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La delincuencia en una buena parte ha sido y sigue siendo alimentada por los efectos de la dolarización en la economía salvadoreña

Tomado de Carta Económica
www.cartaeconomica.com

Con la llegada del dólar a El Salvador la Derecha salvadoreña pregonaba grandes beneficios para el pueblo, levitra sin embargo, see el tiempo ha demostrado que la dolarización ha significado uno de los errores más grandes en la historia económica del país.

Esta medida fue parte de la estrategia de inserción del país, junto con las negociaciones de Tratados de Libre Comercio, a los circuitos transnacionales de acumulación. Esto implica que El Salvador se abrió a una economía global que buscaba deslocalizar las economías en función de menores costes laborales para generar competitividad y rentabilidad a las grandes transnacionales que controlan la economía global.

De este modo, es de esperar  que las expectativas que se generaron en el marco del proceso de dolarización bajo el paradigma de la Teoría del Rebalse se vieran frustradas. Se planteaba que la dolarización dinamizaría el comercio internacional y generaría incentivos para la Inversión Extranjera para impulsar el crecimiento, lo que resultaría en  la generación de más empleo y reducción de la pobreza. No obstante, tras la aplicación de la Ley de Integración Monetaria incrementó la pobreza y las desigualdades económicas en El Salvador aumentaron, mientras que los impulsores de esta ley, la burguesía oligárquica y las grandes transnacionales  se benefician, concentrando así la riqueza que debería  pertenecerle al pueblo (para profundizar sobre el tema de la concentración ver artículo “Concentración del ingreso en el mundo y El Salvador y condiciones de vida de los asalariados salvadoreños”, publicado en la Carta Económica el 27 de agosto de 2015).

Con la imposición del dólar se inició un proceso de robo para el Estado salvadoreño, donde la banca y las grandes transnacionales iniciaron a exportar capitales, generando así un estancamiento económico para el país.

A continuación se muestra un gráfico que refleja las condiciones de pobreza a nivel nacional.

Conforme a los resultados analizados del costo de algunas canastas, la pobreza a lo largo del periodo de 1992-2013 [21 años] presentan información clave para analizar, por ejemplo, que el tema de la pobreza en el país  es estructural, al estudiarla en un período de 21 años los resultados indican que esta condición aumentó en 5.4%, pasando de 82.4% [893,881 hogares] a un 87.8% [1,464,553 hogares] asociado principalmente al incremento de los costos de las canastas principales del gasto de los hogares, como resultado de la presión del esquema monetario de la dolarización, niveles de concentración del ingreso y los procesos de privatización de algunos servicios impulsados por los gobiernos de ARENA.

A continuación, el siguiente cuadro refleja claramente que los salarios devengados por los salvadoreños se han visto afectados con la dolarización,  si bien es cierto que ha habido incrementos salariales, éstos han sido una burla para el pueblo salvadoreño ya que los servicios básicos y  el costo de la canasta básica alimentaria  ha incrementado.

Como se puede observar, el costo de la vida de los salvadoreños se ha ido incrementando año con año el cual se ve reflejado en el aumento del costo de la canasta básica alimentaria que pasó de $128 en 2001 a 174 dólares en 2013. Mismo comportamiento han mostrado el gasto total de sobrevivencia y la canasta ampliada de mercado la cual pasó de 566 dólares en 2001 a 773 dólares en el año 2013 lo cual refleja un incremento en $207, eso hace más difícil que la población pueda tener acceso a dicha canasta.

Ante la falta de oportunidades laborales y salarios que alcancen a satisfacer dignamente las Canasta Ampliada de Mercado, miles de salvadoreños han expuesto sus vidas por conseguir “el sueño americano” y han dejado a sus familias, generándose así la desintegración familiar, la cual desencadena una serie de problemas sociales. En este sentido, el desarrollo que se promovió con la dolarización fue un engaño ya que a partir de la entrada en vigencia del dólar ha habido más migración de la que hubo en la década de los 90 luego del conflicto armado en el país.

