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Dos grandes legados de interés general: Desmontaje de la dictadura y protección social universal

Licenciada Norma Guevara de Ramirios

El 15 de diciembre se celebra la promulgación de la Constitución vigente, ocurrida en medio del conflicto armado, en 1983, pero complementada con las reformas realizadas en 1991, por acuerdo entre el FMLN y el Gobierno de entonces con la mediación de las Naciones Unidas.

Es la reforma la que da solidez al Estado de Derecho que hoy vemos configurado en nuestra Carta Magna, la que dio independencia al órgano Judicial, al Tribunal Supremo Electoral, limitó el papel de la Fuerza Armada, creó la Policía Nacional Civil, desmontando así todo el aparataje de represión que existía.

Es esa reforma la que dio vida a la Procuraduría para la Defensa de los Derechos Humanos, creó el CNJ, otorgó el 6 % del presupuesto al órgano Judicial, y aseguró derechos de los partidos políticos para vigilar los procesos electorales.

Estas cuestiones -que no son las únicas de esa reforma- le dieron a nuestra Carta Magna un sentido democrático, que la hace merecedora de buenos comentarios por juristas de otras latitudes como encomiable es que en su origen se consignaran derechos económicos.

El Estado de Derecho es por eso exigible por nosotros, la ciudadanía; es criticable la violación al mismo por parte de las autoridades, cualesquiera que fueren, y ese es un legado de la lucha del pueblo encabezado en las décadas pasadas por el FMLN y el acompañamiento del FDR.

Siempre el FMLN criticó los incumplimientos, tanto a cualquier otro acuerdo de los firmados en enero de 1992, como las violaciones a la Constitución y en las esferas de gobierno temporal que le correspondió y corresponde ejercer representación popular, ha procurado que se amplíen los derechos de la ciudadanía.

Podemos mencionar a ese respecto, el derecho a la información, a una vida libre de violencia para las mujeres, a la participación de estudiantes, padres de familia y maestros en la administración de los centros educativos, los derechos de los jóvenes a un primer empleo, los presupuestos participativos en los municipios, la participación política de las mujeres en los cargos de elección popular y de la dirección de los partidos, los derechos de los trabajadores del sector público a sindicalizarse, el derecho a acceder a los servicios de salud sin pagar consulta ni medicamentos, y todo esto y más ha sido creado con impulso del FMLN.

Sí, es así. Esto y más.

Y desde el Ejecutivo, en los diez años de gobierno apareció el concepto de “protección social universal”, que acogió a todos los programas sectoriales para  evitar que los efectos de la crisis financiera y económica internacional de la época afectara a los más pobres, y luego a los programas que dan oportunidad de mejora a sectores importantes: Ciudad Mujer, pensión para adultos mayores de los municipios más pobres, entre otros.

Conmemorar la Constitución es importante, pero luchar porque se cumpla es más importante, y basado en ella defender las leyes creadas para ampliar los derechos de la ciudadanía es un deber de todas y todos los salvadoreños, que sabemos que la democracia es imperfecta, compleja, pero es mejor que la dictadura.

Cuando soplan los aires de dictadores y fanáticos, que como en la Alemania de los años 30 eligieron a Hitler, buscando el control totalitario del Estado y dominio de la sociedad, es bueno recordar que esos dos legados de la lucha popular del FMLN deben defenderse.

La derecha política y empresarial fue firme opositora de los gobiernos del FMLN, utilizó las facultades de otros órganos, como la CSJ, para limitar al Gobierno del FMLN, primero con regulaciones al presupuesto y luego quitando recursos; el actual Gobierno, por el contrario, ha tenido vía libre en sus presupuestos y en el endeudamiento, se niega a dar cuentas al pueblo y encima de eso denigra y persigue a los órganos de control, anula conquistas, como el cierre de información al pueblo.

Democracia, Estado de Derecho y sistema de protección universal con todos sus contenidos, no resuelven todas las necesidades acumuladas por siglos de desigualdad, pero son indispensables para avanzar. Ese legado defendido y ampliado debe ser un horizonte programático para los aspirantes a cargos de elección por el FMLN y de los sectores afectados por la pandemia y las amenazas que representa la consolidación de una dictadura con rostro civil.

El fascismo ascendió con elecciones, la dictadura militar cubría su cara con elecciones, pero los atributos de la libertad y la democracia conquistadas requieren de un verdadero estado social y democrático de derecho y de programas y políticas propias del sistema de protección universal.

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