Ha trascendido que el gobierno ha iniciado el proceso de fusión del Instituto Salvadoreño del Seguro Social (ISSS) y el Sistema Nacional de Salud, y aunque el ministro de salud, Francisco Alabí, lo negó, también manifestó que cualquier sistema puede funcionar en el país.
De acuerdo con el secretario general del Sindicato del Seguro Social (SIMETRISSS), Rafael Aguirre, el proceso de fusión de ambas instituciones se inició en el Hospital Amatepec, (del ISSS), con la utilización de la papelería con los logos del Ministerio de Salud.
Otros médicos han afirmado que la plataforma digital del MINSAL ya se integró al expediente electrónico del ISSS.
Más recientemente, el presidente del Colegio Médico, el infectólogo Ivan Solano Leiva, manifestó que el problema no es que exista un Sistema Único de Salud, como al parecer lo pretende el gobierno, sin que este no parta de un Plan Nacional de Salud, que fije objetivos a corto, mediano y largo plazo.
Asimismo, que ese Plan sea elaborado por todos los sectores: el gobierno, el Colegio Médico, los diferentes sindicatos y representantes de la sociedad civil.
Otro factor importante para dar un paso de ese tipo es la transparencia, la cual en este momento brilla por su ausencia.
Y es que la opacidad despierta sospechas, y eso es lo que está ocurriendo en este momento. En las redes sociales, algunos médicos han denunciado que el gobierno quiere quedarse con los 500 millones de dólares de la Reserva Laboral, un fondo producto de una cuota que les descuenta a los empleados del ISSS y la otra parte que pone la institución.
Ese fondo sirve para entregar una especie de indemnización cuando el trabajador se jubila o se indemniza, pero también para obtener préstamos con intereses bajos.
“A espaldas del pueblo ya se inició la fusión del ISSS con el sistema de salud pública, y los 500 millones de la Reserva Técnica del Seguro Social se los va robar el gobierno”, son parte de las denuncias en las redes sociales.
Esta sospecha o dudas de qué va a pasar con la reserva es parte de la nula información, de la opacidad con la que trabaja este gobierno en todas las áreas, no solo en el tema de salud, y eso es peligroso por los rumores que despierta.
En El Salvador funcionan cuatro sistemas de salud: El Nacional con la red de hospitales públicos, el de los militares, el del ISSS y el de Bienestar Magisterial.
En el caso de ISSS, cuenta con una reserva técnica, producto de las cotizaciones y las aportaciones de la institución, ese fondo, incluso, el ISSS invierte parte de esos fondos en valores con garantía hipotecaria y a plazo fijo, con lo que garantiza acrecentar el fondo, más allá de las aportaciones.
Es decir, hay 500 millones de razones para sospechar y estar preocupado, y que el gobierno está obligado a aclarar.
Este tema debería ser de interés no solo para los trabajadores del ISSS, sino de los más de 900 mil trabajadores que cotizan para obtener atención de salud.
El otro tema es el de la calidad de salud que pueda ofrecer un nuevo sistema de salud unificado o único, pero este debe partir de un verdadero Plan Nacional de Salud, sostiene Iván Solano, con claros objetivos, una verdadera planificación y presupuesto, que priorice la prevención, y ofrezca los medicamentos apropiados y las consultas inmediatas.
Un Sistema Único de Salud debe servir para sacar la salud de cuidados intensivos en los que se encuentra en la actualidad. Lamentablemente, de esto no se está hablando, porque predomina la opacidad, la falta de información.