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La inversión neoliberal: talón de Aquiles de la economía salvadoreña

Tomado de Carta Económica
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El desarrollo económico y social de cualquier país, find sea capitalista o socialista, purchase dependen en primer lugar de que la economía genere excedentes, pharm ingresos y que parte de éstos se inviertan en el desarrollo de las fuerzas productivas, es decir, que se acumule la riqueza para el desarrollo de las capacidades para producir más fortuna y así sucesivamente se dé un proceso donde a más riqueza generada exista mayor inversión. Este proceso de mayor inversión acumulada puede concentrarse en atesorar riqueza para los dueños del capital y permitir así en el capitalismo la concentración y centralización de capital, que trae como contrapartida pobreza.

Por otro lado, en un país socialista el excedente generado en la economía no se canaliza hacia los dueños del capital, la parte más importante de esta nueva riqueza generada por el trabajo, la capta el Estado, las empresas de propiedad social, además, una parte que acoge el capital privado cuando se está todavía en el proceso de transición hacia el socialismo, como es el caso de China Popular, Vietnam, Cuba. Esta forma de generación y distribución del excedente, no permite por una parte los procesos capitalistas de concentración y centralización del capital que introduce la lógica excluyente del capitalismo y por lo cual en éste no puede dejar de existir la pobreza. Lo que queremos brevemente decir es que la inversión siempre ha sido y será necesaria para el desarrollo de las economías y las sociedades, sin inversión no es posible  generar crecimiento y menos desarrollo económico y social.

Los teóricos y la empresa privada neoliberal han proclamado siempre que el mercado sin la intervención del Estado, es el mecanismo más eficiente para colocar adecuadamente los recursos económicos y que si neutraliza toda acción del Estado y se libera la economía, la inversión nacional y extranjera fluirán hacia la economía nacional y se dará un círculo virtuoso de mayor inversión, crecimiento, empleo y, por lo tanto, el  país saldría adelante. En esa lógica después de las privatizaciones de las empresas del Estado salvadoreño y la liberación en el comercio exterior, precios internos, eliminación de impuestos al patrimonio y disminución de la carga fiscal al capital, en la  década del año 2000, el mantener una política salarial de pérdida de poder adquisitivo, se procedió a profundizar el neoliberalismo y se promovieron y aprobaron más de 8 TLCs y se dolarizó la economía en un cien por ciento, a la par que se liberalizó totalmente la cuenta de capitales en la Balanza de Pago. Todo esto traería al país ríos de inversión del exterior y el capitalista nacional invertiría masivamente en el país, relegando al Estado en este papel de inversor, dejándolo para la inversión en la infraestructura social, eso sí en un esquema privatizador en la ejecución de esta inversión y en la administración de la nueva infraestructura: carreteras, puertos, aeropuertos, etc. Esta última etapa no se ha terminado de cumplir.

En el cuadro a continuación tenemos los resultados del marco de políticas que se han expresado resumidamente en el párrafo anterior. Como podemos ver la tendencia de la inversión global del país es decreciente en relación a su participación al PIB, lo cual quiere decir que el paradigma básico de mayor inversión no se cumplió en nuestra economía, los TLCs y la dolarización fracasaron en este objetivo central de dichas políticas, lo que explica el lento crecimiento y tendencia al estancamiento de la economía en los últimos 15 años. Este problema de la inversión es para nosotros más grave, resultado de que la tendencia de disminución de la inversión en el PIB, acompañado con tasas bajísimas de crecimiento, creemos que está implicando un proceso de descapitalización macro en la economía, si le restamos la tasa de depreciación del capital a los volúmenes absolutos de inversión bruta. En síntesis podríamos estar teniendo una inversión neta real negativa, en términos de las capacidades nacionales globales de generar excedentes. Un tercer elemento que debe alarmarnos en cuanto a la viabilidad de sacar a la economía de su situación actual, es que hemos escuchado en fuentes del Banco Central de Reserva, que el país sólo está utilizando el 54% de su capacidad instalada.

Continuando el análisis del Gráfico sobre inversión, se marca claramente una tendencia de disminución de la inversión privada, así de punta a punta en los últimos 15 años la relación inversión PIB estaba en 14% en el año 2000, ubicándose en tres puntos abajo en el año 2015, con una relación del 11%. Esto debe realmente alarmar a las autoridades nacionales, es grave el problema de la inversión del sector privado, fenómeno que interpretaremos a continuación, recordemos cuántas leyes de estímulo tributario, excepción de impuestos, subsidios, entrega de activos del Estado, etc., se le han dado al sector privado y la inversión no se activa como el país necesita.

