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LA COMEDIA NACIONAL, O “La versión cósmica de  ‘las cacarañícaras y los poligulígulas’ “.

EL PORTAL DE LA ACADEMIA SALVADOREÑA DE LA LENGUA.

 

 

 

Por Eduardo Badía Serra,

Miembro de la Academia Salvadoreña de la Lengua.

 

En esta tercera entrega de “LA COMEDIA NACIONAL”, que es, como digo, “la versión cósmica de ‘las cacarañícaras y los poligulígulas’, continúo corrigiendo nuestra historia, pues esta que cuento es la real. Nosotros somos los hombres del bacab negro, que como habría ya apuntado Salarrué, somos malos y seguimos siéndolo. Continuemos, pues:

 

Quinto Capítulo:

Largo viaje en el tiempo. La Loba y otros cuentos.

 

Tal como estaba previsto, y por más que Lo Pensado, el de 3-brana, no escatimara esfuerzos por convencerlos del buen retorno al rumbo abandonado, los hombres del bacab negro llegaron a Cuscatlán, ciertamente luego de un largo viaje en el tiempo y durante el cual muchos de ellos, identificados por 1 Maíz Revelado como los principales causantes de la huída, huída que le había condenado a sostener sobre sus propios hombros y por sí mismo el rumbo huérfano, habían ido a parar directamente a lo de Xibalbá, quemándose en el fuego eterno luego de gozar con los engaños de Bolontikú, que por cierto, había ya envejecido bastante y no era más la de las deliciosas cualidades lúdicas del comienzo. Pero como eran bastantes, muchos lograron arribar al valle idílico que no era en el fondo otra cosa más que el purgatorio de sus malas acciones. Eran malos.

 

Lo Pensado se había esforzado seriamente en lograr convencerlos del retorno por el rumbo en el que el Sol se anuncia, olvidándose del rumbo del cunicuil, indefinido y oscuro, que era el que habían tomado y por el que sí aceptaban regresar, aunque ello de nada serviría, como sabían. Tantas experiencias de otros mundos mayores y mejores les había contado, abrigado por la fuerza del Demiurgo, que todavía luchaba contra los diluvios y las fauces enormes de los Elementales, urgidos de terminar la historia para que nadie más se acordara de ellos. Pero todo era en vano.

 

En una oportunidad, y viendo Lo Pensado que los hombres del bacab negro iban tornándose cada vez más ambiciosos, les hizo el relato de la vieja aquella que se había convertido en loba tratando de vender a su propia hija al mejor postor, a pesar de las reconvenciones de la buena bruja tullida que protegía a la moza con sus caracolitos y colmillos, y que se llamaba Cujespal. Kola, la vieja ambiciosa, quería resolver sus problemas y vivir el “buen vivir”, como ella decía, a costa de sacrificar a la dulce Flor de Pino haciéndola parte del harem del viejo Cascabel, el señor del reino. Flor de Pino amaba a Iquexapil, por pobre que este fuera, y Cujespal acuerpaba este idilio porque también ella, antes de tullirse y llenarse de caracolitos y colmillos, sin ser todavía bruja porque entonces otra historia le hubiera cantado, había sufrido también de amores imposibles. Kola quería que Flor de Pino tuviera tantos hijos con el viejo Cascabel, para hacer que cada uno de ellos tuviera por nahual una víbora silenciosa o un jaguar de ojos penetrantes; y haciendo uso y abuso de sus trucos, la entregó al viejo señor de ese reino. Pero Cujespal actuó rápido, y se dedicó raudamente a averiguar el plan de la vieja pretenciosa para después desbaratarlo. Kola, efectivamente, había hecho pacto con el demonio de Oshotlán, y a altas horas de la noche, depositando su espíritu en una sartén para mantenerlo vivo gracias al fuego, salía entonces convertida en loba a derramar sus conjuros por todos los aires en donde solía permanecer el viejo Cascabel, tornando luego a recuperar sus oraciones. Cujespal, enterada de la estrategia de la vieja ambiciosa, envió un enorme soplo, apagando de súbito el fuego que mantenía vivo el espíritu de la vieja, con lo cual esta, no pudiendo recuperarlo, se vio condenada a vivir eternamente como loba, escondiéndose en el día y aullando continuamente durante las noches, para siempre jamás.

