechos humanos, no pueden abandonarnos y es necesario que sigan con los ojos puestos en Colombia.
Señores de la ultraderecha: por favor no jueguen con candela, miren que Colombia es hoy un polvorín y una sola chispa, puede convertirnos en el infierno más grande, creando gran inestabilidad en la región, particularmente incidiendo mucho en la seguridad de EE.UU.
