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[Foto Ahmad Gharabli / AFP]

El fútbol, un asunto de familias palestinas en la Ciudad Vieja de Jerusalén

Jerusalén / AFP

Joseph Dyke

Aqal se la pasa a Aqal, que conecta con Aqal en profundidad. Aqal centra para Aqal, que remata de volea y marca, provocando la euforia de todos los Aqal en las gradas.

Los Aqal son una de las familias palestinas participantes en un torneo de fútbol que se disputa entre los muros de la Ciudad Vieja de Jerusalén.

El vencedor de esta competición que dura un mes será nombrado «campeón de Jerusalén». Es una cuestión de supremacía familiar y deportiva, pero también de orgullo y de resistencia nacional. Estos sentimientos se acentuaron desde que Estados Unidos reconoció en mayo a Jerusalén como la capital de Israel.

«Es nuestra tierra, queremos mostrar que somos los propietarios de esta tierra jugando un torneo palestino aquí», señala a la AFP Muntaser Edkaidek, uno de los organizadores del certamen, creado hace dos años.

La Ciudad Vieja está situada en el este de Jerusalén, en la parte palestina. Desde la cancha se vislumbra la cúpula dorada del Domo de la Roca, símbolo nacional y religioso de los palestinos.

En sus estrechas calles la presencia policial israelí recuerda que para Israel la Ciudad Vieja, como todo Jerusalén Este, forma parte de su capital «eterna e indivisible».

– Guardianes de las llaves –

Según la ONU, Jerusalén Este sigue siendo un territorio ocupado y su anexión por parte de Israel es ilegal. Los palestinos esperan convertir la zona en la capital del Estado al que aspiran.

Pocos meses después de la decisión de Estados Unidos sobre Jerusalén, para los jugadores y los aficionados este torneo de fútbol es un acto político e identitario. Manifiesta además las profundas raíces familiares en una ciudad con una historia única. Es un momento importante en la vida de los 300.000 palestinos de Jerusalén Este.

Los Jaldi, por ejemplo, revindican ser los descendientes de uno de los acompañantes más cercanos del profeta Mahoma.

Desde hace siglos, los Yudeh y los Nuseibeh, otras dos grandes familias musulmanas, guardan las llaves del Santo Sepulcro, construido en el sitio donde supuestamente fue enterrado Jesús.

Los palestinos denuncian la negación de sus derechos por parte de Israel, que ya cuenta con más de 200.000 habitantes en Jerusalén Este, principalmente en las modernas colonias construidas en las afueras.

La Ciudad Vieja sigue siendo un centro de atracción en Jerusalén. En este laberinto de un kilómetro cuadrado viven más de 35.000 personas entre cristianos, judíos y musulmanes.

– Control de identidad-

Inusual espacio abierto en la zona, al campo de fútbol sintético rodeado de murallas del siglo XVI se llega al final de una serie de callejones. Decenas de aficionados ocupan la única grada.

Antes de cada partido, el árbitro y un voluntario con experiencia verifican la identidad de los jugadores.

Uno de los dos Mohamed del equipo de los Aqal, delantero poderoso, se ha olvidado la documentación. Imposible teóricamente jugar. «¿Una foto de los documentos no sirve?», señala mostrando su teléfono móvil.

Al borde de la cancha, un gran póster rinde homenaje a uno de los fundadores de la competición, aunque la policía lo manda retirar.

Arrestado hace un año y encarcelado, este hombre estuvo implicado en las actividades de los ‘Jóvenes de Al Aqsa», una organización que dice proteger la Explanada de las Mezquitas, tercer lugar santo para los musulmanes, en el corazón de la Ciudad Vieja, contra los ataques israelíes, según la prensa.

Preguntadas por la AFP, las autoridades israelíes se limitan a responder que los ‘Jóvenes de Al Aqsa» están ligados al movimiento islamista Hamas, considerado terrorista.

– Proyecto de casas –

Entre los Aqal y los Sanuqurat, el nivel del partido es el mismo que el de cualquier duelo entre aficionados en otro rincón del mundo. Pero el fervor de los hinchas es grande.

Hamzy Abedy ni siquiera mira el partido. De espaldas al terreno, se encarga de organizar los cantos de los 25 miembros del clan Aqal.

Además del estatuto de la ciudad, el futuro del terreno de juego también preocupa a los palestinos, principalmente por el proyecto de construcción de una veintena de casas para familias judías en los alrededores, señala Aviv Tatarsky, de la ONG anticolonización Ir Amim.

Hamzy Abedy asegura que la decisión estadounidense de reconocer a Jerusalén como capital de Israel ha reforzado la determinación de los palestinos a quedarse.

«Las palabras de Trump se las lleva el viento, no puede borrarnos de la faz de la tierra», dice.

Los Aqal se imponen por 6-1. Mohamed finalmente autorizado a jugar, ha marcado un gol y dado dos asistencias. «El deporte es lo mejor para la unidad de los árabes», declara con un bebé en brazos.

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