 

Lo Pensado les hablaba al final de la historia de lo inconveniente de rendirse ante la ambición y la soberbia, recomendándoles la vida sana y sobria. No fuera que les pasara lo que a la vieja Kola, que terminó sus días aullando como loba y condenando a su joven hija al suplicio de vivir en desamor con el pretencioso Cascabel. Pero los hombres del bacab negro, que no podían ver a Lo Pensado pero sí sentirlo, no hacían caso de los buenos consejos que este les daba, porque ya cerca de su destino, iban degenerando cada vez más su ADN y tonándose cada día más malos.

 

Sexto Capítulo.

Elecciones en la selva. El león, el buey y la zorra entran en campaña.

El oso, el leopardo y la orca observan sigilosamente

 

Caminaban, pues, y caminaban los del bacab negro en su viaje hacia el Cuscatlán que ellos buscaban, y que en el fondo, por más artificiales bondades y bellezas que presentara a los sentidos, no era otra cosa que el purgatorio en donde esos hombres purgarían las culpas de sus malas acciones antes de ir al mundo de Xibalbá, en el que irremediablemente quedarían fundidos en el fuego eterno, luego de gozarse de los engaños misteriosos de la lujuriosa Bolontikú.

 

Y en el camino, como eran malos, iban apareciendo en ellos deseos insospechados de las más bajas pasiones imaginables, como el de la ambición y la codicia. El afán del poder y del dominio fue también apareciendo, y al verlo, Lo Pensado, en su incansable afán de hacerlos retornar por el camino del bien, que era el rumbo por el que el Sol se anuncia, de nuevo recurrió a su denodado aunque en el fondo inútil esfuerzo del relato de las experiencias de lo que en otros mundos más adelantados había ya él experimentado, reconviniéndoles del error de aferrarse a las malas acciones y a los malos pensamientos, que, como les insistía, nada bueno les traería a futuro. Pero eran malos, y  actuaban con la traición como elemento de lucha y la corrupción como hábito de conducta, aunque ya estaba escrito que, al margen de los que, identificados previamente por 1 Maíz Revelado por su culpa directa en el abandono del rumbo elegido, iban cayendo en lo de Xibalbá, los más llegarían inevitablemente al purgatorio ese llamado Cuscatlán, mundo de aromas y de sabores ricos e inexpresables, pero en el fondo, fuego intermedio en el paso al infierno.

 

Así, un día, Lo Pensado, al ver que el afán por el poder y el dominio se iba apoderando de esos hombres malos,  les hizo el relato de lo que había ocurrido en el mundo de los animales, en donde, también estos, buscando el poder y el dominio, y usando la traición como elemento de lucha y la astucia como facultad única de su inteligencia, no tuvieron más alternativa que hacer unas elecciones para determinar mediante ellas quien sería el futuro rey de su reino.

 

Así como sigue entonces lo relató Lo Pensado, a quien como ya sabemos, los hombres del bacab negro no podían ver pero sí sentir:

 

En una bella llanura, toda llena de flores, frutos y agua pura, estaban muchas bestias que querían elegir su rey. El consenso fue que fuera el león el elegido, pero el buey se oponía a tal decisión, y entonces les habló con estas palabras:

 

  • Señores, la nobleza del rey estriba en que sea una bellísima persona, que sea grande, humilde, y que no dañe a sus gentes. El león no es un gran animal, porque no es bestia que viva de hierbas sino que se come a los demás animales. La palabra del león nos hace temblar a todos cuando nos llama. Por ello, mi consejo es que elijamos al caballo como rey, porque el caballo es animal humilde, bello, ligero, no es orgulloso y no come carne.

 

Mucho complació al ciervo, al venado y al carnero, y a todos los animales que comían hierba, el discurso del buey; pero la zorra se paró para hablar ante todos, y dijo estas palabras:

 

  • Señores, cuando Dios creó el mundo, no lo creó para que el hombre fuera conocido ni amado; según su intención, Dios quiso que los hombres fueran servidos por las bestias, para que pudiera comer de las hierbas y de la carne. Vosotros no debéis considerar las intenciones del buey, que desacredita al león porque come carne, sino que debéis seguir la ordenanza que Dios ha dado y puesto a sus creaturas

 

El buey refuta las palabras de la zorra, e insiste en que el caballo debe ser el rey porque se alimenta de hierbas. No es porque el caballo coma la hierba que todos sus compañeros comen, ni deben creerle a la zorra porque ella se alimenta de los restos de la carne que come el león.

