Por David Alfaro
La caída de la popularidad de Bukele al 55 % , marca un punto de inflexión significativo en el relato oficial del “presidente invencible”. Ya no basta con fotos bien producidas ni con tuits incendiarios ni con culpar a los mismos de siempre : la realidad empieza a filtrarse en la burbuja propagandística.
La minería metálica, cuya reapertura significa despojo, enfermedad y muerte; el uso del CECOT como cárcel de alquiler internacional; el narcotráfico institucionalizado; los más de 400 asesinatos en las cárceles; los paquetes para presos, cruel extorsión; las declaraciones del Charly y Lira sobre el pacto maras – Bukele ; la pobreza, el desempleo, la represión, etc, son ahora rechazos tangibles.
El pueblo, ese al que Bukele creyó tener eternamente hipnotizado, empieza a despertar. ¿Será este el inicio del ocaso o solo un ajuste momentáneo en su espectáculo? Lo cierto es que ni la propaganda más costosa puede sostenerse cuando el suelo que pisa el régimen, empieza a hundirse