En El Salvador la Inversión Extranjera Directa (IED) tiene la característica de no construir un factor de desarrollo de fuerzas productivas nuevas, la mayoría de esta inversión consistió en comprar activos nacionales ya instalados en sectores como la electricidad, telefonía, sistema financiero, además de la  compra de áreas industriales, el cemento y de servicios que garantizaban un mercado monopólico y oligopólico, protegidos por leyes estatales, que les garantizaban por adelantado no sólo recuperar su inversión, sino que esto sería rápido y con grandes retornos.

Además dicha inversión se ha concentrado en áreas relacionadas con comercio y alimentos, desplazando muchas de las estructuras existentes y por lo tanto desarticulando los mercados nacionales para los inversionistas pequeños, medianos y algunos grandes del país.

En el cuadro que continúa podemos ver que la inversión se ha orientado mayoritariamente a las Actividades Financieras y de Seguros, concentrando casi un 35% de la IED existente al 2015, esto no sería problema si el sector financiero estuviera orientado a financiar el sector real de la economía, pero como ya sabemos este sector se concentra en financiar el consumo y el comercio de compra y venta de viviendas, con  un bajísimo financiamiento orientado a los sectores reales de la economía.

El segundo rubro de concentración de la inversión es el sector manufacturero caracterizado principalmente por dos cosas: adquisición de activos de empresas monopolísticas dentro de las cuales destacamos Cemento Cessa y la Constancia, otro tipo de inversión es la de la maquila en el área textil y la químico-farmacéutica, las inversiones de outsourcing centradas en la maquila de servicios que no desarrollan fuerzas productivas, esto entre otros. Sin duda hay otro tipo de industrias pero casi todas se caracterizan por la generación de bajo nivel  agregado, lo que se manifiesta en el lento crecimiento y años de caídas en el PIB de este sector.

Por otro lado, los otros sectores que destacan en la IED son los de Información y Telecomunicaciones, como el suministro de electricidad, inversiones que han partido de compra de activos ya existentes en el país, con una baja inversión adicional innovadora hasta ahora.  Por último tenemos las inversiones en el área de comercio al por mayor y menor, de grandes transnacionales que han desplazado masivamente al empresario salvadoreño formal e informal. Concluimos que las políticas de atracción de la IED están equivocadas, en el sentido que éstas no han venido prioritariamente a desarrollar las fuerzas productivas y más bien tienen un carácter rentista y de desplazamiento de la empresa nacional. Otro punto grave del tipo de transnacionalización que tenemos, es que la IED controla ejes estratégicos de la economía partiendo del financiero, electricidad, telecomunicaciones, comercio. Esto es así, al grado que la IED en el país, controla más activos económicos que los capitalistas salvadoreños, es decir somos un país con un altísimo grado de transnacionalización de nuestra economía en una lógica rentista.

Pero por si fuera poco la escasa, pero determinante en cuanto al control de la economía, la IED que ha llegado a nuestro país tiene un carácter fundamentalmente  extractivo de capitales. El siguiente cuadro establece que las transnacionales extrajeron de nuestro país, en los últimos 15 años, 10,268 millones dólares en concepto de utilidades y que adicionalmente efectuaron una repatriación de capitales por más de 3 mil millones de dólares.  En El Salvador, en total las IED se llevaron al extrajeron 13,853 millones de dólares, esto en los últimos 15 años y al final de este período tienen en el país inversiones equivalentes a 8,816.3 millones de dólares, lo anterior permite concluir que por cada dólar que las transnacionales han invertido en el país se llevan a sus matrices de origen $1.57 dólares, es decir, que en los últimos años la IED en el país ha significado una desinversión de $5,036.7 millones de dólares, o sea, una desinversión anual promedio de 335.78 millones de dólares. A esto habría que agregar que parte del monto de inversión que poseen actualmente en el país, ha sido resultado de utilización del ahorro interno, que algunas de estas empresas utilizan para ampliar sus activos en el país, lo que quiere decir que la conclusión del nivel de desinversión es aún más grave.

