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El derechista Alejandro Giammattei y la socialdemócrata Sandra Torres, disputan la presidencia de Guatemala.

Guatemala elige presidente para enfrentar la pobreza y la violencia

Ciudad de Guatemala / AFP

Edgar Calderón / Henry Morales Arana

Con poco entusiasmo, los guatemaltecos acuden este domingo a las urnas para elegir presidente en un balotaje entre la socialdemócrata Sandra Torres y el conservador Alejandro Giammattei, cuyo ganador tendrá el desafío de enfrentar la pobreza y la violencia que disparan la migración.

Giammattei, favorito en las encuestas, y Torres disputan la segunda vuelta luego de que en los comicios de junio ninguno alcanzara el 50% más uno de los votos.

El ganador sustituirá en enero por un periodo de cuatro años al actual mandatario, Jimmy Morales. En Guatemala no hay reelección.

Vestido con una camiseta de la selección de fútbol, Morales votó hacia el mediodía y recomendó a los candidatos priorizar tres temas: reducir la migración irregular hacia Estados Unidos, mejorar la educación y combatir la desnutrición crónica en niños menores de 5 años, que afecta al 46% de infantes.

Momentos después y casi en simultáneo, pero en lugares distintos, votaron los dos aspirantes, quienes se mostraron victoriosos e invitaron a la población a acudir a las urnas, mientras reiteraron sus ofrecimientos de combatir el desempleo, mejorar la salud y la educación, así como combatir la corrupción y la violencia.

Pero los centros de votación muestran una escasa asistencia, en un ambiente nublado y bajo amenaza de lluvia.

La pobreza afecta al 59% de los 17,7 millones de guatemaltecos y la violencia deja unos 4.500 muertos anualmente, siendo los principales factores que motivan la migración.

Ambos políticos han evitado profundizar sobre el acuerdo firmado a fines de julio por el gobierno con Estados Unidos para convertir a Guatemala en «tercer país seguro», lo que implica recibir a migrantes que tenían el objetivo de pedir asilo en el país norteamericano.

Este acuerdo sacudió la recta final de la campaña y generó múltiples críticas y acciones legales, principalmente basadas en el elevado índice de pobreza y la falta de infraestructura.

– Andar «sin miedo» –

A cuentagotas, los votantes llegan a las dos escuelas del poblado maya de Sumpango (oeste) habilitadas para votar. «Todo lo que anhelamos es que el próximo presidente acabe con la delincuencia, que uno pueda andar en lugares públicos sin miedo», dijo a la AFP Edgar Chiquitó, un técnico de elevadores de 43 años.

El hombre fue uno de los primeros en votar y lo hizo aprovechando que salió a correr con su perro «Chato».

«Lo único que yo espero es que la presidenta o presidente que quede es que cuando ya esté sentado allí (en la presidencia) no se olvide de la gente», señaló indignada otra de la votantes que prefirió no dar su nombre.

Con su pequeño hijo cargado en la espalda, la joven mujer ataviada con su colorido traje regional indígena pidió específicamente mejores centros de salud.

Los votantes coinciden en reclamar a los candidatos seguridad y empleo para reducir la violencia y la pobreza.

Aunque ambos candidatos buscan frenar el éxodo a Estados Unidos, un motor fundamental de la economía guatemalteca son las remesas de sus migrantes, que el año pasado alcanzaron casi 9.300 millones de dólares, cifra cercana a las exportaciones, que sumaron unos 10.500 millones de dólares.

Datos oficiales indican que alrededor de 1,5 millones de guatemaltecos viven en Estados Unidos, de los cuales solo entre 300.000 y 400.000 tienen residencia legal.

Miles de guatemaltecos se aventuran a cruzar México para llegar a Estados Unidos alegando huir de la pobreza y la violencia, problemas comunes en el norte centroamericano donde operan las temidas pandillas y grupos del narcotráfico.

El Triángulo Norte de Centroamérica -integrado por El Salvador, Guatemala y Honduras- es la región sin conflicto armado más violenta del mundo, según la ONU, y en el último año generó multitudinarias caravanas migratorias hacia Estados Unidos.

– Tambaleante lucha anticorrupción –

En 2015 los guatemaltecos vieron una esperanza de atacar la corrupción tras el arresto del presidente Otto Pérez por casos impulsados por la fiscalía local y la Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala (Cicig), un ente adscrito a la ONU.

Pero esas esperanzas se ven menguadas con el fin de las funciones de la Cicig en septiembre, ya que Morales desistió de ampliar su misión hasta 2021 luego de que el ente internacional y la fiscalía solicitaran investigarlo por el financiamiento ilegal de su campaña.

Ambos aspirantes a la presidencia descartaron la continuidad de la Cicig, que funcionaba desde 2007, y proponen crear fiscalías especiales con apoyo internacional.

Pero analistas y opositores dicen que esas promesas son vagas y dudan de sus compromisos contra la corrupción, dado que los dos candidatos fueron cuestionados y acusados por la Cicig.

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