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El Salvador: El Carnaval de San Miguel edición 60: seguro, ordenado y novedoso

Nelson de Jesús Quintanilla Gómez

Sociólogo y Doctor en Ciencias Sociales Mención Gerencia y Profesor Universitario

de la UES en la FMOtal. de San Miguel.

El Salvador es país con la fama de ser un renombrado destino vacacional por su tan agradable clima tropical y sus hermosos paisajes y playas. No es de extrañar que los turistas lleguen en estampida durante los meses de agosto o diciembre para darse un respiro después de tanto trabajo durante el resto del año, pero pocas veces se menciona la maravillosa fiesta que se da en una de las ciudades más importantes del país de América Central durante el mes de noviembre, como lo es el Carnaval de San Miguel.

La ciudad de San Miguel, pese a no ser su capital, es un destino muy conocido en El Salvador por muchos motivos, pero el más destacado de todos se trata de la grandeza de su celebración del Carnaval, llegando a considerarse la fiesta popular más grande e importante de todo El Salvador y de Centroamérica.

En tiempos recientes, debido a que parte significativa de los participantes de la festividad la conforman los salvadoreños residentes en el extranjero, especialmente de los Estados Unidos. De hecho, desde el año 2015 se oficializa la organización de un carnaval alterno en este país, específicamente en Washington D.C.

El Carnaval, coloquialmente llamado “Carnavalón” en San Miguel, oficialmente se celebra el último fin de semana de noviembre, pero las festividades inician con exactamente un mes de anticipación, tomando apertura el mes de octubre.

Inicialmente las festividades del municipio de San Miguel se realizaban cada 8 de mayo, fecha de fundación de la localidad. En tales celebraciones predominaban las transacciones comerciales de mercaderes provenientes de diversas partes de Centroamérica.

En 1939 el concejo municipal decidió trasladar el festejo al 21 de noviembre en honor de la Virgen Reina de la Paz, patrona de San Miguel. Durante ese tiempo se realizaban fiestas locales en los barrios de la ciudad. A medida que pasaban los años, en los casinos de la localidad se desarrollaban festivales danzantes a los que tenían ingreso un reducido grupo de personas. Entre esos lugares cabe destacar el Casino Migueleño.

Mientras esto ocurría, en las afueras de los recintos el grueso de la población se conformaba con escuchar la música de las orquestas que daban vida a la celebración. Entre los conjuntos más importantes de esos años cabe mencionar la Orquesta Polío, de Paquito Palaviccini y de Lito Barrientos.

En 1959 los festejos tomaron un giro diferente. Ese año fue nombrado como gobernador departamental Miguel Félix Charlaix, quien, al notar el aislamiento de las mayorías durante las celebraciones, decidió que las orquestas tuvieran sus presentaciones en las calles de la ciudad. Dos años después de su inicio el carnaval tuvo un carácter internacional con la visita del presidente guatemalteco Miguel Ydígoras Fuentes y de las cinco reinas de belleza de Centroamérica.

Con el paso de los años la popularidad del carnaval se extendió a todo El Salvador y los países vecinos, hasta el punto de autoproclamarse, en época reciente, como la fiesta más importante de Centroamérica solo superado por el carnaval del río de Janeiro en Brasil. Una parte significativa de los asistentes la conforman los salvadoreños residentes en el extranjero, especialmente de los Estados Unidos.

Con la llegada del FMLN al gobierno local con el Licenciado Miguel Ángel Pereira el carnaval se reafirma como una fiesta internacional, pero además con características de ser seguro, ordenado y novedoso.

En la edición 60, Los Ángeles Azules e increíbles juegos mecánicos entre las novedades del Carnaval de San Miguel y sin faltar una gran multitud de salvadoreñas y salvadoreños tanto nacionales como visitantes del extranjero.

La seguridad, tres mil elementos de la PNC, Fuerza Armada y CAM se encargan de la seguridad. La alcaldía mantiene además el sistema de videovigilancia en las principales calles de la ciudad, esto hace que la gente disfrute sin miedo y tranquilidad.

Fueron 30 carnavalitos, la feria ganadera, dos predios donde estuvieron instalados los juegos mecánicos y la coronación de la reina, Judith Ventura del cantón El Jalacatal, entre otras actividades, antecedieron a esta fiesta que cada año se celebra el último sábado de noviembre y marca el final de las fiestas patronales en honor a Nuestra Señora de la Paz.

En el ámbito religioso, desde el año 2001, se realiza una víspera en la noche anterior al día de la Fiesta Patronal, la cual es entretenida por conjuntos musicales y artísticos católicos denominada Festival Mariano; y una misa solemne dedicada a la advocación mariana denominada Virgen de la Paz, patrona de San Miguel. Este evento se lleva a cabo el día 21 de noviembre en la catedral de la ciudad.

El Carnaval, además de todas las características únicas que ya posee, tiene una canción representando la festividad interpretada por el músico migueleño Gil Medina, y que se ha convertido en un acompañamiento para este festejo justo desde su inicio.

Su creador fue el también músico y compositor Francisco Palaviccini, quien la compuso a ritmo de Xuc (música folklórica salvadoreña), salido también de su invención. La estrofa más recordada revela la indiscriminada invitación a todo aquel que quiera asistir a la fiesta: “Ni pobre, ni rico, ni joven, ni viejo, ni bello, ni feo, ni chele, ni prieto, ni hembra, ni macho, ni alto, ni bajo, todo es igual en San Miguel, en Carnaval”.

El Carnaval de San Miguel es una fiesta de una magnitud y belleza tan increíble que ha sido llamada la fiesta más importante de todo El Salvador. No faltan motivos para ello, ya que además de ser culturalmente rica y diversa, divertida y educativa, también manda el mensaje a todo el mundo que la invitación a esta alegría es para todos, independientemente del país de origen, raza, género, o demás.

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