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Injerencia

Luis Arnoldo Colato Hernández

En días recientes y en correspondencia a tratados bilaterales existentes entre Venezuela y Rusia, un contingente ruso compuesto por especialistas ha desembarcado de aviones civiles en la capital latinoamericana.  

Las imágenes del evento muestran la descarga de material, sin que apenas puedan apreciarse equipos que puedan calificarse como “militares”; de hecho, el personal en cuestión no se encuentra equipado con uniformes de combate y en cambio usan ropas de diario, ataviados con un curioso quepi que recuerda los gorros “bronson” estadounidenses de los años 30s.

El revuelo sin embargo surge de la transmisión de imágenes, que muestra a tropas de asalto rusas, arrollando sobre el fango en el que se tomó las imágenes, adversarios imaginarios.

Es la clásica manipulación mediática de parte de quienes fabrican noticias, falseando los hechos.

Esos medios omiten recordar que el ejecutivo estadounidense ha advertido que: “…todas las opciones están sobre la mesa…”, en alusión a una intervención militar, que sus aliados locales, el grupo de Lima, rechazan.

Tampoco el titular de la OEA, mostrándose indignado ante cámaras, recuerda que abiertamente apoya el intento de romper la legalidad venezolana al apoyar al autoproclamado “presidente encargado,  en Caracas. Como tampoco alude al sinnúmero de reuniones con criminales indiciados en delitos cometidos por las guarimbas.

Que decir sobre lo advertido en múltiples ocasiones por el delfín estadounidense, el tal presidente interino que ha invocado la constitución de su país, en su particular arbitraria interpretación de la misma, para legitimar una invasión extranjera a la patria de Bolívar.

Hasta el vergonzoso papel interpretado por el ejecutivo colombiano, en esta descarnada agresión a Venezuela, permitiendo el uso del suelo colombiano para organizar la invasión, desentona al no ser consecuente con las acciones entreguistas en las que ha implicado a su país en contra de su vecino y en favor de los EE. UU., por apropiarse de los recursos naturales de Venezuela, reconocido descarnadamente por el señor Bolton en rueda de prensa, admitiendo públicamente que el petróleo y gas natural venezolanos, como el coltán y el oro, son de su interés “…como sea…”.

Tenemos entonces el caso de la construcción mediática de un líder para Venezuela, sin ninguna legalidad o respaldo para ocupar el cargo que se auto confirió, que violenta el marco constitucional para así favorecer a una potencia extranjera: EE. UU., que tampoco pudo conformar la alanza militar que esperaba para justificar una agresión armada a Venezuela o corromper a la milicia venezolana, incurriendo en la guerra electrónica, totalmente desconocida en Latinoamérica y con completo menosprecio para con la población, conformando bandas mercenarias foráneas, así bajo la sombría mediática, aparentar una insurrección que legitimaría la imposición de su peón.

Comprendamos entonces que el personal ruso arribado a Maiquetía no representa una amenaza para nadie, y por el contrario son los vecinos de Venezuela los que sí lo son en términos de que conspiran contra ella, por lo que el único camino para superar esta crisis creada pasa por acabar con la injerencia, respetando la soberanía y dignidad del pueblo venezolano.

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