En la siguiente tabla se presentan datos estimados del saldo migratorio internacional neto de El Salvador, que según diversos expertos en el tema, estos son inferiores a la realidad. Entre los años 1992 y 2009 los migrantes se elevan a una cifra superior al millón trescientos mil, mientras la población del país en el último año era de un poco menos de 6,2 millones, es decir que representan más del 20% de la población radicada en el país. Cabe mencionar que se calcula que en Estados Unidos viven unos 2,5 millones de salvadoreños.

La Dirección General de Migración y Extranjería (DGME),  calcula un promedio de 300 compatriotas que emigran diariamente en busca de mejorar su economía, encontrarse con sus familiares o por la inseguridad que se vive en El Salvador.

Las pocas personas que han tenido la suerte  de cruzar las fronteras e iniciar  una vida diferente en Estados Unidos han contribuido mínimamente  con las remesas familiares  las cuales  son utilizadas principalmente para el consumo.

En 2007,  en El Salvador existía un total de 1,430,525 hogares, de los cuales 381,729 recibían ingresos en concepto de remesas, o sea, el 26.68% de las familias salvadoreñas.

Según el libro Atlas de la pobreza y la opulencia en El Salvador, escrito por el Dr. Salvador Arias, “para el año 2007 el monto total de remesas recibidas por las familias fue de 732.5 millones de dólares que equivalen a un total de 61 millones de dólares mensuales. Al dividir este monto mensual entre los hogares receptores significa que el promedio de remesa es de 159.90 dólares mensuales por hogar que corresponde a decir 1,919 dólares al año”.

Del total de hogares con remesas para  el año analizado se tiene que, el 89.36% (341,136 hogares) recibieron remesas menores a los $342 mensuales, es decir, que los ingresos obtenidos en concepto de remesas no les alcanzaba para que estos hogares cubrieran el gasto de la canasta de sobrevivencia, es por esto que afirmamos que las remesas alivian la miseria,  pero no  resuelven la pobreza.

En 2014 las remesas para las familias salvadoreñas alcanzaron la cifra de 4.217,2 millones de dólares, equivalentes a un 16,5 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB).

Por otro lado, al fenómeno de la migración también se le contraponen las deportaciones, que durante los últimos años se han incrementado, como producto de las políticas del imperialismo norteamericano que no quiere que en Estados Unidos hayan latinoamericanos indocumentados a los cuales trata como delincuentes, mientras que ellos descaradamente sí influyen política y económicamente en los países subdesarrollados como El Salvador. Ver cuadro siguiente.

En el cuadro anterior se refleja como las deportaciones han ido en aumento, sólo en los últimos años, entre el 2012 y agosto del 2014, Estados Unidos y México deportaron 77,772 salvadoreños, según el Consejo Nacional para la Protección y Desarrollo de la Persona Migrante y su Familia (Conmigrantes) de El Salvador.

El país no cuenta con las políticas y medidas necesarias para brindar empleo a estas personas que diariamente llegan a El Salvador; cabe señalar, que buena parte de estos compatriotas reportan antecedentes penales, siendo parte de la razón que en los últimos años se ha incrementado la violencia delincuencial por las pandillas y el narcotráfico.

Cabe señalar que las maras fueron originalmente creadas por migrantes jóvenes de  El Salvador, entre las décadas de los 80 en territorio estadounidense a quienes se les discriminaba por su procedencia. Con las masivas deportaciones estas personas han venido a organizar más fuertemente estos grupos y a afectar la tranquilidad de la población, lo cual se refleja en el incremento de homicidios que durante los últimos años han posicionado a El Salvador como uno de los países más violentos del mundo. (Ver Cuadro).

Es evidente que El Salvador está sufriendo las consecuencias de las decisiones tomadas por los gobiernos de ARENA, quienes impusieron el dólar prometiendo falsas esperanzas de superación para el país, que se tradujeron en beneficios cortoplacistas solamente para sus aliados y que ahora se reflejan en la población en mayor pobreza, subempleo y desigualdad, desintegración familiar, y delincuencia.

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