 

Tantas palabras de los unos y los otros, todos presentes,…. pues los que no estaban era porque no habían llegado….., confundieron a la audiencia y empantanaron la elección. Y el oso, el leopardo y la orca, que escondidamente también tenían la esperanza de ser electos, pidieron que la corte se prolongara todavía más hasta poder concluirla con la decisión de quien sería el rey. Pero la zorra adivinó los propósitos del leopardo, del oso y de la orca, y entonces se dirigió al parlamento con estas palabras más o menos:

 

  • En una iglesia catedral se hacía la elección del obispo. Unos canónigos querían que fuera el sacristán de la misma, que era un hombre muy letrado y sabio, y de abundantes virtudes. El arzobispo rechazaba tal opinión, pues él quería como obispo a un simple canónigo que aunque no sabía de ninguna ciencia era muy bella persona. Pero el dicho canónigo era flaco de carnes y muy lujurioso.

 

Entonces, escuchada la historia de la zorra, uno de los animales se dignó opinar, haciéndolo en esta forma:

 

  • Si el león es rey, y el oso, el leopardo y la orca se oponen a su elección, siempre tendrán la malevolencia del rey; y si el caballo es el rey, y el león así lo acepta, ¿cómo podrá el caballo gobernar posteriormente si no es animal tan fuerte como el león?

 

El leopardo, el oso y la orca, comprendiendo el discurso que la zorra había hecho, tuvieron temor del león, y mejor consintieron en que fuera el rey. Por la opinión del oso y de los demás animales que comían carne, el león fue electo rey, con el pesar de los animales que se alimentaban de hierba; y entonces, el león otorgó permiso a todos los que se alimentaban de carne para que se alimentaran y viviesen de los que comían hierba.

 

Un día sucedió que el rey estaba tratando el ordenamiento de su corte. Todo ese día, hasta muy entrada la noche, el rey y sus funcionarios trabajaron tanto que se olvidaron de comer y de beber. Tuvieron hambre y sed, y entonces encargó al lobo y a la zorra que buscaran qué comer, respondiendo estos que ya era tan tarde que sería difícil encontrar tal comida que demandaban. Pero en aquel paraje había un chivito, hijo del buey, y un pollino, hijo del caballo, de los cuales dijeron podían comer abundantemente. El rey hizo venir al chivito y al pollino, y se los comieron. Tanto fue el pesar del buey y del caballo por la muerte de sus hijos, que juntos se acercaron al hombre para servirle en vez de servir al león, pidiéndole que les vengara del dolor por la muerte de sus hijos. Desde entonces, el buey y el caballo quedaron destinados a servir al hombre, y así, el hombre cabalga al caballo y el buey ara sus campos.

 

Otro día, se encontraron el buey y el caballo, y platicaron cada quien de su situación. El caballo habló de que mucho trabajaba para servir a su señor, quien todo el día lo montaba, lo hacía correr de arriba abajo, y que él deseaba volver al dominio del león, pero siendo que este comía carne, ello le obligaba a mantenerse bajo el yugo del hombre, que por más que lo explotaba, no comía sin embargo carne de caballo. Terminó de hablar el caballo, con lo que el buey hizo entonces su discurso. Dijo el buey al caballo que estaba siempre en gran tensión, que todo el día araba, y que de la tierra que él araba no le daba su señor para comer, con lo que se alimentaba de las hierbas remanentes que dejaban las cabras y las ovejas. Así se encontraban el buey y el caballo contándose mutuamente sus tribulaciones bajo el dominio del hombre.

 

Mientras eso hacían, se acercó, enviado por su señor, un carnicero para examinar al buey y ver si este estaba gordo. El buey le dijo al caballo que su señor lo deseaba vender para que otros hombres lo comieran, a lo que el caballo respondió diciendo que mal paga el hombre a quien bien le sirve. Largamente lloraron el caballo y el buey, aconsejando entonces el caballo al buey que se fugaran y que tornaran a su tierra, pues más valía estar en peligro de muerte y en tensión, que servir a un señor desconocido.

 

Así terminó el relato Lo Pensado, reconviniéndole a los hombres del bacab negro sobre los peligros de esclavizarse ante el poder y el dominio, y que más valía respetarse todos entre sí que pretender cada quien un poder y un dominio que conculcara siempre los derechos de los demás. Pero los del bacab negro eran malos, e insistían en caminar por el rumbo equivocado, buscando aquel refugio que ellos creían un paraíso y que no era más que el purgatorio en donde purgarían sus penas por sus malas acciones, si es que no caían antes directamente en lo de Xibalbá, al ser identificados previamente por 1 Maíz Revelado. Y ya estaban cerca.

 

Continuará.

 

 

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