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El agua: primer pulso entre pueblo y la derecha legislativa

Licenciada Norma Guevara de Ramirios

Amaneció el 5 de marzo del año pasado con mayoría legislativa de derecha y de inmediato se intentó cambiar el limite de la propiedad sobre la tierra para buscar la reconcentración que tuvieron  antes del decreto ejecutivo No 7 en 1979. Acto seguido una propuesta para privatizar el agua.

Pocos sectores se pronunciaron en contra de la reforma constitucional para reconcentrar la tierra, pero de momento la derecha legislativa se detuvo; más no así cuando se trataba del agua, se negaron a reconocer que la comisión de medio ambiente y cambio climático había discutido y aprobado cerca de 200 artículos de una ley de agua y le dieron iniciativa a una versión surgida del gremio empresarial.

La voz del pueblo se alzó en contra de la medida más cruda de esa mal llamada iniciativa para una “ley integral de agua”, se ha objetado especialmente lo relativo a la creación de la entidad rectora que aplicaría una ley de agua porque en esa propuesta de los partidos de derecha esa entidad quedaría en manos de privados que son al mismo tiempo usuarios interesados.

Pero ese proyecto de la derecha empresarial y política tiene otros aspectos igualmente perversos que tendrían serias repercusiones negativas para nuestra sociedad.

La oposición popular a una ley privatizadora y la campaña electoral para la presidencia de la república hicieron que en la Asamblea se detuviera el debate y hasta se realizaran maniobras que consistieron en juramentos de que nunca se privatizaría el agua,  hasta propuestas de reforma constitucional que de hacerse después de una ley privatizadora de nada serviría.

En las semanas anteriores al 3 de febrero, un vocero del partido que ganó la presidencia anunció que tenían acuerdos con diputados de ARENA para aprobar después de las elecciones un decreto de ley de agua con participación privada; ese tiempo ha llegado, la elección pasó, Bukele y Ulloa ya recibieron sus credenciales y como pueblo no debemos quedarnos a contemplar las operaciones de distracción mientras se prepara quitarle al pueblo el derecho de decidir sobre los usos diversos del agua.

Es hora de exigirle a la asamblea legislativa la pronta aprobación de una ley de agua como lo propuso el ministerio de medio ambiente después de consultas con las organizaciones comunitarias y ambientalistas, retomar la discusión de dos legislaturas. Eso es urgente.

Llama la atención el hecho de que algunos diputados se sumen a crear distractores en el debate público y empieza a hablar de reducir diputados, de crear partidos, de no invertir en edificios, de apoyar al presidente electo; y se les olvide que las presentes y futuras generaciones requieren que se preserve la soberanía sobre tan importante recurso, que se evite pues, privatizar el agua.

Ya es bastante crítica la situación caracterizada por los científicos como estrés hídrico, el anuncio de situaciones cambiantes que provocan la   pérdida de agua en nuestro subsuelo; como para pasar a poner en manos de comerciantes las decisiones del uso del agua y de los precios del agua.

Ha quedado claramente establecido que en la asamblea legislativa, solamente los y las diputados del FMLN defienden la aprobación de la ley general de agua, y   también ha quedado claro, que las marchas en contra del esquema privatizador impidieron hasta hoy las intenciones de la derecha legislativa. Sobre estas dos evidencias y el anuncio de privatizar después de las elecciones, debe movernos a movilizar el factor que sí puede impedir la privatización.

Los medios que tengamos al alcance para expresar nuestra  exigencia de una ley no privatizadora debemos utilizarlos todos y todas; la organización y movilización popular en defensa del agua están a la orden del día.

Que no nos engañen situando temas distractores, la información sobre la diferencia entre el proyecto de ANEP, apoyado por todos los grupos parlamentarios de la derecha y el proyecto presentado por el Ministerio de Medio Ambiente y las organizaciones populares debe ser objeto de debate en las aulas y en las comunidades; pues esta es y debe ser una batalla que libremos unidos. Para evitar que en el futuro se autoricen las explotaciones para fines comerciales a bajo costo y se impida el acceso al agua a los hogares de ingreso medio y bajo por la vía de los precios o porque la poco agua de que dispone el país se oriente a fines comerciales.

Dispongámonos a ganar esta batalla para evitar males mayores a las presentes y futuras generaciones.

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