Es tan preocupante el nivel de desinversión en el país, que a pesar del bajo nivel de la inversión extranjera y todas las características e impactos de ésta, el peso que dicha inversión tiene en el país es alto, si la relacionamos con el PIB nacional, esto lo podemos ver en el gráfico a continuación. En el año 2000 la IED equivalía al 15% del PIB nacional, esta relación ha llegado al 33% en el año 2015. En el año 2000 la IED era de  1,973 millones dólares, así en los últimos 15 años esta IED se incrementó 6843.3 millones de dólares, con un aumento de la inversión promedio anual de 456.22 millones de dólares. Como podemos ver el incremento promedio anual en relación al PIB,  o sea la nueva inversión es bajísima y sin duda esto explica una de las causas de la baja inversión en el país, no obstante todos los beneficios que se le han dado por ley a este tipo de inversión. Por ejemplo, en el año 2000 el PIB nacional fue de 13,034 millones de dólares si relacionamos la IED de 456.2 millones de dólares, ésta sólo significó el 3.5% del PIB; en el año 2015 el  PIB fue de 26,523 millones de dólares, por lo que la inversión promedio de la IED apenas representó el 1.7% del PIB. Estos índices son bajísimos, muy parecidos a los de la Inversión Pública.

Sin duda necesitamos una nueva política y reformas a las leyes de inversión extranjera en el país, en primer lugar, que se generen flujos positivos de inversión y que se orienten al desarrollo de las fuerzas productivas, de forma tal que las ganancias de estas empresas dejen beneficios reales al país y no sólo funcionen en la visión extractiva que ahora tienen, por lo que el país sigue en este nivel de capitalismo casi primario en el área industrial y sin duda primario en el sector agrícola y otras áreas económicas del país. Sólo somos un país capitalista no primario en los centros comerciales, en el uso de celulares y en la bancarización de la población, grandes negocios de transnacionales que realmente no dejan beneficios a la población en el sentido de generar empleo masivo, buenos salarios, o sea son un factor de empobrecimiento de nuestro pueblo.

Sin duda el problema de la inversión en el país no es responsabilidad de las empresas nacionales, es una responsabilidad directa de los gobiernos que han implementado este modelo neoliberal perverso y es responsabilidad de los capitalistas salvadoreños, los cuales por una parte se han dedicado a vender sus empresas a transnacionales, sin pagar impuestos y dejando los capitales recibidos en el extranjero, es decir  que esta venta a transnacionales ha implicado una desinversión mayor a la provocada por la salida de capitales hechas por las transnacionales, dado que a esto hay que sumar los miles de millones de dólares que los capitalistas nuestros dejaron en el extranjero cuando vendieron sus empresas. Por otra parte,  los capitalistas nacionales por las altas utilidades que obtienen en el país producto de los bajos salarios, de la baja fiscalidad y  con la facilidad de tener una cuenta de capitales abierta (resultado de la dolarización), se han dedicado a colocar parte importante de sus rentas anuales en el extranjero, por mencionar unos pocos ejemplos podemos señalar al capital POMA, SIMAN, Quirós, TACA, etc. Estos capitales nacionales y otros han sacado otros miles de millones de dólares al extranjero y cuando uno viaja puede ver sus marcas en toda América Latina, El Caribe, Estados Unidos, México, etc.

El haber convertido la economía salvadoreña en una exportadora neta de capitales explica la baja inversión de manera predominante, igual hay otros aspectos determinantes para la baja inversión como es el bajo nivel de formación técnico-profesional de la mano de obra salvadoreña, el entorno económico  resultado de servicios no competitivos no sólo en manos del Estado, sino que igual servicios en manos de la empresa privada nacional y transnacional.

Para terminar de explicar brevemente el problema de la inversión, está el tema de la Inversión Pública que como puede verse en el primer gráfico de este artículo, 9 años de los 15 años analizados, esta inversión ha representado apenas el 2% del PIB, 5 años el 3% del PIB, y sólo un año llegó al récor del 4% del PIB. Sin duda esta baja inversión pública termina de explicar la baja inversión del país, y esta baja inversión como sabemos es  producto de un Estado que ha sido sangrado por una política fiscal a favor del gran capital nacional y extranjero, por la privatización, la dolarización y la apertura total de la economía, que introdujo al Estado en una trampa de endeudamiento externo, la cual tiene un servicio anual de muchos años muy superior a la inversión pública. Por último, agregar la corrupción pública realizada por los administradores del Estado desde presidentes y demás funcionarios, que sólo en los 20 años de gobierno de ARENA significó denuncias de corrupción por más de 12 mil millones dólares, a lo cual hay que agregar la corrupción fiscal privada que en lo que va de los 25 años de neoliberalismo ya superó los 30 mil millones de dólares.

Como conclusión final, está claro que si queremos sacar al país del lento crecimiento, con amenazas de llegar a una recesión de nuevo y ahora más profunda y prolongada, debemos desmontar el neoliberalismo, que como podemos ver, es el modelo económico actual que trajo todo tipo de medidas económicas y actitudes de los capitalistas transnacionales y nacionales, que han convertido la economía salvadoreña en una exportadora neta de capitales.

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