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Estados Unidos irrita a sus aliados

Bagdad / AFP

Maya Gebeily

El asesinato de Qasem Soleimani por orden de Donald Trump asestó un duro golpe a las relaciones de Estados Unidos con sus socios en Irak, donde los aliados extranjeros de la coalición antiyihadista se preguntan cómo reparar los daños y el gobierno iraquí quiere ahora expulsar a las tropas de Washington.

Para agregar un poco más a la confusión reinante, el lunes por la noche el mando estadounidense informó a los iraquíes de la retirada de sus tropas, antes de que Washington afirmase que la carta fue enviada por error.

Para Estados Unidos, el disparo del dron que pulverizó el 3 de enero los vehículos del general iraní Qasem Soleimani y Abu Mehdi al-Muhandis, jefe de los paramilitares pro-Irán en Irak es un punto marcado a favor de «la paz y la estabilidad» en Oriente Medio.

Pero, para los diplomáticos occidentales en Irak y los altos mandos estadounidenses desplegados en el terreno, se abre una página diferente, de ira y caos.

«Este ataque fue una sorpresa para todos nosotros», asegura a la AFP un diplomático occidental que no quiso revelar su identidad.

«Ahora es muy complicado hablar con los estadounidenses. Hablamos mucho entre miembros de la Unión Europea, pero los estadounidense están ocupados con sus propios problemas», agregó.

El ataque con dron tuvo lugar en plenas vacaciones de fin de año en Bagdad, con la mayoría de las embajadas casi vacías, lo que dejó a los ministerios de Relaciones Exteriores la tarea de intentar de interpretar un asesinato cuya onda expansiva podría ir más allá de Oriente Medio.

La mayoría de los diplomáticos rechazan discutir en público las relaciones dentro de la coalición antiyihadista liderada por Washington.

– «En la mierda» –

De su lado, el secretario de Estado estadounidense Mike Pompeo no duda en levantar el dedo acusador en el canal Fox News, portavoz de los republicanos de Trump: «Los europeos no fueron tan útiles como esperaba» tras esta operación, dijo.

«Los británicos, los franceses y los alemanes deben entender que lo que hicimos permitió también salvar vidas en Europa», argumentó.

Y la grieta se profundiza no solo entre los diplomáticos. Los militares de la coalición antiyihadista observan el mismo fenómeno.

«Se diría que metimos a todos nuestros aliados occidentales ‘en la mierda'», dice con amargura un responsable militar estadounidense en Irak.

Desde el asesinato de Soleimani y Muhandis, el parlamento iraquí votó la expulsión de las fuerzas de la coalición antiyihadista -sobre todo de los 5.200 soldados estadounidense que la integran- y los disparos incesantes de cohetes forzaron a la OTAN y las tropas extranjeras a dedicarse únicamente a protegerse.

En los pasillos de los estado mayores, los estadounidense intentan pasar desapercibidos, asegura a la AFP otro responsable militar de Estados Unidos.

Los otros miembros de la coalición «ya no nos miran a los ojos». «¡Imagine que usted pertenece a un equipo y un tipo solo decide disparar desde su rincón!», explica.

En cuanto a los iraquíes, están en plena «crisis de confianza», asegura un responsable de los servicios de seguridad de ese país.

De hecho, «los iraquíes y los estadounidenses prácticamente han dejado de hablarse», afirma a la AFP.

– «Ceguera total» –

Peor aún, el ataque estadounidense puso en peligro al conjunto de las fuerzas de la coalición, sus Estados y sus representantes, muchos de ellos desplegados en la Zona Verde en la que se encuentra la embajada estadounidense, recientemente atacada por miles de pro-iraníes y bombardeada de manera constante con cohetes, aseguran varias fuentes.

«Ya sea de manera intencional o no, Estados Unidos creó una amenaza para sus aliados en el terreno, civiles y militares», dice a la AFP Robert Ford, investigador en el Middle East Institute.

En puesto en la embajada estadounidense en los años 2000, Ford confiesa no entender la estrategia de Washington, con una administración Trump que no trabaja de manera coordinada ni con tropas en el terreno ni con sus aliados, y los deja «ocuparse solo de las consecuencias» de las decisiones tomadas a miles de kilómetros de distancia.

Para Jean-Pierre Filiu, profesor del Instituto Sciences Po de París, al igual que en 2003 cuando invadió Irak, Estados Unidos tiene una «ceguera total sobre las consecuencias inmediatas de un golpe por la fuerza en Bagdad».

«Lo más perturbador en la escalada estadounidense es la ausencia de toda estrategia propiamente iraquí, algo que no hace más que desestabilizar a los aliados de Estados Unidos» en la coalición, explica a la AFP este experto en Medio Oriente.

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