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Fantasías animadas de ayer y hoy

 

Marlon Chicas

El Tecleño Memorioso

 

A mi amigo Álvaro Darío.

“Me gusta la gente que me hace reír. Sinceramente, creo que reír es la cosa que más me gusta. Cura una multitud de males y es, probablemente, la cosa más importante en una persona”. Audrey Hepburn

La risa está considerada como el mejor antídoto que posee el ser humano contra la tristeza y sus derivados, el reír, aleja sentimientos negativos, males físicos y emocionales, produce una buena dosis de endorfinas conocidas como las hormonas de la felicidad, generan efectos positivos en el estado de ánimo, en tal sentido, ¿Cuántas veces no hemos reído a más no poder, ante las ocurrencias y aventuras de los personajes animados de ayer y hoy, alejando por unos minutos los duros momentos de la vida, o el estrés diario?

Por tanto, deseo invitarlos a rememorar a esos fantásticos personajes, que nos hicieron reír y soñar, abordando juntos el Bus del Ensueño, en compañía de su conductor estrella Alvin Carborundum, en la que dicha unidad yacía olvidada en un rincón del viejo solar, del extinto mesón sobre la 1ª calle poniente de mi barrio El Calvario, únicamente acompañada de su mágica tripulación antes mencionada, ajuste su cinturón y volvamos a los dorados tiempos de nuestra infancia.

En este viaje no puede faltar la elegancia de doña Mary Poppins, con su mágico paraguas y maleta de mano, acaparando cuanto asiento estuviera a su alcance, observada de cerca por Taz el demonio de Tasmania, quien no para de comer suculentos manjares que caen en sus garras, por su parte un sonriente bufón, ejecuta maromas a la concurrencia, entretanto él sargento García, solo piensa en capturar al diestro Zorro que acecha la California española.

La señorita Rottenmeier cubre sus delicados cabellos de las manos de un osado pasajero, el Gallo Claudio evade el peligro de su archienemigo el perro del corral, mientras grita en su huida “Agarren a ese pollito, agarren a ese pollito”, sin percatarse que Gossamer el Gigante asusta a los viajeros con su presencia e infaltables zapatos tenis, Cruella de Vil, maquina junto a sus secuaces su plan contra los 101 dálmatas.

El Bus del Ensueño continua su marcha, permitiendo el abordaje de nuevos personajes, como el Señor Barriga, quien cuadra las cuentas del alquiler, en busca del escurridizo don Ramón, por su parte, Benitín y Eneas conversan sus múltiples hazañas. Pilón busca desesperadamente un patrocinador de su anhelada hamburguesa, prometiendo pagarla el próximo martes.

Al medio del automotor, el lagarto Juancho controla con sus diminutos ojos quien sube o baja de la unidad, mientras Andy Panda duerme plácidamente, sus compañeros ríen a más no poder ante las ocurrencias de Olivia y Popeye el marino, quienes bailan al compás de un mambo que suena al interior de la buseta, siendo aplaudidos efusivamente por Lorenzo y Pepita.

Sin olvidar a los más inquietos de este mágico viaje, al escurridizo Bugs Bunny, y sus aliados Tom Turkey (Tomás el Pavo) y él Pez Pájaro, responsable de comerse al gatito del arqueólogo Alvin Bitchcock, quien con voz nasal nos despide con su clásico “Buenas nochees, y felices sueñoos”. Poco a poco nos aproximamos a la meta, con la satisfacción del deber cumplido.

Llega el final del viaje en compañía de los dibujos animadas de ayer y hoy, trayendo gratos momentos vividos, en una de las mejores épocas de la existencia humana, que nos invita a que él niño que llevamos dentro, permanezca para siempre en nuestros corazones.

Ver también

«Orquídea». Fotografía de Gabriel Quintanilla. Suplemento Cultural TresMil, 20 abril 2024.