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Nuestro lenguaje humano es un convenio, se nombran cosas, sensaciones, emociones, aspectos fisiológicos cuantificables, fenómenos externos, matemáticos, físicos etc. lo cual encierra una cantidad de situaciones que son “ordenes”, “conceptos”, “pensamientos individuales” muchos entramados de construcciones de la realidad que en la comunicación asumimos como “verdades” ello es un complejo sistema que asocia la memoria, la experiencia personal o social, así como eventos históricos interpretados de diversas formas.
Investigaciones filosóficas / Ludwing Wittgenstein – México, DF : UNAM 2003 – 547 p. nos presenta un panorama diferente entre filosofía, lenguaje, matemáticas, lógica y otras disciplinas en el fondo cuestiona la “dictadura de la interpretación de la realidad” en otras palabras la teología de la gramática, la cual en sus palabras atrapa la realidad material.
El lenguaje tiene esas estructuras paradójicas que son de amplia interpretación, por ejemplo: ¿pensamos igual en filosofía? ¿leemos igual la realidad? Son temas que deben estudiarse en el siglo XXI de forma distinta a la tradición ritual aparente, me refiero a las formas gramaticales en las redes sociales, sus premisas, sus inducciones, silogismos, solipsismos etc., asumimos realidades que no lo son, aparte de mala ortografía, sintaxis, vicios gramaticales etc., los cuales intentan comunicar eventos comerciales, además infundios, falacias, difamaciones y otras especies que solo sirven para degradar el honor de las personas.
El prestigio de las letras pierde su prestigio.
Interpretar la realidad bajo el esquema de las redes sociales, su gramática como sus propuestas tiene enormes riesgos, es necesario entonces aplicar las normas clásicas: lógica, filosofía, procedimientos verificables, al menos eso debe ser el rigor de cada persona, no obstante, en ese universo estos elementos no sirven para nada, de tal manera que la tecnología comete violencia contra las tradiciones literarias.
El caso del lenguaje se vuelve opaco, bajo una nueva espada de la “realidad alternativa” escrita por personajes de todo tipo, que poseen legiones de troles a sueldo de grandes intereses, o los sofistas (charlatanes) que alimentan el morbo en todas las formas posibles.
El lenguaje del presente siglo se enfrenta al enorme desafío de comprender el nuevo fenómeno ¿cómo elevar la propuesta del uso tecnológico para preservar el “convenio” de la correspondencia de lo nombrado con la lógica histórica? de otra forma pronto no sabremos de que hablamos.
Mi motivo para anotar este enunciado, es un llamado a desechar las noticias falsas, los infundios contra las personas, la difamación, la degradación de la imagen de colectivos, instituciones, naciones etc., puesto que solo construyen odio y violencia, de la cual conocemos sus consecuencias.
